Escrito por: MARÍA JOSÉ CODES
Nuestros escritos nacen sin ser requeridos, sin ser indispensables. Nacen por nacer, como diría Voltaire, excediendo lo necesario. Y se nos imponen a las personas que los escribimos. Sin embargo, a veces, muy raras veces, los libros pueden tener consecuencias impredecibles que podrían llegar a considerarse quasi útiles.
En junio de 2023 publiqué una novela cuyo punto de partida era la agresión de un grupo de bateadores ultraderechistas a unos jóvenes universitarios, ocurrida en el Parque del Retiro de Madrid, en el Madrid turbulento de 1979. El crimen estaba inspirado en el asesinato de un amigo de mi época universitaria: José Luis Alcazo, a quien todos llamábamos ‘Josefo’, como el historiador hebreo.
Conocí a Josefo a través de una amiga común que nos reunió para cantar en una boda. Después de los ensayos, solíamos recorrer los bares de la Moncloa donde tomábamos cañas, charlábamos y, con frecuencia, perdíamos la noción del tiempo. Mantuvimos nuestra amistad durante los años de facultad, hasta que ese fatídico 13 de septiembre recibí la llamada de una amiga que me comunicó, conmocionada, que a Josefo lo habían matado en el Retiro «a palos». Era la noticia más brutal que me habían dado jamás. Inesperada, incomprensible y dolorosa.
Partiendo de la memoria de mi amigo inolvidable, decidí volcar mis recuerdos, dudas y sentimientos en una novela. Construí la historia de una serie de personajes, relacionados entre sí por medio de vínculos fortuitos. Personajes que llevaban vidas ajenas, en apariencia, y que debían lidiar además con sus propios conflictos de convivencia, morales, familiares, amorosos o de identidad.
La novela no pretendía ser una crónica del crimen de Josefo (Claudio), aunque este hecho dramático fuese el hilo conductor de la narración. Tampoco pretendía esclarecer dudas ni llegar a conclusiones sobre aquel asesinato deplorable, sino plantear un escenario hipotético y ficticio de los acontecimientos.
Cuando publiqué A corta distancia no esperaba que suscitase un interés político además de literario. Es cierto que en los agradecimientos escribí que la novela pretendía honrar el recuerdo imborrable de José Luis Alcazo Alcazo, asesinado en Madrid, y que al hacerlo dejaba claro que ese personaje existía y formaba parte troncal de la novela. Sin embargo, no imaginaba que los medios se hiciesen eco de este hecho, pero así fue.
También me escribieron algunas personas desconocidas, vinculadas a aquel suceso, de una manera u otra. Personas comprometidas y valiosas con las que aún me mantengo en contacto como Félix, de la Asociación Vecinal de Retiro Norte, que me explicó que llevaban años reivindicando este crimen, silenciado durante tantos años. O como, Marc Aureli Muñoz –hermano de Gustau Muñoz, asesinado por la Policía en 1978, a sus dieciséis años, tras una manifestación por el Día de Catalunya– que me contactó, a través de la editorial en su calidad de miembro del Colectivo Por Los Olvidados De La Transición. Según esta plataforma, me explicó Marc, en el periodo comprendido entre 1975 y 1982, además de los cientos de execrables actos terroristas de ETA, se registraron otras doscientas víctimas cuyos agresores se oponían al modelo de transición que se iba gestando en el país.
e=»font-weight: 400;»>Recibí también, a través de Twitter, un mensaje de Esther Puisac Nogarol, una periodista de investigación, nacida en Albero Bajo, en Huesca, el pueblo de mi amigo. En el mensaje me decía, entre otras cosas: «…Lo mataron cuando tenía tres años y su historia me ha acompañado toda la vida. Soy periodista y pude contar lo sucedido en TV».
Por mi parte, contacté con Mariela Quiñones, hija del famoso escritor Fernando Quiñones, la única de las integrantes del grupo agredido a quien conocía algo mejor, ya que éramos de la misma promoción en la facultad. Mariela, me abrió las puertas de su casa en Cádiz y pasamos cinco días inolvidables, entre recuerdos, cariños, risas y presentaciones. Desde aquel encuentro somos y seguiremos siendo grandes amigas.
Aún no he mencionado que, desde el principio, intenté ponerme en contacto con la familia de Josefo, para explicarles de viva voz mi intención al recrear el asesinato de José Luis. Después de algunas gestiones me facilitaron el móvil de uno de los sobrinos de mi amigo. Le llamé un par de veces por teléfono, pero no logré comunicar con él. Al final, decidí presentarme y poner por escrito en un mensaje todo lo que me parecía necesario que supiera, en caso de que oyese hablar de la novela.
En diciembre del año pasado recibí su respuesta. En ella me comunicaba que el sentir general de toda la familia era que el tema estaba tratado en la narración de manera acertada y respetuosa, por lo que me mandaba su agradecimiento. También me comunicaba, emocionado, que le habían informado de que pronto se instalaría una placa conmemorativa en el Retiro de Madrid, en homenaje a su tío; que en cuanto le concretasen la fecha me lo haría saber y que sería agradable que coincidiésemos allí.
Y sucedió. Nos conocimos y nos abrazamos con calidez.
El viernes 31 de enero, a las 12:30 de la mañana, se descubrió la placa conmemorativa de la muerte de Josefo, sobre un monolito situado cerca de la Biblioteca Eugenio Trías. Fue un acto breve, con discursos emotivos y una ofrenda floral. Aquel día, tantos años después de su muerte, nos congregamos algunas decenas de personas, entre familiares y amigos, para recordar a José Luis Alcazo.
En aquellos momentos, aunque no existía ninguna certeza de ello, quise creer que la publicación de mi novela había contribuido modestamente al «ruido» reivindicativo que había derivado, por fin, en la instalación del monumento en recuerdo de su muerte.
Creo que algunas de las historias «inútiles» que escribimos, pueden llegar a tener sus efectos colaterales. La literatura no es uno de esos utensilios que menciona Ordine en su manifiesto: ni el martillo, ni la llave inglesa ni el cuchillo. Se parece más bien a un árbol que transmite vida cuando lo abrazas, un árbol magnánimo que, en ocasiones, nos regala algún fruto real, inesperado y emocionante. Porque la poesía –y la literatura, por extensión– es «un arma cargada de futuro», como dijo Gabriel Celaya.
Historiadora del arte y fotógrafa. Máster de Escritura Creativa por la ELDM. Autora de las novelas Los intactos (Premio Juan March de Novela Breve), La peluca de Franklin, Control remoto (Premio Río Manzanares de novela, finalista del Premio Tigre Juan de novela), Control remoto (X Premio Río Manzanares) y de La azotea (Premio Cáceres de novela corta). Ha sido finalista en los Premios Nadal y Tusquets de novela. Colabora con el Instituto Cervantes y escribe para las revistas Ámbito Cultural, Turia, Revista de Letras, El genio maligno y La manzana poética.
Más informaciónCoordina el Itinerario Centauros más allá de Orión de literatura fantástica, ciencia ficción y terror, en el que imparte clases desde hace casi diez años. Ha publicado las novelas fantásticas El final del duelo, Vendrán del este (ambas con Orciny Press) y Cástor y Pólux (con Ediciones el Transbordador). En enero de 2024 la novela de terror La hora de las moscas con Plaza & Janés. Además ha participado en varios manuales de escritura de Páginas de Espuma y en varias antologías de relato fantástico.
Más informaciónCoordina el departamento de Literatura Infantil y Juvenil de la Escuela de Escritores. Ha publicado más de una docena de libros para infancia y adolescencia, entre los que destacan El cofre de Nadie, premio Gran Angular 2021, Recuérdame por qué he muerto, premio Torre del Agua 2023 o Un hada con el ala rota. También ha publicado, con la editorial Páginas de Espuma y Escuela de Escritores el manual Escribir Infantil y Juvenil.
Más informaciónLicenciada en Física y Máster en Cultura Científica e Innovación. Forma parte del equipo de Escuela de Escritores en el área de Informática. Imparte un Laboratorio de metáforas y fue alumna de la IX Promoción del Máster de Narrativa de Escuela de Escritores. En 2019 participó en el curso europeo de formación de profesorado de la EACWP. En 2021 publicó su primer poemario, Muro con buganvilla, con la editorial Amargord, reeditado en 2024 por Buenos Aires Poetry.
Más informaciónEs Licenciado en Filología Hispánica y diplomado en Guion por la ECAM. En los últimos años ha desarrollado su actividad como escritor en redes sociales, donde acumula decenas de miles de seguidores. Cada viernes, los relatos que publica en su perfil personal se convierten en historias virales en Twitter. Entre 2012 y 2022 ha sido profesor de español y Escritura Creativa en la ciudad de Berlín.
Más informaciónLara es la coordinadora del Departamento de Atención al Alumno. Forma parte del equipo de Escuela de Escritores desde 2017, donde se ha formado en cursos de Escritura Creativa, Relato Breve y Proyectos Narrativos. Desde 2021 imparte clases de Escritura Creativa para jóvenes y adultos. Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid.
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