Todas las entradas de: Blog de escritura

Escrito por: ALEJANDRO MARCOS

El artículo de hoy nace de dos momentos diferentes que me han sucedido, por casualidad, en las últimas semanas. El primero de ellos fue una charla de un escritor al que prefiero mantener en el anonimato y el segundo viene de la pregunta de otro alumno durante las clases de la semana pasada.

Blog de escritura de Escuela de Escritores, con Lara Coto, Alejandro Marcos, Chiki Fabregat, Jorge Corrales y Mariana Torres

La razón de que mantenga la identidad del escritor en el anonimato es porque no quiero que parezca que juzgo su manera de trabajar o que trato de boicotearlo. No tengo nada en contra de él y, de hecho, he disfrutado todo lo que he leído de él, por lo que no tengo intención de perjudicar su trabajo de ninguna manera. Además su identidad no es lo relevante ni lo que me ha llevado a escribir el artículo.

El caso es que en esa charla, uno de los asistentes, entre los que me encontraba, le preguntó que cuál había sido su camino hasta convertirse en escritor y lograr publicar el libro que estaba presentando. Un libro que, además, se ha llevado el premio de la editorial en la que ha salido. El autor nos contó que en un principio él había querido ser dramaturgo. Incluso tiene algunas obras autopublicadas que no ha conseguido representar. Tampoco ha conseguido que las editoriales medianas se fijen en su teatro. Por eso, y porque necesitaba comer, como todos los escritores, se buscó otro trabajo que no lo alejara mucho de la escritura y acabó como corrector para una editorial. Allí se dio cuenta de que lo que vendía eran las novelas, novelas de un tipo concreto. Escribió una historia pensando en cumplir esos requisitos que él había observado que se repetían en las obras elegidas por la editorial y en el mercado y se la presentó al editor, es decir, a su jefe. El editor le dio algunas correcciones, afinando aún más la obra hacia lo que se estaba demandando y el autor le hizo caso. El libro salió publicado con el premio por delante y yo personalmente considero que la obra ha sido un éxito (en cierta medida) tanto de público como de crítica. El autor nos recomendó estar atentos al mercado, ver lo que se publicaba y tratar de generar algo parecido, pero yendo un pasito más allá.

He de añadir y puntualizar que el libro está bien escrito y que me parece una buena obra. Quizás si hubiera conocido su proceso de creación me hubiera acercado a ella con prejuicios (o no me hubiera acercado), pero he de reconocer que aún partiendo de algo tan poco creativo como «el mercado», el autor ha conseguido crear una obra entretenida y amena.

Antes de analizar lo que opino de esta situación, voy a desvelar cuál fue la pregunta que me hizo mi alumno el otro día. Estábamos en clase y hablábamos de la vergüenza del escritor y de los bloqueos y barreras que suponen para el escritor primerizo pensar que alguien que nos conoce puede leer lo que escribimos y pensar cosas de nosotros. La conversación había comenzado porque el alumno quería escribir novela erótica, pero no quería que sus hijos o sus padres la leyeran y pensaran algo «raro» de él. En ese contexto, y dejando de lado lo que opino de los tabúes absurdos que aún existen en torno al sexo y a la separación entre autor y narrador, el alumno me preguntó que para quién escribía yo, que para quién me recomendaba escribir él.

En ese momento me acordé del autor al que había visto hacía solo unos días antes de la pregunta. No es que considere su forma de trabajar incorrecta, me parece totalmente válida y, como he podido comprobar, a él le ha dado muy buenos resultados; sin embargo, sí que pienso que tenemos concepciones diferentes de la escritura. Me alegré de que mis alumnos no estuvieran en aquella charla, porque yo siempre les digo (que es lo mismo que le contesté a este otro alumno cuando me preguntó que para quién tenía que escribir) que deben escribir para ellos mismos.

Ya he dicho en muchos artículos (me repito como el ajo) que es imposible contentar a todo el mundo. Esto es una norma general, pero se cumple aún más cuando hablamos de literatura o de cualquier otro arte por lo subjetivo del asunto que tratamos. Si es imposible contentar a todos, ¿por qué no al menos tratar de contentarte a ti mismo?

Para mí la escritura es algo muy conectado con mi propia personalidad y mi manera de ver la vida. La escritura es algo que me hace feliz y con lo que tengo que encontrarme a gusto para poder trabajar. ¿Me haría feliz escribir un libro solo porque ahora es lo que se vende? No creo. ¿Lo haría si mi sustento dependiera de ello? Por supuesto. Pero entonces ya no consideraría que estoy haciendo arte, o expresándome a mí mismo, sino que estoy trabajando. Una cosa es que un editor te dé una fecha para la entrega de un libro y otra que te dicten desde fuera (sea el editor o el mercado) lo que debes escribir.

Es verdad que como persona creativa es imposible no dar forma a ese escrito desde tu punto de vista y con tu propia experiencia y realidad, pero, no sé, para mí eso es otra cosa. No es de eso de lo que hablo cuando me refiero a la escritura. Escribir para el mercado es, para mí, como revelar a un niño la verdad de los Reyes Magos. Al final es una realidad con la que se va a topar (el niño y el libro), pero creo que no es el momento de pensar en ello.

Por eso le contesté a mi alumno que escribiera para él mismo. Escribir para que su madre no se escandalizara por las escenas sexuales no iba a garantizar que a su madre le gustara lo que escribe ni que él se sintiera orgulloso de ello. Escribir para el mercado no te garantiza que el libro tenga éxito ni que te haga feliz escribirlo. Sin embargo, escribir para ti mismo hará que puedas defender el texto a capa y espada porque es lo que querías escribir en ese momento, lo que te hacía feliz. Y, cada vez más, estoy convencido de que solo puede llegar a triunfar lo que se escribe desde el corazón. Y si no triunfa, al menos habrás escrito algo de lo que no te avergüences cuando te quedes solo, aunque eso que escribas haga que te avergüences delante de otros.  Una profesora mía decía que ella sabía cuándo había escrito un cuento bueno cuando le daba algo de vergüenza enseñárselo a otra persona. Y yo estoy de acuerdo. La cosa es que el lector muy pocas veces va a saber qué es lo que hemos puesto de nosotros y lo que no en un texto. ¿Entonces para qué preocuparse? Siempre creemos que la visita va a notar que no hemos barrido bien debajo del sofá, pero lo cierto es que muchas veces solo seremos nosotros los que nos fijemos en esas motas de polvo.

Acerca de los autores

Alejandro Marcos, fotografía de Isabel Wagemann- IMG2-675

Alejandro Marcos

Coordina el Itinerario Centauros más allá de Orión de literatura fantástica, ciencia ficción y terror, en el que imparte clases desde hace casi diez años. Ha publicado las novelas fantásticas El final del duelo, Vendrán del este (ambas con Orciny Press) y Cástor y Pólux (con Ediciones el Transbordador). En enero de 2024 la novela de terror La hora de las moscas con Plaza & Janés. Además ha participado en varios manuales de escritura de Páginas de Espuma y en varias antologías de relato fantástico.

Más información
Chiki Fabregat, fotografía de Isabel Wagemann- IMG2-675

Chiki Fabregat

Coordina el departamento de Literatura Infantil y Juvenil de la Escuela de Escritores. Ha publicado más de una docena de libros para infancia y adolescencia, entre los que destacan El cofre de Nadie, premio Gran Angular 2021, Recuérdame por qué he muerto, premio Torre del Agua 2023 o Un hada con el ala rota. También ha publicado, con la editorial Páginas de Espuma y Escuela de Escritores el manual Escribir Infantil y Juvenil.

Más información
Jorge Corrales - IMG300

Jorge Corrales

Redactor de nuestro canal de Twitter. Es Licenciado en Filología Hispánica y diplomado en Guion por la ECAM. En los últimos años ha desarrollado su actividad como escritor en redes sociales, donde acumula decenas de miles de seguidores. Cada viernes, los relatos que publica en su perfil personal se convierten en historias virales en Twitter. Entre 2012 y 2022 ha sido profesor de español y Escritura Creativa en la ciudad de Berlín.

Más información
Lara Coto, profesora de Escritura Creativa para Adolescentes en Escuela de Escritores - IMG570 - fotografía de Ático26

Lara Coto

Lara es la coordinadora del Departamento de Atención al Alumno. Forma parte del equipo de Escuela de Escritores desde 2017, donde se ha formado en cursos de Escritura Creativa, Relato Breve y Proyectos Narrativos. Desde 2021 imparte clases de Escritura Creativa para jóvenes y adultos. Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid.

Más información
Mariana Torres, profesora del Máster de Narrativa en Escuela de Escritores - IMG570 - fotografía de Gaby Jongenelen

Mariana Torres

Nació en Brasil en 1981, y reside en Madrid. Es diplomada en Guion por la ECAM y forma parte de Escuela de Escritores, donde imparte clases desde 2004. Su libro de relatos, El cuerpo secreto, fue publicado en Páginas de Espuma en 2015. Como escritora forma parte del proyecto CELA (2017-2019) y de la lista Bogotá 39 seleccionada por el Hay Festival (Bogotá39-2017).

Más información

Más información

Error: Formulario de contacto no encontrado.

Más información curso

    Compartir en