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Escrito por: ALEJANDRO MARCOS
Hace unas semanas os contaba que estaba leyendo Mientras escribo de Stephen King y os avanzaba que había algunas cosas del libro con las que no terminaba de comulgar.
Soy un gran admirador de Stephen King y de su obra y, sobre todo, de su capacidad de trabajo como escritor y de su imaginación desbordante, eso que vaya siempre en primer lugar, pero eso no quiere decir que no pueda ser crítico con muchas de las cosas que escribe y con algunos de sus métodos de trabajo.
Y soy crítico no porque piense que no son métodos adecuados, sino porque en dicho libro, en ocasiones, parece que el autor está sentando demasiada cátedra, como si él tuviera la razón y el resto de escritores del mundo no. Y eso sí que no es así. Entiendo que su método le haya funcionado a él, pero hay algunos consejos que encuentro desaconsejables (valga la redundancia) para alguien que está comenzando su carrera como escritor.
En concreto me refiero a dos de los consejos: el primero es el de no acudir a cursos de escritura creativa y el segundo es el de no planificar las historias cuando se comienza a escribirlas. El primero, como profesor de escritura creativa que soy (y como alumno que fui, sigo siendo y seré), no hace falta que lo rebata porque he ahondado en los prejuicios sobre los cursos de escritura en numerosas ocasiones y prefiero centrarme en este artículo en otra cosa.
El segundo me parece un consejo peligroso. Para Stephen King escribir una historia es como desenterrar un fósil. Se empieza por un pequeño descubrimiento y se va limpiando poco a poco sin llegar a saber el tamaño ni la forma de lo que se está excavando. Como idea abstracta, me parece un método correcto, siempre y cuando el escritor esté dispuesto a revisar una y mil veces el fósil una vez lo haya desenterrado. Necesitará mucha limpieza para que ese fósil tenga alguna forma y alguna utilidad. Lo sorprendente es que el autor no hace ninguna advertencia al respecto porque dice que él no suele dedicar más de cuatro o cinco meses a la primera escritura de un borrador y después hace dos revisiones, una a puerta cerrada y otra a puerta abierta (lectores cero). ¿En serio? Si esto es verdad hablamos de alguien con un talento excepcional (y que puede dedicarle muchas horas al día a la escritura, obviamente).
Puedo creerme que se realicen tan pocas revisiones y se escriba una novela en tan poco tiempo siempre y cuando exista una planificación, mínima aunque sea, antes de comenzar la escritura. He probado los dos métodos, la brújula y el mapa, y con ambos he sido capaz de escribir novelas. En ambas ocasiones he tenido que revisar bastante, pero nada es comparable a la tarea de restructuración que tuve que realizarle a la novela brújula cuando acabé el primer borrador. Una vez tenía el final, tuve que remodelar todas las partes anteriores para que encajaran. A veces incluso reescribiendo partes. Eso nunca me ha pasado planificando. Es cierto que siempre hay pequeñas remodelaciones a medida que la historia avanza y conocemos a los personajes, pero hablamos de reescribir párrafos, algún capítulo a lo sumo en lugar de tener que escribir de nuevo el 25% del libro.
No estoy demonizando a los escritores de brújula ni diciendo que su método no sea válido, solo estoy diciendo que me parece una imprudencia recomendarle a un escritor novel que escriba usando ese método sin advertirle de que su trabajo de revisión va a ser mayor, diciéndole que solo tendrá que realizar dos revisiones y que después podrá seguir con otra cosa.
Cada escritor debe encontrar su método de escritura. Es cierto que si en lugar de poder dedicarle 10 horas a la semana a la escritura pudiera dedicarle 20, o 40, yo también tendría el primer borrador de una novela escrita en cuatro meses, pero en ningún momento pienso (o pensaría) que una novela que se tarda más tiempo en escribir va a ser peor.
Stephen King dice que si tarda más tiempo o si planifica nota que se pierde la frescura, que la voz o el lenguaje no es compacto ni unitario. Bueno, eso de la frescura le pasa a mucha gente. Es complicado planificar y no sonar encorsetado, por eso yo siempre recomiendo encontrar la planificación perfecta para cada uno, pero siempre con un mínimo de planificación. ¿Y cuál sería ese mínimo? Si estás escribiendo una historia con una estructura clásica, para mí el mínimo es saber cuáles son tus puntos de giro principales, cuál el desencadenante y cómo va a ser el final. El final es un faro que siempre te va a guiar cuando te encuentres perdido en la novela. Si nos ponemos exageradamente minimalistas, para mí el final, aunque sea uno provisional, es lo único que debe aparecer siempre en una planificación.
Yo pensaba que la planificación me coartaba y me hacía sonar forzado hasta que comprendí que la planificación no estaba escrita en hormigón, la planificación es un folio escrito a lápiz, una pizarra, algo sencillo de borrar y cambiar. Una planificación flexible es un punto medio muy cómodo para ese tipo de escritores. No es fácil la primera vez, pero eso no quiere decir que no haya que intentarlo. Lo siento mucho, pero me parece que lo sencillo, la solución fácil, un poco de vago, es escribir y escribir sin tener en cuenta hacia dónde se va. Muchas historias pueden quedar a medias o tener un mal final (o uno forzado) siguiendo ese método, con la frustración para el escritor que conlleva. Planificar no te asegura el éxito, pero te lo pone más fácil. Y no te saldrá bien a la primera, eso no te lo aseguro, pero cada vez será más sencillo y cada vez sonarás mejor.
Stephen King es un gran escritor y es un gran escritor de brújula, eso no se lo quita nadie, ni siquiera los grandes prejuicios del género ni sus muchas obras mediocres. Sin embargo, a mi juicio, tampoco se le puede quitar que no es un gran rematador de historias. Muchos de sus finales (ojo que no digo todos), son incoherentes, forzados o improvisados. Revisando mis notas sobre el autor, siempre hay algo que no me cuadra en el final de sus novelas, algo resuelto con prisa, que encaja a la fuerza. A veces la idea se come la propia historia y es imposible acabarla de otra manera. ¿De qué sirve tener una idea maravillosa si es imposible resolverla satisfactoriamente? A King le sirve, desde luego, para vender muchos libros, pero no somos Stephen King. Personalmente soy un don nadie y presentarme a una editorial con una novela mal rematada no va a cambiar eso.
Repito, para despedirme, que me encanta Stephen King y que estoy de acuerdo con que su método le funciona (o le ha funcionado) a él, pero si no eres Stephen King y estás empezando, por favor, planifica, aunque sea un poco, y remata tus finales.
Coordina el Itinerario Centauros más allá de Orión de literatura fantástica, ciencia ficción y terror, en el que imparte clases desde hace casi diez años. Ha publicado las novelas fantásticas El final del duelo, Vendrán del este (ambas con Orciny Press) y Cástor y Pólux (con Ediciones el Transbordador). En enero de 2024 la novela de terror La hora de las moscas con Plaza & Janés. Además ha participado en varios manuales de escritura de Páginas de Espuma y en varias antologías de relato fantástico.
Más informaciónCoordina el departamento de Literatura Infantil y Juvenil de la Escuela de Escritores. Ha publicado más de una docena de libros para infancia y adolescencia, entre los que destacan El cofre de Nadie, premio Gran Angular 2021, Recuérdame por qué he muerto, premio Torre del Agua 2023 o Un hada con el ala rota. También ha publicado, con la editorial Páginas de Espuma y Escuela de Escritores el manual Escribir Infantil y Juvenil.
Más informaciónRedactor de nuestro canal de Twitter. Es Licenciado en Filología Hispánica y diplomado en Guion por la ECAM. En los últimos años ha desarrollado su actividad como escritor en redes sociales, donde acumula decenas de miles de seguidores. Cada viernes, los relatos que publica en su perfil personal se convierten en historias virales en Twitter. Entre 2012 y 2022 ha sido profesor de español y Escritura Creativa en la ciudad de Berlín.
Más informaciónLara es la coordinadora del Departamento de Atención al Alumno. Forma parte del equipo de Escuela de Escritores desde 2017, donde se ha formado en cursos de Escritura Creativa, Relato Breve y Proyectos Narrativos. Desde 2021 imparte clases de Escritura Creativa para jóvenes y adultos. Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid.
Más informaciónNació en Brasil en 1981, y reside en Madrid. Es diplomada en Guion por la ECAM y forma parte de Escuela de Escritores, donde imparte clases desde 2004. Su libro de relatos, El cuerpo secreto, fue publicado en Páginas de Espuma en 2015. Como escritora forma parte del proyecto CELA (2017-2019) y de la lista Bogotá 39 seleccionada por el Hay Festival (Bogotá39-2017).
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