Escrito por: JORGE CORRALES
Hace unas semanas la autora Carme Riera, letra n de la Real Academia Española, visitó a los alumnos del Máster de Narrativa. Como siempre soy un poco cotilla, me colé en la charla para disfrutar de las experiencias de una escritora con mucha carrera a sus espaldas. Entre las cosas que aconsejó a los alumnos algo muy alejado de la habitual cháchara metafísica que utilizamos los autores para hablar de la literatura. La recomendación es sencilla de resumir, pero compleja de llevar a cabo: elegir un buen título para el libro.
Y digo que es compleja, porque muchas veces no está en nuestra mano poder encontrar las palabras que resuman en un instante, todo lo que hemos volcado en cientos de páginas. No sé si yo he elegido buenos nombres para mis novelas, pero me gustaría dar un par de consejos para la gente que esté en el proceso de encontrar un título para su libro.
El primero de ellos lo dio la propia Carme Riera y viene con una historia detrás. Ella reconoció que uno de los títulos que más orgullo le daban en su carrera era El último azul. Pero, al momento, reconoció que no era suyo. Un día estaba en la playa cuando escuchó a dos señoras que estaban conversando detrás de ella. Una preguntó por el marido de la otra y ella le respondió que estaba nadando.
—¿Dónde?
—Allí, en el último azul.
Se refería a la parte más alejada de la marea que aún continuaba siendo de color azul antes de pasar al tono más oscuro y verde del océano abierto. Riera escuchó aquella frase, el último azul, y le pareció tan bonito que decidió adoptarlo como título para su siguiente novela, introduciéndolo como un concepto que utiliza uno de los personajes.
Por lo tanto, el primer consejo es el siguiente: tener los oídos bien abiertos. Cuando estamos sumergidos en el proceso creativo, tenemos el detector de hallazgos a máximo rendimiento y muchas veces es el exterior el que nos da la respuesta para cerrar esa escena o, también, para dar un título a nuestra historia.
Umberto Eco decía que solo existe un título que totalmente fidedigno a lo que el lector va a encontrar dentro de las páginas y es llamar al libro con el nombre del protagonista. Así no engañas a nadie, pero no suele ser lo más atrayente. Hace poco conversé con los editores de una novela que me encanta, pero que no funcionó tan bien como esperaban y lo achacaron al título, el nombre del protagonista. Según ellos, no ofrecía un ancla para que el lector supiera de qué trataba esa historia. Así que lo ganamos en verosimilitud, lo perdemos en esperanzas.
Y ese creo que es uno de los temas más importantes. Para mí, el título es una promesa. Le ofrecemos, a quien pase por delante de nuestra portada, una idea de lo que encontrará dentro. Es algo así como dirigir con palabras la temática, el género o el estilo que encontrará dentro. Para esto sirve mucho fijarse en referentes que se puedan parecer a nuestro tipo de libro. Por ejemplo, si vamos a escribir una novela negra, podemos fijarnos en títulos como La Dalia Negra o Mystic River. Suenan oscuros, misteriosos, compenetrados con lo que vamos a leer. Jamás se nos ocurriría llamar a una novela de misterio: Un helado de limón sabroso. A no ser que juguemos a la contra de las expectativas, este título no suena para nada a algo oscuro y misterioso.
Algo que sí que recomiendo mucho y que siempre hago en todos mis proyectos es lo siguiente: nunca titular una historia desde el principio. En muchas ocasiones el título ha aparecido en mitad de la escritura. Creo que no soy el único escritor que se ha enamorado de un diálogo o de una frase que sale de forma espontánea, sin racionalizarlo mucho, pero que es capaz de resumir muchos conceptos en pocas palabras. Cuando ya tenemos un título elegido antes de empezar a escribir, es muy difícil modificarlo y, además, nuestro radar para elegir la frase perfecta no funciona con tanta precisión.
Es cierto, que en muchas ocasiones tenemos que presentar un proyecto en proceso y tenemos que darle un título. Yo, en estas ocasiones, recomiendo ser muy obvio, tan obvio que no pueda ser el título final. Por ejemplo, si estamos escribiendo una historia sobre una pareja, podemos llamarlo: La historia de una pareja (título provisional). No es especialmente atractivo (o sí, qué sé yo), pero deja claro para futuros editores o interesados de qué trata la historia.
Otra forma de encontrar un título es robarles a otros autores frases, versos o citas de sus libros. Cabe recordar que uno de los mejores títulos de la historia, The Heart is a Lonely Hunter, en su versión española El corazón es un cazador solitario, de Carson McCullers es en realidad un préstamo que la escritora tomó del poeta William Sharp. Uno de los editores, después de leer un primer tratamiento del proyecto, le recomendó a McCullers que leyera ese poema, porque le recordaba mucho a lo que ella quería contar. Al leerlo, la escritora norteamericana decidió que ese verso condensaba mucho mejor todo lo que quería contar que el anterior título: El mudo.
Por último, quería desaconsejar algo, por lo que a lo mejor has llegado hasta esta entrada del blog, no elegir un título por ventajas de marketing. Muchas veces se piensa que existen determinadas palabras que venden más o que atraen a más público y se eligen títulos por ello. En mi opinión, esto es un error. La elección del nombre de la obra forma parte de la obra en sí, es decir, es un paso más del proceso creativo. La creatividad no se nutre del seo de Google, ni de las estadísticas, el título que elijamos debería ser un parte orgánica de lo que escribamos. Los títulos buenos son aquellos que se acoplan como una vaina a nuestro libro. Es mejor conseguir un nombre que concentre nuestra idea del libro, que conseguir un título con mucho marketing que no diga nada de lo que queremos.
Esto último me recuerda algo que leí sobre los nombres de los niños. En los años 90, Samantha era el tercer nombre más elegido para las niñas en Estados Unidos por determinados fenómenos televisivos. Hoy en día, ocupa un puesto en el vagón de cola. Samantha es un nombre que se reconoce a un tiempo y que ha pasado de moda.
Por favor, no elijas un nombre Samantha para tu libro, haz que tenga vida propia.
Es Licenciado en Filología Hispánica y diplomado en Guion por la ECAM. En los últimos años ha desarrollado su actividad como escritor en redes sociales, donde acumula decenas de miles de seguidores. Cada viernes, los relatos que publica en su perfil personal se convierten en historias virales en Twitter. Entre 2012 y 2022 ha sido profesor de español y Escritura Creativa en la ciudad de Berlín.
Más informaciónLara es la coordinadora del Departamento de Atención al Alumno. Forma parte del equipo de Escuela de Escritores desde 2017, donde se ha formado en cursos de Escritura Creativa, Relato Breve y Proyectos Narrativos. Desde 2021 imparte clases de Escritura Creativa para jóvenes y adultos. Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid.
Más informaciónCoordina el departamento de Literatura Infantil y Juvenil de la Escuela de Escritores. Ha publicado más de una docena de libros para infancia y adolescencia, entre los que destacan El cofre de Nadie, premio Gran Angular 2021, Recuérdame por qué he muerto, premio Torre del Agua 2023 o Un hada con el ala rota. También ha publicado, con la editorial Páginas de Espuma y Escuela de Escritores el manual Escribir Infantil y Juvenil.
Más informaciónLicenciada en Física y Máster en Cultura Científica e Innovación. Forma parte del equipo de Escuela de Escritores en el área de Informática. Imparte un Laboratorio de metáforas y fue alumna de la IX Promoción del Máster de Narrativa de Escuela de Escritores. En 2019 participó en el curso europeo de formación de profesorado de la EACWP. En 2021 publicó su primer poemario, Muro con buganvilla, con la editorial Amargord, reeditado en 2024 por Buenos Aires Poetry.
Más informaciónCoordina el Itinerario Centauros más allá de Orión de literatura fantástica, ciencia ficción y terror, en el que imparte clases desde hace casi diez años. Ha publicado las novelas fantásticas El final del duelo, Vendrán del este (ambas con Orciny Press) y Cástor y Pólux (con Ediciones el Transbordador). En enero de 2024 la novela de terror La hora de las moscas con Plaza & Janés. Además ha participado en varios manuales de escritura de Páginas de Espuma y en varias antologías de relato fantástico.
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