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Escrito por: ALEJANDRO MARCOS
En este otro artículo del blog os hablaba de los diferentes tipos de conflictos que podemos encontrar en una obra narrativa. Entre ellos se encontraba el conflicto interior; el conflicto del que me gustaría hablaros hoy.
Antes de comenzar, vamos a recordar lo que decíamos del conflicto en general: «Del choque que se produce entre el protagonista y la fuerza antagonista surge el conflicto narrativo. Ese conflicto será el que haga actuar a nuestro personaje y moverse para alcanzar su deseo.» Es decir, que el conflicto sería la resistencia que obtiene un personaje cuando actúa para alcanzar su deseo. Todos estos conceptos los hemos tratado en otros artículos del blog, por si os interesa consultarlos antes de entrar aún más en harina.
Dependiendo del origen de la fuerza opositora en el conflicto obteníamos tres tipos de conflicto. Vamos a centrarnos en este artículo del conflicto que se genera cuando la oposición al deseo del protagonista viene del mismo protagonista. Usaremos como base lo visto en el artículo sobre los tipos de conflicto, pero profundizaremos en las características expuestas en él.
El conflicto interno es el conflicto más importante hoy en día en una narración. En el pasado era muy común encontrarnos con historias en las que el protagonista únicamente tenía conflicto externos, pero hoy en día nos interesa que, si hay un conflicto externo, esté apoyado o refleje lo que le sucede al personaje en su interior. Del mismo modo que hoy en día es inconcebible que un personaje no cambie al final de un conflicto, puesto que queremos ver cómo afectan los conflictos a los personajes de nuestras lecturas. Lo más común es que los personajes actúen externamente movidos por un conflicto interno, es decir, porque eso que está sucediendo en el exterior afecte de alguna manera a lo que conforma el mismo ser del personaje.
Y ese mismo ser, literariamente hablando, podemos dividirlo en tres: el cuerpo, la mente y el corazón. En el cuerpo encontraremos no solo el movimiento físico y el cuerpo en sí mismo, sino también las sensaciones y el modo en el que son percibidas por el personaje. En la mente encontraremos las ideas del personaje, lo que piensa racionalmente de la forma más objetiva. Por último, encontramos el corazón, que es la parte que gestiona las emociones y los pensamientos y los convierte en sentimientos. Esta última parte será, por tanto, la más subjetiva. De la forma en la que se relacionen estos tres aspectos surgirán los conflictos internos del personaje.
Cada uno de estos elementos representa, además, un eje que puede ayudaros a ver los conflictos internos: el eje del deber, el del querer y el del poder. El primero representa las prohibiciones e imposiciones de la razón, los pensamientos que dirigen los actos del personaje. El segundo representa lo que el personaje anhela o desea de un modo físico. Este deseo es, por tanto, diferente en cierta medida del deseo que va a mover al personaje puesto que es voluble y cambiante. Por último, tenemos el eje del poder, relacionado exclusivamente con la capacidad física, la posibilidad de hacer algo o de percibir algo con el cuerpo.
El conflicto interno, por tanto, se produce cuando chocan la razón, los sentimientos y el cuerpo del personaje. Es decir, cuando no se coordinan el deber (razón), el querer (sentimientos) y el poder (cuerpo) del personaje. Un personaje puede tener conflictos con lo que debe hacer, lo que quiere hacer o lo que puede hacer. Imaginad un personaje que quiere correr una maratón, pero tiene ochenta años (quiere hacerla, pero no debe y probablemente no pueda) o un personaje que no asume su homosexualidad (quiere y puede serlo, pero cree que no debe). Lo mínimo es que exista una confrontación entre dos elementos del personaje, pero puede tener conflictos con los otros dos, como ocurría en el caso del personaje mayor que quería correr la maratón.
Todos estos conflictos internos van a producir un eco que se va a ir expandiendo desde el personaje y que afectarán a sus relaciones personales y al exterior, por lo que provocarán, seguramente, conflictos de segundo o de tercer nivel. Igual que las ondas en un río cuando se tira una piedra.
Evidentemente, cuanto mejor tengamos hiladas estas ondas, más profundidad tendrá el relato y el personaje. Además, de ese modo podremos reforzar la idea o el tema que queramos transmitir sin necesidad de ser explícitos o explicativos. Además, también lograremos que al cerrar alguna de las tramas, se cierren las demás y al cerrarse el conflicto interno, se provoque el cambio en el personaje de manera automática.
Por eso es importante, a la hora de crear las tramas de un personaje (sea la principal o las secundarias) ver en qué parte del eje hacen eco esas tramas para saber si son adecuadas o no y si ayudan o despistan. En una buena obra, todo debería estar al servicio de una trama principal que repercuta en el deseo principal del personaje y en alguno de los ejes que hemos visto, llegando a resolver un conflicto interno y provocando, en última instancia, un cambio en él.
Sé que dicho así suena tan bonito como abstracto, pero al final, si tenemos buen ojo narrativo, lo normal es que las cosas acaben encajando por sí solas. Solo hay que conocer los conceptos y tener la capacidad de analizarlos por si hay que cambiar algo llegado el momento del bloqueo o de la desconexión con la historia. Muchas veces no habrá ni que sentarse a realizar un análisis de los ejes, aunque es muy recomendable conocer cuál es el conflicto interno del personaje y, sobre todo, asegurarse de que ese conflicto está en concordancia con el deseo del personaje y con la trama principal para que todo reme en la misma dirección.
En futuros artículos quizás tratemos los otros dos conflictos y veamos, de esa manera, cómo se relacionan y encajan entre ellos. De momento, ¿qué os ha parecido el artículo?, ¿reflexionáis sobre ello en vuestros escritos?
Coordina el Itinerario Centauros más allá de Orión de literatura fantástica, ciencia ficción y terror, en el que imparte clases desde hace casi diez años. Ha publicado las novelas fantásticas El final del duelo, Vendrán del este (ambas con Orciny Press) y Cástor y Pólux (con Ediciones el Transbordador). En enero de 2024 la novela de terror La hora de las moscas con Plaza & Janés. Además ha participado en varios manuales de escritura de Páginas de Espuma y en varias antologías de relato fantástico.
Más informaciónCoordina el departamento de Literatura Infantil y Juvenil de la Escuela de Escritores. Ha publicado más de una docena de libros para infancia y adolescencia, entre los que destacan El cofre de Nadie, premio Gran Angular 2021, Recuérdame por qué he muerto, premio Torre del Agua 2023 o Un hada con el ala rota. También ha publicado, con la editorial Páginas de Espuma y Escuela de Escritores el manual Escribir Infantil y Juvenil.
Más informaciónRedactor de nuestro canal de Twitter. Es Licenciado en Filología Hispánica y diplomado en Guion por la ECAM. En los últimos años ha desarrollado su actividad como escritor en redes sociales, donde acumula decenas de miles de seguidores. Cada viernes, los relatos que publica en su perfil personal se convierten en historias virales en Twitter. Entre 2012 y 2022 ha sido profesor de español y Escritura Creativa en la ciudad de Berlín.
Más informaciónLara es la coordinadora del Departamento de Atención al Alumno. Forma parte del equipo de Escuela de Escritores desde 2017, donde se ha formado en cursos de Escritura Creativa, Relato Breve y Proyectos Narrativos. Desde 2021 imparte clases de Escritura Creativa para jóvenes y adultos. Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid.
Más informaciónNació en Brasil en 1981, y reside en Madrid. Es diplomada en Guion por la ECAM y forma parte de Escuela de Escritores, donde imparte clases desde 2004. Su libro de relatos, El cuerpo secreto, fue publicado en Páginas de Espuma en 2015. Como escritora forma parte del proyecto CELA (2017-2019) y de la lista Bogotá 39 seleccionada por el Hay Festival (Bogotá39-2017).
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