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Escrito por: ALEJANDRO MARCOS
Si eres un lector empedernido, de esos que disfrutan del silencio y la compañía de un libro, un buen café y un sillón cómodo, seguro que conoces dos fenómenos que nos ocurren a todos con la lista de lecturas pendientes.
El primero es la acumulación de libros sin leer. Lo que en Japón conocen como Tsundoku y del que ya os hablé en este artículo. Es un fenómeno inevitable y que, aún a día de hoy, controlo poco. Al menos, eso sí, he conseguido dejar de sentirme mal a medida que veo cómo crece la interminable lista de libros pendientes.
En otra ocasión os hablé también de la manera en la que se pueden crear las listas de lectura de manera eficiente según cada uno y de libros de teoría literaria o que podían ayudarnos en nuestra formación como escritores.
Pero nada de eso es de lo que os quiero hablar hoy, aunque está relacionado, evidentemente, como siempre que se habla de libros y de lecturas. Hoy me gustaría hablaros de las lecturas saltarinas.
Sé lo que estáis pensando acerca del nombre y estoy seguro de que podría haber encontrado otro nombre que sonara más técnico y más culto para describirlas, pero seguro que no sería tan gráfico. A veces un poco de ridiculez viene bien para explicar conceptos, que no os digan lo contrario.
Las lecturas saltarinas, como su propio nombre indica, son aquellas lecturas que se saltan completamente la lista de lecturas y pasan del fondo de la pila a tus brazos en un instante. Este fenómeno a veces provoca un poco de frustración, porque no es muy agradable ver cómo te miran constantemente los mismos libros desde la estantería sin ser leídos. A mí me genera un poco de ansiedad y a veces una sensación de obligación con los libros no leídos que no favorece nada mi disposición hacia ellos. De hecho, igual que he aprendido a convivir con mi afán acumulador de libros sin leer, he aprendido a ceder a mis deseos y a dejarme seducir por libros que no se encuentren en la cima de la pila. He descubierto que cuanto más me apetezca acercarme a un libro, más agradable se me hará la lectura y, probablemente, menos tiempo tarde en realizarla.
Todos tenemos libros saltarines y las razones por las que un libro se salte su turno en la pila de lectura son muy variadas.
Yo os comenté en una ocasión que si alguien de quien me fio en materia de lecturas me recomendaba un libro que yo tenía en la pila, este automáticamente ganaba puntos y subía muchos puestos en ella. Si dicho libro recibe dos recomendaciones seguidas, tiene muchas papeletas para convertirse en mi nueva lectura. Sobre todo, si es un libro corto. Los libros largos suelo reservarlos para el verano, tal y como también os conté en otro artículo.
Hay otras ocasiones en las que un libro saltarín nos asalta directamente desde la librería o la biblioteca. Bien porque lo hayamos descubierto al azar (me encantan esos descubrimientos, hacen que el libro gane muchísimos puntos) o bien porque no dejemos de pensar en él desde el momento en el que lo compremos. Antes no solía leer varios libros a la vez, aunque ahora he conseguido mezclarlos siempre que no pertenezcan al mismo género. Desde entonces, siempre que compro un libro, lo ojeo antes de colocarlo en la estantería. Si consigue engancharme, salta automáticamente a mis lecturas. Hago esto, sobre todo, porque, al final, a pesar de descubrir algunos libros, resulta que era el último en leerlos y llegaba a la lectura con muchas ideas preconcebidas formadas por todos aquellos que te han recomendado el libro (o por aquellos que lo han criticado). La mayoría de las veces que un libro se salta la pila directamente de la librería es por ese afán de descubrimiento, de llegar totalmente virgen al libro.
Evidentemente, también hay veces en las que nos tendremos que saltar la pila de pendientes por obligación. Ya sea por estudios o por trabajo. Digamos que, en este caso, los libros no es que sean muy saltarines por sí mismos, casi mejor podríamos decir que son libros empujados. Y como todo libro empujado, se suele coger de bastante mala gana. Yo, personalmente, siempre que me salto la pila por un motivo así, tardo mucho más en acabarme el libro. Imagino que será porque siempre que me acerco a él para retomarlo, aunque me esté gustando mucho, lo hago con un pequeño sentimiento de obligación al que siempre me rebelo de manera inconsciente.
Otros motivos más agradables para empezar un libro que no estaba entre los próximos en tu pila son, por ejemplo, un club de lectura o una lectura conjunta con algún amigo. El placer de poder comentar el libro entre varias personas mientras se va leyendo, sin duda suma muchos puntos y hace que dicha lectura escale muchas posiciones.
También podemos saltarnos la cola por un cumpleaños, un regalo de Navidad o una edición especial que llevábamos mucho tiempo esperando. En cuanto a excusas para saltarnos la pila, los lectores somos todos unos expertos.
Como buen escritor tópico que soy, empleo cualquier excusa para hablaros de libros. En otra ocasión también podremos hablar de la fascinación atrayente que ejercen las librerías y las bibliotecas en nosotros y cómo funcionan como un fenómeno físico incomprensible. Un segundo dentro de una librería equivale, más o menos, a media hora en el mundo real.
Escribir este artículo me ha dado muchas ganas de darme un paseo por la estantería donde tengo los libros pendientes y elegir uno, sentir la emoción de leer por primera vez unas frases, encontrarte con un narrador, unos personajes, una historia… Si he conseguido que vosotros sintáis las mismas ganas, adelante, convertid este artículo en una excusa más para saltaros la pila de pendientes y daros un capricho. Si lo hacéis, no dejéis de pasaros por los comentarios y contarnos cuál ha sido el libro elegido.
Coordina el Itinerario Centauros más allá de Orión de literatura fantástica, ciencia ficción y terror, en el que imparte clases desde hace casi diez años. Ha publicado las novelas fantásticas El final del duelo, Vendrán del este (ambas con Orciny Press) y Cástor y Pólux (con Ediciones el Transbordador). En enero de 2024 la novela de terror La hora de las moscas con Plaza & Janés. Además ha participado en varios manuales de escritura de Páginas de Espuma y en varias antologías de relato fantástico.
Más informaciónCoordina el departamento de Literatura Infantil y Juvenil de la Escuela de Escritores. Ha publicado más de una docena de libros para infancia y adolescencia, entre los que destacan El cofre de Nadie, premio Gran Angular 2021, Recuérdame por qué he muerto, premio Torre del Agua 2023 o Un hada con el ala rota. También ha publicado, con la editorial Páginas de Espuma y Escuela de Escritores el manual Escribir Infantil y Juvenil.
Más informaciónRedactor de nuestro canal de Twitter. Es Licenciado en Filología Hispánica y diplomado en Guion por la ECAM. En los últimos años ha desarrollado su actividad como escritor en redes sociales, donde acumula decenas de miles de seguidores. Cada viernes, los relatos que publica en su perfil personal se convierten en historias virales en Twitter. Entre 2012 y 2022 ha sido profesor de español y Escritura Creativa en la ciudad de Berlín.
Más informaciónLara es la coordinadora del Departamento de Atención al Alumno. Forma parte del equipo de Escuela de Escritores desde 2017, donde se ha formado en cursos de Escritura Creativa, Relato Breve y Proyectos Narrativos. Desde 2021 imparte clases de Escritura Creativa para jóvenes y adultos. Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid.
Más informaciónNació en Brasil en 1981, y reside en Madrid. Es diplomada en Guion por la ECAM y forma parte de Escuela de Escritores, donde imparte clases desde 2004. Su libro de relatos, El cuerpo secreto, fue publicado en Páginas de Espuma en 2015. Como escritora forma parte del proyecto CELA (2017-2019) y de la lista Bogotá 39 seleccionada por el Hay Festival (Bogotá39-2017).
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