Leer a amigas escritoras

Escrito por: LUCÍA EMMANUEL

Hace quince años yo era una lectora muy distinta a la de ahora. Han cambiado mis gustos e intereses, mis conocimientos literarios, el lugar desde el cual me acerco a los libros (como alguien que, además de leer, también escribe), pero, sobre todo, ha cambiado mi entorno.

Me doy cuenta cuando entro a una librería. Antes veía portadas, títulos, libros bien visibles sobre las mesa de novedades clasificados por géneros y otros hacinados en estanterías interminables, mis autores de referencia, y muchísimos autores desconocidos. Por aquel entonces todavía no hacía cursos de escritura y no conocía personalmente a ningún escritor.

Ahora en las librerías veo la portada de esa compañera que hizo el Máster de Narrativa un año después que yo y que ha publicado en una editorial que me encanta; o esa otra que lo hizo unos cuantos años antes y le han diseñado una portada espectacular. También la nueva colección de ese editor o editora al que presenté un proyecto durante un pitch literario; esa profesora majísima que es una monstrua de la literatura y publica un libro al año; o ese autor reconocido por sus columnas que en una ocasión nos dio una charla y que me regaló algún consejo de esos que se quedan contigo de por vida. Por un momento, los imagino a todos ahí reunidos, como en un coloquio, hablando durante horas interminables sobre literatura. Los saludo secretamente al coger su libro, leer detenidamente su contraportada. A veces hago un gesto imperceptible, un pequeño cabeceo, como si me los acabase de cruzar por la calle. Y luego se me escapa un “esta escritora es amiga mía” a la librera de turno mientras estoy comprando un libro.

Me pregunto si el término círculo literario es solo una expresión o tiene una historia particular. Me sorprende descubrir que tiene una entrada en la wikipedia. “Círculo literario es un pequeño grupo de escritores que se reúnen más por amistad y frecuentación habitual que por una causa literaria o estilo común”. Dado el complejo entramado de relaciones que se desarrollan en torno a la literatura, para mí esta definición se queda algo corta y creo que sería más apropiado utilizar el término en plural.

En los círculos literarios se va entrando progresivamente, es un multiverso que se conoce despacio. Creo que está formado por muchos círculos. A menudo los he imaginado como círculos concéntricos con unas normas específicas y una jerarquía clarísima según la cual estás más o menos dentro, más o menos arriba o abajo, a la derecha o a la izquierda. Pero en realidad creo que se asemeja más a un logo de las olimpiadas rebosante y desordenado, con círculos de todos los tamaños y colores.

Me gustan las presentaciones de libros porque es una forma de acotar, sino un círculo literario, al menos un grupo durante un espacio tiempo determinado. Es también una manera de ponerle cara a los autores y, salvo en esos espacios donde una tarima impone una frontera evidente, situarnos todos al mismo nivel. La mayoría de las librerías son pequeñas y los escritores no suelen mover masas como las estrellas del rock, así que puedes sentarte en primera fila y ver de cerca a ese autor o autora que tanto admiras. Entonces te das cuenta de que también tiene miedo, tiene sueños, hambre, problemas con el banco, nostalgia, un poco de pánico escénico y, a pesar de tener todos esos libros publicados, sigue buscando la felicidad. En definitiva, te das cuenta de que es tan humano como tú, aunque le hacías en círculo literario exclusivo e inaccesible.

Hace poco me pasó algo curioso en una presentación. Acudí a una de esas librerías pequeñas, una librería de Bilbao que para mí es un poco casa, para ver cómo presentaba su novela una amiga literaria con quien había coincidido en varias ocasiones e incluso recitado una vez con ella. Se trataba de Nerea Garrán, autora de Agua sobre agua, publicada recientemente en Tres hermanas. Lo curioso no fue acudir a la presentación de una amiga, eso me ha pasado muchas veces ya, sino que la persona que la presentaba era otra amiga: Ianire Doistua, autora en la misma editorial. Las tres hemos sido compañeras del Máster de Narrativa, aunque yo en una promoción distinta. De pronto tuve una sensación parecida a cuando estabas en el colegio y salía el profesor cinco minutos del aula y algún alumno tomaba la silla presidencial. Pero en esa librería no faltaba ningún maestro de ceremonias, porque las maestras eran ellas dos y no necesitaban de nadie. Mi visión de los círculos y las jerarquías literarias por un momento se vio trastocada. En ese momento me di cuenta: mis amigas están siendo literatura. 

Pero en este artículo me gustaría hablar de algo mucho más íntimo que las presentaciones y los círculos literarios: la lectura en soledad.

Si mi visita a las librerías se ha teñido de extrañeza desde que frecuento a escritores y escritoras, en estos últimos años en la lectura me están sucediendo cosas no menos extrañas. Aquello que siento cuando leo a personas que conozco, lo que me ocurre cuando leo los libros de mis amigas.

No sé si a vosotros os pasa, yo no lo puedo evitar. Cuando leo el libro de una amiga, escucho su voz en mi cabeza, como si esa amiga me estuviese leyendo su propio libro. Para mí es algo así como una experiencia de lectura premium. No solo porque en cualquier momento podría literalmente coger el teléfono y decirle “me has emocionado” o “me ha encantado esto” o “qué curioso esto otro” o “cómo se te ocurrió aquello”. Leer a una amiga es como conocer una capa mucho más profunda e íntima sobre ella, algo así como entrar en su alma literaria. Leer a una amiga es conocerla en toda su fuerza y su vulnerabilidad.

Además de oír su voz, mientras leo a una amiga puedo imaginarla curándose de algunas heridas mientras escribe, emocionándose al encontrar hallazgos propios en un día prolífico, cristalizando emociones profundas, llorando o riendo algún día al terminar una página,… puedo verla contenta y triste, obsesionada, con la fe más pura y la desesperanza más grande en el mismo texto aún sin dueño. Leer a una amiga es, en definitiva, reconocerla, con el conocimiento de la desnudez que exige la escritura y cuánto hay que dejarse la piel para sacar cualquier proyecto adelante.

Lo que más me gusta de leer a amigas es percibir esa magia que reconozco, ese ascua que tira y vuelve y no se extingue, te hace volver a la escritura y seguir adelante. Me gusta leerlas porque creo en ellas y en sus proyectos, que ya son libros, y aunque a veces el ritmo frenético de publicaciones pueda llegar a abrumarme y me haga preguntarme en qué círculo estoy yo, a qué círculo pertenezco, para mí los libros de amigas son alimento, proteína literaria, palabra de aliento, agua para despertar las propias ascuas.

¿Quieres escribir?

Online

Novela I

Novela Medio
Más información
Inicio: 27 de Feb
Convocatoria abierta
Videoconferencia

Stephen King, con Laura Fernández

Creatividad Iniciación
Más información
Inicio: 06 de Mar
Convocatoria abierta

Acerca de los autores

Lucía Emmanuel, profesora de Escuela de Escritores - IMG300 - fotografía de Ático 26

Lucía Emmanuel

Licenciada en Física y Máster en Cultura Científica e Innovación. Forma parte del equipo de Escuela de Escritores en el área de Informática. Imparte un Laboratorio de metáforas y fue alumna de la IX Promoción del Máster de Narrativa de Escuela de Escritores. En 2019 participó en el curso europeo de formación de profesorado de la EACWP. En 2021 publicó su primer poemario, Muro con buganvilla, con la editorial Amargord, reeditado en 2024 por Buenos Aires Poetry.

Más información
Jorge Corrales - IMG300

Jorge Corrales

Es Licenciado en Filología Hispánica y diplomado en Guion por la ECAM. En los últimos años ha desarrollado su actividad como escritor en redes sociales, donde acumula decenas de miles de seguidores. Cada viernes, los relatos que publica en su perfil personal se convierten en historias virales en Twitter. Entre 2012 y 2022 ha sido profesor de español y Escritura Creativa en la ciudad de Berlín.

Más información
Lara Coto, profesora de Escritura Creativa para Adolescentes en Escuela de Escritores - IMG570 - fotografía de Ático26

Lara Coto

Lara es la coordinadora del Departamento de Atención al Alumno. Forma parte del equipo de Escuela de Escritores desde 2017, donde se ha formado en cursos de Escritura Creativa, Relato Breve y Proyectos Narrativos. Desde 2021 imparte clases de Escritura Creativa para jóvenes y adultos. Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid.

Más información
Chiki Fabregat, fotografía de Isabel Wagemann- IMG2-675

Chiki Fabregat

Coordina el departamento de Literatura Infantil y Juvenil de la Escuela de Escritores. Ha publicado más de una docena de libros para infancia y adolescencia, entre los que destacan El cofre de Nadie, premio Gran Angular 2021, Recuérdame por qué he muerto, premio Torre del Agua 2023 o Un hada con el ala rota. También ha publicado, con la editorial Páginas de Espuma y Escuela de Escritores el manual Escribir Infantil y Juvenil.

Más información
Alejandro Marcos, fotografía de Isabel Wagemann- IMG2-675

Alejandro Marcos

Coordina el Itinerario Centauros más allá de Orión de literatura fantástica, ciencia ficción y terror, en el que imparte clases desde hace casi diez años. Ha publicado las novelas fantásticas El final del duelo, Vendrán del este (ambas con Orciny Press) y Cástor y Pólux (con Ediciones el Transbordador). En enero de 2024 la novela de terror La hora de las moscas con Plaza & Janés. Además ha participado en varios manuales de escritura de Páginas de Espuma y en varias antologías de relato fantástico.

Más información

Más información

Error: Formulario de contacto no encontrado.

Más información curso

    Compartir en