La zona de confort del escritor y los gimnasios

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Escrito por: ALEJANDRO MARCOS

A priori, por el título de la entrada, muchos pensaréis que me he vuelto un poco loco o que me he confundido a la hora de publicar el post. Bueno, de la locura quizás hablemos otro día, no estoy seguro de poder negar tal afirmación, pero ya os adelanto que no, no me he confundido con la publicación.

Blog de escritura de Escuela de Escritores, con Lara Coto, Alejandro Marcos, Chiki Fabregat, Jorge Corrales y Mariana Torres

El otro día, mientras estaba en el gimnasio, me di cuenta que existía cierta relación entre el aprendizaje que tiene un escritor a la hora de evolucionar su escritura y la musculación de un cuerpo. De hecho a medida que fui profundizando en la idea me di cuenta de que mantienen una relación algo más cercana de lo que pueda parecer en un principio.

Lo primero que debo decir es que no todos los escritores aprenden y evolucionan de la misma manera, al igual que no todos los cuerpos están igual de preparados para el ejercicio físico y, sobre todo, para el recuerdo de dicho ejercicio en el músculo. Eso es cierto, también hay gente con más talento para la escritura o más imaginación de base, pero eso no quiere decir que no pueda potenciar las bases que tiene hasta su máximo exponente. Al igual que puede hacer cualquiera con su músculo. No se trata de volverte culturista, o sí, sino de mantenerte en forma, signifique eso lo que signifique para cada uno.

Cuando empiezas a hacer deporte lo primero que notas son las agujetas, que para mí se puede comparar a esa confusión inicial de todo estudiante de escritura cuando empieza a trabajar con conceptos que no comprende y piensa que jamás podrá tener todos en cuenta mientras escribe.

Pero las agujetas se pasan. Y en seguida esas agujetas dan paso a una evolución muy rápida del músculo. El ejercicio empieza a costar cada vez menos y, si establecemos una buena rutina, lo echaremos de menos cuando no lo hagamos. Yo, que no soy en absoluto fan del deporte, me sorprendí de lo cierta que es esta afirmación. En este caso coinciden casi todos los aprendizajes: de idiomas, de instrumentos musicales, etc. Esta primera fase es la más satisfactoria.

Después llega el estancamiento. Parece que ya conocemos todas las técnicas de escritura y notamos que nuestros textos no avanzan, que empiezan a parecerse demasiado o a sonar del mismo modo. Igual que el ejercicio. No vemos evolución, no hay crecimiento del músculo, no nos cuesta menos. Nuestra escritura y nuestro cuerpo han entrado en la zona de confort. En ese punto siempre hay dos opciones: el conformarse o el salir de la zona de confort.

En el gimnasio, sobre todo hablando de musculación, no notaremos mejoría si no alternamos máquinas, pesos y repeticiones. Todas esas combinaciones nos ayudarán a hacer que el músculo siempre trabaje un poco más que la vez anterior para que no se acostumbre demasiado. Exactamente lo que hace la gente que sale a correr con los tiempos y las distancias, tratando de ir siempre un poco más lejos.

En escritura pasa lo mismo. Hay escritores que son felices llegando a la zona de confort y en teoría no hay nada de malo en ello, pero, personalmente, no es eso lo que busco. Siempre voy a intentar, y del mismo modo intento también transmitírselo a mis alumnos, ser el mejor escritor que puedo ser en cada momento. Eso me implica ir haciendo o probando cosas distintas en mi carrera.

La literatura puede sacarte de tu zona de confort con muchísimos modos: podemos cambiar de temas de los que tratan nuestros textos, de los personajes que los protagonizan, de género, de narrador, de tono, etc. Las variaciones son ilimitadas y solo con un pequeño cambio ya nos estamos obligando a ir un poco más lejos. A veces incluso nos vuelven las agujetas y en este caso sentimos que son maravillosas porque sabemos que hemos ejercitado un poco más el músculo.

Por eso muchos alumnos suelen comentar que al terminar los cursos de escritura creativa echan de menos escribir con una propuesta de trabajo concreta. Normalmente, al menos en los cursos que imparto yo y los que he tomado como alumno, la propuesta de trabajo siempre intentaba que el alumno se forzara a emplear determinada técnica o determinado género. No solo para practicar lo visto en el tema, sino para que el escritor se acostumbre a no acostumbrarse (valga la redundancia). Muchos alumnos tienen ciertas fijaciones, ya sea con personajes, con narradores, con temas, etc. Y es parte del trabajo de profesor (monitor de sala, entrenador personal) aprender a verlos e intentar corregirlos, al menos para que el escritor pruebe y se ejercite. Muchos alumnos descubren cosas sobre su escritura que nunca hubieran sospechado.

Lo malo que tienen las dos actividades, escritura y deporte, es que en ambos casos es sencillo perder la forma física. Un profesor mío siempre decía que escribir diariamente era como salir a correr para prepararse para una maratón. Si escribimos solo cuando tenemos una gran idea, probablemente nos dé un calambre y no seamos capaces de terminar la carrera. Si lo que queremos es correr maratones, más nos vale entrenar. Lo mismo con la escritura.

Aunque, por otro lado, lo bueno que tienen la escritura y el deporte es que ambos músculos tienen memoria. Es algo que sucede también con los idiomas. Aunque haga mucho tiempo que no se practican, aunque tengamos agujetas los primeros días que regresamos a ellos, en poco tiempo notaremos que hemos vuelto (mucho más fácilmente de lo que pensábamos) a la antigua zona de confort.

Siguiendo con la metáfora también podríamos decir que no solo el gimnasio (la escritura) forma parte de la musculación, sino que también intervienen otros factores como, por ejemplo el tipo de vida que llevemos o la alimentación (véase nuestras lecturas y el tipo de trabajo que tengamos). No tendrá la misma evolución alguien que solo escriba, sin leer (si es que tal abominación es, siquiera, posible), que alguien cuya vida esté centrada en el arte en general y que dedique su tiempo libre únicamente a la escritura. Aquí quizás estemos ya hablando de los «culturistas» de la escritura.

Mi objetivo siempre ha sido, al menos con la escritura, reconozco que con el deporte y el gimnasio soy algo más vago, nunca dejar que la zona de confort me consuma, nunca dejar que mi escritura se estanque o que se pierda mi forma física. Por eso escribo todos los días, para empujar cada vez un poquito más la zona de confort y hacerla más grande. De momento no he encontrado aún ningún límite.

Acerca de los autores

Alejandro Marcos, fotografía de Isabel Wagemann- IMG2-675

Alejandro Marcos

Coordina el Itinerario Centauros más allá de Orión de literatura fantástica, ciencia ficción y terror, en el que imparte clases desde hace casi diez años. Ha publicado las novelas fantásticas El final del duelo, Vendrán del este (ambas con Orciny Press) y Cástor y Pólux (con Ediciones el Transbordador). En enero de 2024 la novela de terror La hora de las moscas con Plaza & Janés. Además ha participado en varios manuales de escritura de Páginas de Espuma y en varias antologías de relato fantástico.

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Chiki Fabregat, fotografía de Isabel Wagemann- IMG2-675

Chiki Fabregat

Coordina el departamento de Literatura Infantil y Juvenil de la Escuela de Escritores. Ha publicado más de una docena de libros para infancia y adolescencia, entre los que destacan El cofre de Nadie, premio Gran Angular 2021, Recuérdame por qué he muerto, premio Torre del Agua 2023 o Un hada con el ala rota. También ha publicado, con la editorial Páginas de Espuma y Escuela de Escritores el manual Escribir Infantil y Juvenil.

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Jorge Corrales - IMG300

Jorge Corrales

Es Licenciado en Filología Hispánica y diplomado en Guion por la ECAM. En los últimos años ha desarrollado su actividad como escritor en redes sociales, donde acumula decenas de miles de seguidores. Cada viernes, los relatos que publica en su perfil personal se convierten en historias virales en Twitter. Entre 2012 y 2022 ha sido profesor de español y Escritura Creativa en la ciudad de Berlín.

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Lara Coto, profesora de Escritura Creativa para Adolescentes en Escuela de Escritores - IMG570 - fotografía de Ático26

Lara Coto

Lara es la coordinadora del Departamento de Atención al Alumno. Forma parte del equipo de Escuela de Escritores desde 2017, donde se ha formado en cursos de Escritura Creativa, Relato Breve y Proyectos Narrativos. Desde 2021 imparte clases de Escritura Creativa para jóvenes y adultos. Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid.

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Mariana Torres, profesora del Máster de Narrativa en Escuela de Escritores - IMG570 - fotografía de Gaby Jongenelen

Mariana Torres

Nació en Brasil en 1981, y reside en Madrid. Es diplomada en Guion por la ECAM y forma parte de Escuela de Escritores, donde imparte clases desde 2004. Su libro de relatos, El cuerpo secreto, fue publicado en Páginas de Espuma en 2015. Como escritora forma parte del proyecto CELA (2017-2019) y de la lista Bogotá 39 seleccionada por el Hay Festival (Bogotá39-2017).

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