Escrito por: AITOR DÍAZ

Esta vez vamos a analizar El viaje del héroe. Os suena, ¿verdad? Es algo de lo que hemos oído hablar docenas de veces durante charlas y talleres de escritura, una estructura maestra que, hasta la fecha, ha demostrado servir como pilar básico de multitud de películas súper taquilleras (y novelas) de género fantástico.

Sin duda, conocemos de oídas algunas de sus etapas, y seguramente las relacionemos con La guerra de las Galaxias o E.T. el extraterrestre, como hace Christopher Vogler en su maravilloso libro El viaje del escritor. Sabemos que hay un mundo ordinario y otro extraordinario, alguien nos hablo alguna vez del primer umbral, de la odisea, aunque no estamos muy seguros de cuándo sucede qué, cuál es el orden correcto de las etapas o qué sucede en ellas.

Pues bien, a través de este artículo (y su siguiente entrega) haremos un repaso al viaje del héroe, de forma que podamos utilizarlo en nuestras propias historias. Aunque parezca una fórmula manida y que ya no tiene mucho impacto en los lectores actuales, pensad que, al igual que ocurre con la estructura Aristotélica en tres actos, tiene vigencia universal, e interpela a esa parte del subconsciente que desata nuestras emociones más profundas cuando asistimos a buenas historias de autosuperación y desarrollo de la identidad. Debemos procurar, eso sí, adaptar las etapas del viaje a un lenguaje más contemporáneo, ya sea visual o narrado, y hacer que sean menos evidentes (y predecibles) para sus destinatarios finales. De hecho, todos vivimos viajes del héroe continuamente, solo que no nos damos cuenta, ni nos detenemos a analizar en detalle esas pequeñas decisiones o sucesos que, bien mirado, podrían dar lugar a una historia con tintes épicos.

Para que veáis mejor a lo que me refiero, voy a explicar las etapas del viaje utilizándome a mí mismo como ejemplo, y la ardua tarea que ha supuesto la redacción de este artículo.

Así pues, la primera etapa es la Presentación del mundo ordinario. Aquí es donde os muestro como es mi vida antes de recibir el encargo de redactar esta entrada del blog; podéis verme trabajando en una oficina de tonos grisáceos como ingeniero químico que soy, en mi casa leyendo un cómic o haciendo la compra en uno de los supermercados del centro de Alicante, que es donde vivo. Quizá haya una escena donde vaya a nadar al mar. Me pica una medusa para darle un poco de tensión al asunto, pero sigo nadando (demostrando así mi fuerza de voluntad o cabezonería, según se mire), y luego, ya en el bar, tropiezo con una camarera y hago que derrame una copa de vino, dejando claro mi torpeza. En esta etapa trazamos algunas características básicas del personaje, y lo mostramos dentro de su entorno habitual (mundo ordinario), a fin de crear un vívido contraste con el mundo nuevo y extraño en el que está a punto de internarse (mundo extraordinario).

En la siguiente etapa del viaje se produce La llamada de la aventura. En mi caso sería el whatsapp que recibí solicitando este artículo. Tenía que enfrentarme a un problema, un desafío que debía superar, y que alteraba la tranquilidad de mi mundo ordinario. La llamada de la aventura establece las reglas del juego, plantea la contienda y define el objetivo del héroe, que, por supuesto, se mostrará reticente. En las historias de corte detectivesco, la llamada a la aventura no es otra cosa que la solicitud a un investigador privado (o personaje principal) para que acepte un nuevo caso. En asuntos de venganza, se produce un acto malvado que exige reparación, y en las comedias románticas asistimos al primer encuentro de los amantes.

Y nos metemos de lleno en El rechazo de la llamada. Imaginadme en una sala de reuniones con media docena de ingenieros, la mesa cubierta con planos de la nueva desaladora que estamos diseñando (al fin y al cabo, a eso me dedico cuando no escribo, y es lo que me da de comer), los jefes vienen y van, atosigándonos con problemas técnicos y dudas logísticas, y de repente, recibo un mensaje de La escuela de escritores ofreciéndome la oportunidad de escribir en su blog de fantasía. Es una gran aventura, claro, pero voy hasta arriba de trabajo, es imposible que saque tiempo para escribir. Además, ¿qué sé yo del viaje del héroe? ¿Quién soy yo para aparecer en un blog tan importante? Tengo dudas a consecuencia del miedo a lo desconocido. Aún no soy capaz de comprometerme con el viaje, de modo que me echo atrás y alego que voy demasiado liado como para aceptar el encargo. Llegado este punto, se necesita una influencia externa (un cambio en las circunstancias, una ofensa mayor…) para superar ese instante de miedo absoluto. En mi caso, me entero de que ofrecen un puesto de redactor fijo en el blog de la escuela, y escribir el artículo es la única forma de acceder a él.

A continuación, hace aparición El mentor. En este caso se trata de Alejandro Marcos, director del blog de fantasía, que me llama para insistir en que escriba este artículo, ya que, de hacerlo, mi mundo podría cambiar para siempre. Me ofrece consejos y guía, incluso me invita a un par de cervezas (vamos, que me proporciona pociones mágicas), y, al igual que Morfeo hizo con Neo, me ofrece las dos pildoritas de colores: azul para continuar en la oficina rodeado de planos y tabulaciones técnicas, y roja para lanzarme de lleno a un reto literario.

Obviamente, acepté el desafío o, dicho de otro modo, atravesé el Primer umbral. Penetré por primera vez en el mundo extraordinario que, en mi caso, se trata del universo artístico, tan alejado de la rigidez de los cálculos matemáticos de la ingeniería. Una vez superados mis miedos, tomé la decisión de internarme en la aventura y pasar a la acción. Por supuesto, se trata de una etapa muy importante, uno de los momentos álgidos de la historia, que suele determinar el paso entre el primer y segundo acto. Ahora ya estaba comprometido con el viaje y, tras dar mi palabra a Alejandro de que redactaría el artículo, no podía dar marcha atrás.

Así que volved a imaginadme, esta vez en casa delante del portátil, devanándome los sesos para encontrar una forma imaginativa de explicar el viaje del héroe. Al haber traspasado el primer umbral, no puedo retroceder, por lo que comienzo a preguntar a amigos cómo enfrentarme a la tarea encomendada. Visito bibliotecas. Consulto internet, y me doy cuenta de que ya hay cientos de artículos sobre el viaje del héroe, todos ellos firmados por autores mucho más eruditos que yo. No obstante, unas amigas libreras insisten para que no me rinda, dicen que piense una forma única de narrar el viaje, algo que solo yo pueda hacer, y es que, como ya habréis deducido, esta es la etapa de Las pruebas, los aliados y los enemigos, donde se asimilan las normas que rigen el mundo extraordinario. Escenas como estas favorecen el desarrollo del personaje a medida que observamos como él y sus compañeros reaccionan bajo presión, por lo que suelen desarrollarse en los lugares más variopintos.

Y hasta aquí la mitad del viaje. Hemos completado seis de las doce etapas que lo componen, momento ideal para hacer un descanso y recuperar fuerzas. Dentro de unas semanas continuaremos nuestra aventura, así que preparad vuestras plumas, entablad alianzas, ¡y no dejéis de escribir hasta entonces!