El abuso de las comparaciones en narrativa

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Escrito por: ALEJANDRO MARCOS

Hoy os traemos un artículo que espera ayudar a la hora de mejorar el estilo de vuestros escritos. Ya hemos visto en otras semanas cómo trabajar con las palabras comodín o con los adverbios acabados en mente. Esta semana, vamos a hablar del uso de las comparaciones.

Blog de escritura de Escuela de Escritores, con Lara Coto, Alejandro Marcos, Chiki Fabregat, Jorge Corrales y Mariana Torres

Para empezar, como siempre, comenzaremos definiendo qué es una comparación. Se trata de un recurso narrativo en el que se igualan dos o más elementos que comparten alguna cualidad con una intención poética o narrativa. Se genera con la siguiente estructura: A como B.

Es una técnica muy usada en narrativa y, en teoría, no es perjudicial en sí misma. Como todo en literatura, dependerá de nuestras intenciones y de la manera en la que usemos el recurso.

Las comparaciones son, además, el primer paso para las metáforas y los símbolos. Pasar de: Tus dientes son como perlas a Tus dientes son perlas a Las perlas de tu boca. Sin embargo, al ser ese primer paso, la comparación da impresión, sobre todo si se abusa de ella, de dejadez, pereza de escritor. Da la sensación de que no hemos querido profundizar en esa imagen porque no hemos sido capaces o porque no queríamos dedicarle tiempo a nuestro texto.

Es cierto que no da la misma mala impresión que los lugares comunes o que el abuso de adjetivos antepuestos, pero para el ojo entrenado puede ser una muestra parecida de escritura principiante.

Gonzalo Moure en su libro «Por qué llora la maestra» cita lo que decía Azorín sobre el uso del «como»: «evadir la dificultad; es algo primitivo, infantil, una superchería que no debe emplear ningún artista». Tal y como dice Moure en el libro, quizás Azorín fuera un poco exagerado en este aspecto, pero no le faltaba razón.

Es decir, que no se trata de desterrar las comparaciones de nuestro texto, sino de buscarlas y preguntarnos si son necesarias y, sobre todo, si podemos cambiarlas por otras imágenes más personales y, por lo tanto, más potentes. Gonzalo Moure reproduce un par de ejemplos que son bastante ilustrativos. En el propio ejemplo de las perlas que hemos puesto arriba, obviando que es un enorme lugar común, coincidiremos en que cualquiera de las dos imágenes siguientes a la comparación, son mejores que esta.

Por lo tanto, no se trata tanto de que la comparación sea algo malo, sino de que es posible hacerlo mucho mejor. De ahí lo que comentábamos antes de que suele ser un indicio solo para el ojo entrenado. A un lector aficionado es posible que el exceso de comparaciones no le sonase del todo mal.

Ojo, habrá ocasiones en las que habremos dado con la imagen que buscábamos a la primera empleando una comparación. No hay que desdeñar esos hallazgos y cargarnos una imagen potente y, sobre todo, eficaz, porque tenga una comparación. Por eso siempre insisto en que es importante conocer las herramientas de la escritura, para que eso os otorgue un criterio personal que os ayude a elegir llegado el momento. Sé que esto es una comparación, pero la dejo conscientemente porque me funciona para el propósito que estoy buscando.

Aún recuerdo lo mucho que me enfadé cuando mis profesores me dijeron, al terminar mi primera novela, que había un exceso de comparaciones que empobrecían el lenguaje. ¿Cómo podían saberlo?, si ni siquiera había usado ninguna comparación adrede en el texto. Se estarían excusando en eso para quitarme puntos (era un trabajo final). Después de la ira, cogí el procesador de texto e hice una búsqueda sencilla de la palabra «como». No os podéis imaginar mi cara cuando vi el resultado y fui consciente de que había usado las comparaciones al menos una vez en cada página de mi texto.

Bien es verdad que nunca más he vuelto a realizar esa búsqueda ni creo que sea necesario eliminar todas las comparaciones de un texto (ni todos los adverbios acabados en mente), pero sí que tengo mucho más cuidado a la hora de trabajar con las comparaciones. Al menos ahora soy consciente de su uso y puedo controlarlas en el proceso de revisión.

Porque ese es otro aspecto importante de todo este artículo. Creo que esto es algo que hay que tener en cuenta únicamente en el proceso de revisión. Si lo hacemos durante la escritura, como siempre os digo, podríamos acabar bloqueados. Sabiendo que es recomendable sustituir las comparaciones, podremos detectarlas y buscar soluciones cuando estemos revisando la obra.

Al principio cuesta buscarles sustitutos, lo sé de buena tinta, pero es verdad que el brillo del texto cambia completamente. Os recomiendo probarlo con algún texto corto que tengáis y observar el resultado después.

Para eliminarlas, podéis sustituirlas por adjetivos siempre que sea posible (dientes perlados), o dar un paso más en la construcción de la metáfora y eliminar directamente el «como» tal y como hemos hecho antes en el ejemplo o, mejor aún, encontrar otra expresión o imagen personal que sea únicamente vuestra. Esta última, evidentemente, como es la mejor, es la más complicada. Pero a esto también se aprende y es un músculo que se entrena. Como todo en la literatura.

Estos recursos y estos consejos solo se pueden interiorizar con la práctica hasta que seamos capaces de emplearlos o corregirlos sin apenas esfuerzo. Y, para ello, hay que conocer las reglas y las herramientas, pero, sobre todo, hay que escribir mucho. Y escribir pasándoselo bien, disfrutando, porque es la única manera de que los textos que escribamos sean auténticos y suenen a nosotros mismos.

Gonzalo habla después de las comparaciones del uso de las pinzas en los textos para eliminar aquello que sobra, que sería el siguiente paso, pero de eso hablaremos en otro momento.

Por último, os recomiendo acercaros al libro de Gonzalo Moure si estáis comenzando en esto de la escritura porque es una delicia. Se trata de una carta larga para aquellos que quieren escribir y está editado por Kalandraka. El autor da muchos consejos cercanos y nos habla desde la humildad y la experiencia para ponerse a la altura del escritor principiante. Escritor que en el fondo siempre somos todos.

Acerca de los autores

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Alejandro Marcos

Coordina el Itinerario Centauros más allá de Orión de literatura fantástica, ciencia ficción y terror, en el que imparte clases desde hace casi diez años. Ha publicado las novelas fantásticas El final del duelo, Vendrán del este (ambas con Orciny Press) y Cástor y Pólux (con Ediciones el Transbordador). En enero de 2024 la novela de terror La hora de las moscas con Plaza & Janés. Además ha participado en varios manuales de escritura de Páginas de Espuma y en varias antologías de relato fantástico.

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Chiki Fabregat, fotografía de Isabel Wagemann- IMG2-675

Chiki Fabregat

Coordina el departamento de Literatura Infantil y Juvenil de la Escuela de Escritores. Ha publicado más de una docena de libros para infancia y adolescencia, entre los que destacan El cofre de Nadie, premio Gran Angular 2021, Recuérdame por qué he muerto, premio Torre del Agua 2023 o Un hada con el ala rota. También ha publicado, con la editorial Páginas de Espuma y Escuela de Escritores el manual Escribir Infantil y Juvenil.

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Jorge Corrales - IMG300

Jorge Corrales

Redactor de nuestro canal de Twitter. Es Licenciado en Filología Hispánica y diplomado en Guion por la ECAM. En los últimos años ha desarrollado su actividad como escritor en redes sociales, donde acumula decenas de miles de seguidores. Cada viernes, los relatos que publica en su perfil personal se convierten en historias virales en Twitter. Entre 2012 y 2022 ha sido profesor de español y Escritura Creativa en la ciudad de Berlín.

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Lara Coto, profesora de Escritura Creativa para Adolescentes en Escuela de Escritores - IMG570 - fotografía de Ático26

Lara Coto

Lara es la coordinadora del Departamento de Atención al Alumno. Forma parte del equipo de Escuela de Escritores desde 2017, donde se ha formado en cursos de Escritura Creativa, Relato Breve y Proyectos Narrativos. Desde 2021 imparte clases de Escritura Creativa para jóvenes y adultos. Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid.

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Mariana Torres, profesora del Máster de Narrativa en Escuela de Escritores - IMG570 - fotografía de Gaby Jongenelen

Mariana Torres

Nació en Brasil en 1981, y reside en Madrid. Es diplomada en Guion por la ECAM y forma parte de Escuela de Escritores, donde imparte clases desde 2004. Su libro de relatos, El cuerpo secreto, fue publicado en Páginas de Espuma en 2015. Como escritora forma parte del proyecto CELA (2017-2019) y de la lista Bogotá 39 seleccionada por el Hay Festival (Bogotá39-2017).

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