Escrito por: ALEJANDRO MARCOS

Las malas es una novela escrita por Camila Sosa Villada y publicada por Tusquets en 2020 (la novela fue escrita un año antes). El libro cuenta las vivencias de un grupo de mujeres transexuales que la narradora llama travestis en Rosario, Argentina, durante finales de los noventa y principios de los 2000. Todo comienza cuando una de ellas, la Tía Encarna, encuentra un bebé abandonado y decide quedárselo a su cargo.

Pero la novela cuenta mucho más que ese hecho puntual, que esos pocos años. La historia abarca la vida (y la muerte) de muchas de esas mujeres que tuvieron que prostituirse para poder ganarse la vida. Y lo hace sin paños calientes y sin dulcificar o dramatizar los acontecimientos. Se dedica simplemente a rodearlos de un lenguaje poético bellísimo que hace que las situaciones, casi siempre sórdidas, que tienen que vivir los personajes, se envuelvan en un halo de belleza y melancolía parecida al de los sueños o los recuerdos de la infancia. Es ese lenguaje poético el que nos gana desde el segundo uno y nos recuerda en ocasiones al lenguaje empleado por García Lorca en sus personajes teatrales.

Ese lenguaje poético es el que consigue, como bien saben hacer muchos autores latinoamericanos, mezclar la fantasía con la realidad de la forma más natural posible. Hay dos elementos fantásticos principales en el libro, uno protagonizado por una transformación y otro por una mujer con ciertos dones esotéricos, que en el momento de su aparición, no provocan la mínima extrañeza. Y eso a pesar de que esos elementos no alteran para nada la trama ni afectan en lo más mínimo al desarrollo de la historia. Son narrados con la misma naturalidad y cercanía, con la misma importancia y sorpresa con la que se narra una noche en el parque en el que se prostituían las protagonistas.

No se consigue dicho efecto solo con el lenguaje, sino que la autora lo logra también empleando poderosas imágenes, figuras retóricas y descripciones de suma precisión y belleza. Me gustaría destacar, como no, el uso de las comparaciones, en las que la autora se aleja sobradamente de los tópicos, y las descripciones. Es una novela corta y cada palabra cuenta, suma. La autora hace gala de un soberbio dominio del lenguaje y emplea siempre la palabra precisa para trasmitir al lector exactamente lo que quiere transmitir.

Esa precisión es la que hace que la autora nos lleve de la mano y sin aviso de la risa al llanto. Mostrándonos de frente y sin tapujos la vida misma de las travestis del parque. La vida de ellas era así, pasaba de lo divertido a lo trágico y vivían las dos clases de acontecimientos de la misma manera. La risa y el llanto están muy presentes en el libro y la narradora nos hace partícipes a los lectores de dichas emociones. A pesar del ambiente y las situaciones que recrea, no deja de ser un libro optimista que deja muchas ganas de vivir cuando se lee.

Otro gran acierto del libro es la elección de la narradora. La narradora es una de las travestis que forman esa «manada» que trabajan y pasan las noches en el parque. Es desde su punto de vista desde el que conocemos la historia y, sin embargo, consigue no interpretar lo que está viviendo de una forma forzada, tiene la habilidad de saber echarse a un lado (durante las primeras páginas el narrador parece un omnisciente y la narradora hace aparición algunas páginas después del comienzo) y dejar que los demás personajes y los acontecimientos hablen por sí mismos. Nos deja a los lectores juzgar lo dramático o no de las circunstancias vividas por los personajes.

Y eso debe ser así ya que ella, la narradora, no es la protagonista. Creo que el título del libro, Las malas, en esta ocasión le viene como anillo al dedo a la historia porque de lo que habla la historia no es de la narradora, de la que apenas se dice su nombre un par de veces, sino de todas esas mujeres maltratadas y prostitutas. Considero muy complicado hacer una historia con un protagonista múltiple escrito en primera persona, pero en esta ocasión está más que conseguido. Hay que pasar por alto, eso sí, los casos en los que la narradora parece gozar de conocimientos omniscientes sobre la vida y los pensamientos de las demás travestis, pero lo cierto es que incluso esas rupturas del pacto ficcional con el narrador se perdonan una vez se entra en la historia. ¿Cómo no se van a perdonar con la cantidad de personajes memorables que nos deja la historia? Solo con leer sus nombres ya nos está transportando a otro mundo diferente del nuestro, a un mundo en el que todo puede suceder porque la transformación y la vida de las travestis es una vida llena de actos tan poco probables, tan fuera de lo común, que cualquier personaje tiene cabida en su mundo. Y todos ellos acaban siendo entrañables para el lector a pesar de las acciones que cometen o que se ven obligados a cometer.

Por destacar algo negativo del libro, que tiene poco, en ocasiones se pierde el hilo de la peripecia general, esa adopción ilegal de un bebé abandonado, y se mezclan demasiadas historias. Creo que era intención de la autora, pero hay momentos en los que el lector no tiene claro quién es quién dentro de esa manada de travestis. Si es que eso puede considerarse un defecto, claro.

Para terminar, solo me gustaría recalcar que recomiendo este libro sin ningún tipo de duda. Ha sido el primer libro que he leído este año y creo que ya se ha convertido en uno de los mejores. Alguien me dijo que se trataba de un libro que después de leerlo, querrías que todo el mundo lo leyera, y creo que es la mejor conclusión y la mejor descripción que se puede hacer de él.