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Escrito por: ALEJANDRO MARCOS
Cuando escribo estas líneas llevo 20 días teletrabajando desde casa debido a la cuarentena y al confinamiento por el Coronavirus en España. Sí, me temo que este es un artículo sobre la cuarentena y el confinamiento. Lo siento.
Pero, espero, no va a ser otro artículo más. No me interesa enseñaros (como si pudiera hacer tal cosa) a gestionar vuestro tiempo o vuestras emociones para ser más productivos y para poder arañar ratos y espacios a la familia y escribir. No. Este es un artículo, de hecho, generado en contra de esos artículos. En contra de la productividad.
Al comienzo de la cuarentena vi muchos artículos y muchas publicaciones en redes sociales que animaban a aprovechar el tiempo libre y escribir, realizar una especie de NaNoWiMo, pero en abril. Ya sabéis que yo no soy muy partidario de este tipo de maratones porque suelen provocar mucha ansiedad y expectativas en el escritor que llevan, casi siempre o muchas veces, a la frustración y a no cumplir los objetivos planteados.
También vi otros tuits en los que, para animar a escribir o para tratar de animar a la gente, supongo, se recordaba que tanto Shakespeare como Newton realizaron grandes trabajos estando confinados por una cuarentena. Se dice, también, que Cervantes comenzó el Quijote estando encarcelado. Y la gente lo retuiteaba. No suelo responder en las redes sociales porque creo que es igual de efectivo que gritar por una ventana a los pájaros, pero en aquella ocasión no pude resistirme porque ya intuía el clima que se estaba generando y que ha provocado, en ciertas personas cercanas, de nuevo la frustración.
Si necesitas un artículo o un post que te diga que no seas productivo, este es el sitio adecuado. Voy a tratar de explicar porque, para mí, ese otro tipo de post pro-productividad me parecen dañinos cuando son demasiado insistentes:
Punto número uno: No hace falta ser productivo las veinticuatro horas del día. Se puede estar sin hacer nada, sentado en el sofá, mirando al techo. Y está bien. No eres peor persona por ello. No estás desaprovechando el tiempo. Estamos encerrados, no podemos permanecer siempre productivos o siempre haciendo algo. El contenido cultural para la cuarentena es sobrecogedor y desborda a cualquiera. No se trata de hacerlo todo, se trata de pasar esto lo mejor posible. Disfruta lo que haces o no lo hagas. Ya se encargará la cuarentena de poner a prueba tu capacidad de tensión.
Punto número dos: Cuando esto acabe, no hace falta que tengas una novela escrita. Yo estoy escribiendo mucho más de lo normal, pero no estoy escribiendo todo lo que podría ni me estoy forzando a hacerlo. Sigo respetando mis fines de semana, mis horas de descanso, mis horarios laborales. No soy una máquina. No tengo por qué ser productivo y escribir todo el tiempo. También leo más y juego a videojuegos, cosa que antes casi no podía hacer. Y eso está bien.
Punto número tres: Aunque escribas, no esperes escribir El rey Lear. Ya ha habido un Shakespeare y ya escribió la historia del rey Lear. Si aspiras a escribir eso, ya te aseguro que vas a salir decepcionado de la cuarentena y vas a sentir, de nuevo, que no has aprovechado el tiempo, que no has sido productivo. No. Muchas veces no. Nunca vas a
Hago mucho hincapié a lo largo del artículo en la frustración. Lo sé. Bueno, no solo en el artículo. Hablo mucho de la frustración y las expectativas. Soy consciente y no me importa repetirme porque es algo muy importante. La escritura es algo muy personal y deberíamos escribirla con nosotros mismos, no a pesar de nosotros mismos. Debería ser un ejercicio de expresión propia y personal, no un punto de comparación con otros escritores. Por eso soy a veces tan crítico con las redes sociales y los escritores. Una cosa es compartir tu trabajo y otra compararse con los demás. Sí, la teoría es muy bonita, pero, ¿es posible hacer esa distinción o el inconsciente siempre va a compararse con otros hagamos lo que hagamos? Da igual. Si no podemos evitar las comparaciones, y estas nos hacen daño, ¿por qué exponernos a situaciones que las faciliten?
Además, no olvidemos que la frustración es el alimento favorito del síndrome del impostor. Y si entramos en el síndrome del impostor ya tenemos para otros dos artículos.
Con este artículo no pretendo nada más que daros (darme) la libertad de no ser productivos. De descansar, de perder el tiempo, de leer, de mirar por la ventana. Todo está bien siempre que te ayude a ti. Olvidaos de objetivos, de números de palabras. Mantener una rutina más o menos estable te va a ayudar, por supuesto, pero una cosa es una rutina y otra cosa un castigo o una imposición. La rutina debe ser saludable y debe ser tuya. No impuesta desde fuera por una comparación. Escribe si quieres, no escribas si no quieres. Yo te libero con mi varita mágica.
Como curiosidad, el título del artículo hace referencia a la película Danzad, danzad, malditos de 1969. La película se basa en el libro ¿Acaso no matan a los caballos? de Horace McCoy (1935) y que es totalmente recomendable. Libro de género negro muy corto, con una crítica social estupenda, ambientado en un concurso/maratón de baile y protagonizado por una pareja algo escasa de dinero. Gente obligada a bailar por las circunstancias, ¿a qué me recuerda eso?
ser Shakespeare porque no debes ser Shakespeare. Y tratar de serlo (de ser cualquier otro escritor, de compararse con los demás en realidad), solo va a traerte más frustración y dolor.
Punto número cuatro: La cuarentena es dura, es difícil. Es importante reconocerlo. Somos personas, a veces no podemos con todo y está bien. Los mensajes positivos por las redes a veces pueden hacer daño, parece que hay que estar siempre feliz, que hay que estar siempre conforme con la situación. Y no. Hay que expresar los sentimientos, incluso si son negativos (especialmente me atrevería a decir). Esta situación no es una situación elegida por nadie. Trata de llevarla como mejor puedas tú sin pensar en lo que los demás van a decir sobre tu gestión del tiempo. No tienes que rendirle cuentas a nadie sobre tu tiempo libre cuando todo esto acabe, pero sí que vas a tener que convivir contigo mismo después de esto.
Coordina el Itinerario Centauros más allá de Orión de literatura fantástica, ciencia ficción y terror, en el que imparte clases desde hace casi diez años. Ha publicado las novelas fantásticas El final del duelo, Vendrán del este (ambas con Orciny Press) y Cástor y Pólux (con Ediciones el Transbordador). En enero de 2024 la novela de terror La hora de las moscas con Plaza & Janés. Además ha participado en varios manuales de escritura de Páginas de Espuma y en varias antologías de relato fantástico.
Más informaciónCoordina el departamento de Literatura Infantil y Juvenil de la Escuela de Escritores. Ha publicado más de una docena de libros para infancia y adolescencia, entre los que destacan El cofre de Nadie, premio Gran Angular 2021, Recuérdame por qué he muerto, premio Torre del Agua 2023 o Un hada con el ala rota. También ha publicado, con la editorial Páginas de Espuma y Escuela de Escritores el manual Escribir Infantil y Juvenil.
Más informaciónRedactor de nuestro canal de Twitter. Es Licenciado en Filología Hispánica y diplomado en Guion por la ECAM. En los últimos años ha desarrollado su actividad como escritor en redes sociales, donde acumula decenas de miles de seguidores. Cada viernes, los relatos que publica en su perfil personal se convierten en historias virales en Twitter. Entre 2012 y 2022 ha sido profesor de español y Escritura Creativa en la ciudad de Berlín.
Más informaciónLara es la coordinadora del Departamento de Atención al Alumno. Forma parte del equipo de Escuela de Escritores desde 2017, donde se ha formado en cursos de Escritura Creativa, Relato Breve y Proyectos Narrativos. Desde 2021 imparte clases de Escritura Creativa para jóvenes y adultos. Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid.
Más informaciónNació en Brasil en 1981, y reside en Madrid. Es diplomada en Guion por la ECAM y forma parte de Escuela de Escritores, donde imparte clases desde 2004. Su libro de relatos, El cuerpo secreto, fue publicado en Páginas de Espuma en 2015. Como escritora forma parte del proyecto CELA (2017-2019) y de la lista Bogotá 39 seleccionada por el Hay Festival (Bogotá39-2017).
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