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Escrito por: ALEJANDRO MARCOS
Ha llegado el año nuevo y con él, la tanda de promesas y propósitos que siempre nos hacemos al comenzar una nueva etapa. Ya os he contado alguna vez que para mí el año comienza en septiembre y que termina en julio, por lo que no soy excesivamente dado a hacerme promesas en enero.
Ha llegado el año nuevo y con él, la tanda de promesas y propósitos que siempre nos hacemos al comenzar una nueva etapa. Ya os he contado alguna vez que para mí el año comienza en septiembre y que termina en julio, por lo que no soy excesivamente dado a hacerme promesas en enero. Sin embargo, este mes es más que adecuado para que los escritores imaginemos, echemos la vista atrás y planifiquemos lo que idealmente queremos hacer en esos doce meses que, a priori, parecen tan largos y lejanos.
Este año he querido tomármelo un poco a cachondeo y voy a dar una vuelta por los típicos propósitos que solemos hacernos y que casi nunca acabamos cumpliendo. Seguro que os suenan casi todos.
Voy a escribir todos los días.
Este propósito tiene muchas variables: voy a levantarme pronto los fines de semana para escribir, voy a aprovechar los ratos en el metro/bus para anotar ideas, etc. Escribir todos los días es algo a lo que deberíamos aspirar todos los escritores, pero, seamos sinceros, es un logro muy difícil. La vida real, el trabajo, las obligaciones, la familia, los amigos, el cuidado de la casa, la pareja, las mascotas, el deporte, el cansancio, etc. Todo pone su granito de arena para arañar de ese tiempo que tanto nos ha costado reservar para la escritura. Sin ir más lejos, yo el año pasado me propuse no entrar a las redes sociales después de cenar y dedicar ese tiempo a escribir, aunque fuera media hora. La realidad es que después de cenar me encuentro agotado mentalmente y lo único que puedo hacer es revisar un poco las redes sociales, ver alguna serie o leer. Mis jornadas laborales son largas y es mejor asumir que no voy a poder dedicar ese tiempo a escribir y organizarme de otro modo a frustrarme por cumplir un propósito descabellado para mi ritmo de vida.
Voy a revisar aquel proyecto que está medias en el cajón.
Pues no, querido. Hay muchas probabilidades de que, si un proyecto está en el cajón durante mucho tiempo, deba permanecer en el cajón. Y hay que hacer las paces con ello. Saber decir adiós a los proyectos (como vimos aquí) es parte importante del proceso de aprendizaje del lector. Forzarse a rebotar una y otra vez contra la misma pared literaria solo puede provocar que nos abramos la cabeza. Retoma el proyecto solo si tienes ganas o si has encontrado aquello que le faltaba, no lo hagas por un sentimiento de completitud o por obligación. Enrocarse en un proyecto fallido solo trae baja autoestima y frustración.
Voy a escribir algo para «ese» concurso.
Es posible que cada año veas la noticia por internet del fallo de ese concurso tan especial y que cada año te imagines a ti mismo recibiéndolo. Puede que cada vez que eso pase digas: tengo un año para ponerme a ello y ser yo el siguiente galardonado. No está mal tener ese ímpetu, pero cuidado, de nuevo, con la frustración. La motivación de tener un objetivo puede ser muy beneficiosa para la escritura, siempre que dejemos espacio a la improvisación y a la creatividad. A veces nos centramos tanto en escribir algo «para» un concurso que nos olvidamos de que ese no es el objetivo de la buena literatura. Probablemente no estarás disfrutando ni serás capaz de hacer disfrutar con tu texto a quien lo lea. Es decir, que cuando nos marcamos este tipo de objetivos corremos el riesgo de escribir con la cabeza en lugar de con la imaginación, haciendo que el texto nazca frío. Otra cosa distinta es adaptar un poco o enfocar un proyecto anterior que esté a medias, o que esté terminado, para poder presentarlo a un concurso. De todos modos, como hemos visto con los propósitos anteriores, el peligro de frustrarse siempre está ahí.
Voy a leer los clásicos y ponerme al día con las novedades.
La lectura y el tiempo que le destinamos suele ser un talón de Aquiles de muchos escritores. A veces es frustrante tener que dividir el tiempo libre entre la escritura y la lectura, cuando se querría estar haciendo la dos. Por eso puede resultar contraproducente forzarse a leer determinados libros solo porque el canon diga que deben ser leídos. Ojo, no estoy denostando el canon, solo estoy diciendo que ya bastante complicado es sacar tiempo para leer, como para encima dedicarlo a leer por «deber». Acércate a aquellos clásicos que te llamen la atención, te interesen o vayan a servirte para el proyecto. Y lo mismo vale para las novedades. Es imposible conocer todo lo que se publica en la actualidad, así que no te frustres; pica un poco de allí y otro poco de aquí en función de cómo te sientas o lo que te apetezca en determinado momento. Después de todo, leer por placer es la forma más rápida de leer.
La conclusión que se puede sacar de todo esto es que es muy importante marcarse objetivos porque eso nos ayudará a motivarnos a la hora de escribir; pero es mucho más importante aún saber cuáles son nuestros límites y hacer que esos objetivos sean realistas según nuestras capacidades y ritmo de vida. Una cosa son los propósitos y otra los ideales. Una buena organización puede ayudarnos, pero jamás debe esclavizarnos ni hacernos sentir culpables por no cumplir con aquello planeado.
Como último consejo, yo suelo echar la vista atrás un año y preguntarme qué estaba haciendo el año anterior por esas fechas. Comprobar si he avanzado (y cuánto) puede ayudarme a planificar lo que quiero hacer al año siguiente. Visualizarme en el futuro y preguntarme dónde quiero estar también funciona, siempre y cuando seamos capaces de ser realistas. Si me planteo una imagen futura realista, podré calcular qué he de hacer durante el año para poder llegar hasta ese punto en diciembre. Aunque lo más importante de todo es saber que, aunque no cumpla dicho objetivo, todo estará bien. No pasa nada. Seguro que, en el intento por alcanzarlo, he avanzado un paso más en mi escritura y eso ya merece la pena por sí solo.
Coordina el Itinerario Centauros más allá de Orión de literatura fantástica, ciencia ficción y terror, en el que imparte clases desde hace casi diez años. Ha publicado las novelas fantásticas El final del duelo, Vendrán del este (ambas con Orciny Press) y Cástor y Pólux (con Ediciones el Transbordador). En enero de 2024 la novela de terror La hora de las moscas con Plaza & Janés. Además ha participado en varios manuales de escritura de Páginas de Espuma y en varias antologías de relato fantástico.
Más informaciónCoordina el departamento de Literatura Infantil y Juvenil de la Escuela de Escritores. Ha publicado más de una docena de libros para infancia y adolescencia, entre los que destacan El cofre de Nadie, premio Gran Angular 2021, Recuérdame por qué he muerto, premio Torre del Agua 2023 o Un hada con el ala rota. También ha publicado, con la editorial Páginas de Espuma y Escuela de Escritores el manual Escribir Infantil y Juvenil.
Más informaciónRedactor de nuestro canal de Twitter. Es Licenciado en Filología Hispánica y diplomado en Guion por la ECAM. En los últimos años ha desarrollado su actividad como escritor en redes sociales, donde acumula decenas de miles de seguidores. Cada viernes, los relatos que publica en su perfil personal se convierten en historias virales en Twitter. Entre 2012 y 2022 ha sido profesor de español y Escritura Creativa en la ciudad de Berlín.
Más informaciónLara es la coordinadora del Departamento de Atención al Alumno. Forma parte del equipo de Escuela de Escritores desde 2017, donde se ha formado en cursos de Escritura Creativa, Relato Breve y Proyectos Narrativos. Desde 2021 imparte clases de Escritura Creativa para jóvenes y adultos. Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid.
Más informaciónNació en Brasil en 1981, y reside en Madrid. Es diplomada en Guion por la ECAM y forma parte de Escuela de Escritores, donde imparte clases desde 2004. Su libro de relatos, El cuerpo secreto, fue publicado en Páginas de Espuma en 2015. Como escritora forma parte del proyecto CELA (2017-2019) y de la lista Bogotá 39 seleccionada por el Hay Festival (Bogotá39-2017).
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