La mirada de la fantasía

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Escrito por: ALEJANDRO MARCOS

La mirada del escritor es una de las cualidades que todo autor debe cultivar. Pero ¿es distinta la mirada del escritor de fantasía?

Blog de escritura de Escuela de Escritores, con Lara Coto, Alejandro Marcos, Chiki Fabregat, Jorge Corrales y Mariana Torres

La mirada del escritor es una de las cualidades que todo autor debe cultivar. Pero ¿es distinta la mirada del escritor de fantasía?

Es natural que nos preguntemos si hay diferencias, si uno tiene que ver a su alrededor elfos, robots o monstruos informes para llegar a ser un buen escritor de literatura fantástica.

En realidad, la esencia es la misma para todos los autores, escriban en el género que escriban. Hemos de buscar el detalle de nuestro entorno. Hemos de intentar ver lo que nos rodea con ojos nuevos, como los de Adán o los de Eva. Hemos de ser turistas de la ciudad en la que vivimos.

Pero con una pequeña diferencia. Si queremos escribir fantasía, habremos de darle la vuelta a las cosas, a la realidad misma: hemos de cruzar al otro lado del espejo.

Pongamos un ejemplo. Busquemos un detalle fútil, tan cotidiano que sea invisible. Un lápiz, por ejemplo.

Lo cómodo para un escritor primerizo (o uno que no ha desarrollado la mirada del escritor) sería limitarse a la utilidad que todos conocemos del lápiz: la de escribir; y así nos contaría como el lapicero le inspira para escribir o como no consigue que despierten las musas, por lo que se queda mirándolo ensimismado mientras la hoja en blanco sigue… en blanco.

El escritor, llamémosle «realista», con una mirada más atenta se pregunta qué hay de nuevo en un lápiz, qué le provoca y, quizá, acabe convencido de que ese instrumento tan nimio se puede convertir en el objeto nuclear de una historia en la que una madre pierde a su hijo: el lapicero, mordisqueado por el extremo opuesto a la mina, abandonado encima de la mesa de juegos del pequeño, se convierte en el símbolo de la pérdida.

El escritor de fantasía también se pregunta qué hay de nuevo en un lápiz, qué le provoca. Si ese escritor es novel, puede que caiga en lo fácil: en la prosopopeya. Le dará una voz al lápiz y lo hará moverse como si fuera un humano. En la fantasía, también hay tópicos. La prosopopeya es uno de los recursos más minados (nunca mejor dicho) en los géneros de lo imposible.

Un escritor un poco más avezado puede que no se quede ahí y se pregunte qué hace del lápiz un lápiz. Se rasca la barbilla y mira con atención. Ve como los colores negro y amarillo resaltan, cada vez más, ante sus ojos. El lápiz no es un lápiz: es una avispa. Entonces sus ojos transforman lo que está observando y decide ponerle, para ver qué pasa, unas alas. El lápiz vuela, se sitúa a la altura de su nariz y sale volando por la ventana, el zumbido se escucha unos instantes, hasta que el escritor descubre que tiene frío y cierra la ventana. ¿Qué historia se esconde detrás de un lápiz-avispa?

Pero si nos quedamos aquí, estaremos cayendo en la tentación de convertir la literatura fantástica en literatura para niños. Y no se trata de mirar con ojos de niño, sino con ojos de Eva y de Adán.

Si siguiéramos al lápiz-avispa es probable que llegáramos a un bosque donde cada animalillo, insecto y piedra tendría forma de algún objeto de escritor. Estaríamos en el Bosque Escritorio. Los niños que escuchen esta historia aplaudirán encandilados con la idea de una lámpara-zorro, un teléfono-murciélago y una goma-margarita.

Pero… ¿y los adultos? ¿Cómo ejercitamos la fantasía para historias de géneros imposibles sin caer en el tópico o en la infantilización? Buscando el sentido de las cosas. Igual que el escritor realista.

Los lápices existen para que podamos escribir. ¿Sí? ¿Y si lo miramos desde el otro lado del espejo? Uno intenta escribir y no lo consigue (el tópico del escritor novel), así el lápiz se convierte en un maldito instrumento de tortura. ¿Tortura? ¿Instrumento? ¿Un lapicero asesino? Un niño juega en su mesa de pintar. Toma del estuche el lápiz de color morado, pero se le rebela, sale de su pequeña mano y se le clava en la garganta, para cuando la madre llega, el niño ha muerto y el lápiz está sobre la mesa, limpiamente inofensivo.

De símbolo de pérdida a asesino. Así es como juega la mirada del escritor de fantasía. Comenzamos en este lado del espejo, en la realidad, y viajamos por las posibilidades que nos ofrece nuestro conocimiento del mundo y las distorsiones que se nos ocurren de él, hasta que, sin darnos cuenta, estamos al otro lado y vemos la misma historia con otros ojos.

Acerca de los autores

Alejandro Marcos, fotografía de Isabel Wagemann- IMG2-675

Alejandro Marcos

Coordina el Itinerario Centauros más allá de Orión de literatura fantástica, ciencia ficción y terror, en el que imparte clases desde hace casi diez años. Ha publicado las novelas fantásticas El final del duelo, Vendrán del este (ambas con Orciny Press) y Cástor y Pólux (con Ediciones el Transbordador). En enero de 2024 la novela de terror La hora de las moscas con Plaza & Janés. Además ha participado en varios manuales de escritura de Páginas de Espuma y en varias antologías de relato fantástico.

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Chiki Fabregat, fotografía de Isabel Wagemann- IMG2-675

Chiki Fabregat

Coordina el departamento de Literatura Infantil y Juvenil de la Escuela de Escritores. Ha publicado más de una docena de libros para infancia y adolescencia, entre los que destacan El cofre de Nadie, premio Gran Angular 2021, Recuérdame por qué he muerto, premio Torre del Agua 2023 o Un hada con el ala rota. También ha publicado, con la editorial Páginas de Espuma y Escuela de Escritores el manual Escribir Infantil y Juvenil.

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Jorge Corrales

Es Licenciado en Filología Hispánica y diplomado en Guion por la ECAM. En los últimos años ha desarrollado su actividad como escritor en redes sociales, donde acumula decenas de miles de seguidores. Cada viernes, los relatos que publica en su perfil personal se convierten en historias virales en Twitter. Entre 2012 y 2022 ha sido profesor de español y Escritura Creativa en la ciudad de Berlín.

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Lara Coto, profesora de Escritura Creativa para Adolescentes en Escuela de Escritores - IMG570 - fotografía de Ático26

Lara Coto

Lara es la coordinadora del Departamento de Atención al Alumno. Forma parte del equipo de Escuela de Escritores desde 2017, donde se ha formado en cursos de Escritura Creativa, Relato Breve y Proyectos Narrativos. Desde 2021 imparte clases de Escritura Creativa para jóvenes y adultos. Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid.

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Mariana Torres, profesora del Máster de Narrativa en Escuela de Escritores - IMG570 - fotografía de Gaby Jongenelen

Mariana Torres

Nació en Brasil en 1981, y reside en Madrid. Es diplomada en Guion por la ECAM y forma parte de Escuela de Escritores, donde imparte clases desde 2004. Su libro de relatos, El cuerpo secreto, fue publicado en Páginas de Espuma en 2015. Como escritora forma parte del proyecto CELA (2017-2019) y de la lista Bogotá 39 seleccionada por el Hay Festival (Bogotá39-2017).

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