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Escrito por: ALEJANDRO MARCOS
Esta semana vamos a ver cuáles son las principales diferencias entre dos géneros que se encuentran a veces muy próximos y que, sin embargo, son bastante diferentes. Tanto, que uno de ellos pertenece a los géneros de lo imposible y el otro al realismo.
Como hemos explicado en otras ocasiones, los géneros no son un conjunto de compartimentos estancos, sino que son graduaciones y, de considerarlos cajones, estos serían bastante porosos. Hay muchas obras, híbridas la mayoría de ellas, que se encontrarían a caballo entre más de un género, cuando no pertenecen a ambos sin ningún problema. Digo esto porque, sobre todo cuando trabajamos con géneros muy cercanos, estas distinciones de las que hablamos pueden ser nimias o insignificantes. Y en el fondo es cierto. Que una obra pertenezca a un género o a otro no debería importarnos mucho a la hora de escribir, aunque cuanto más conscientes seamos del género que estamos escribiendo, mejor podremos trabajarlo y más fácil tendremos el acceder a las herramientas de construcción típicas de dicho género.
Entre la literatura de género y la literatura realista podemos encontrar una línea divisoria y, sobre esa línea, encontraremos algunos géneros limítrofes como el surrealismo, lo enigmático o lo extraordinario, que es de lo que os venimos a hablar hoy. Este género a veces se conoce como lo insólito.
En la literatura de lo extraordinario, no encontramos, por sí mismo, ningún elemento imposible. Es decir, ninguno de los componentes que aparecen en la historia rompen con las normas sociales y físicas que conocemos en nuestra realidad. Eso sí, encontramos al menos uno que parezca un elemento imposible, aunque después veamos que se trata de un elemento completamente posible en nuestro mundo, solo que muy improbable. Por ejemplo: Imaginad que un viajero llega a un pueblo de Teruel y descubre que todos sus habitantes visten de rojo y llevan siempre, en las dos manos, cuando salen a la calle, dos hachas. Además, hablan sin utilizar la letra J y el primer día de cada mes se cambian de casa. Nada de esto es imposible en nuestro mundo, aunque estoy casi seguro de que no vamos a encontrar ningún pueblo así en el mundo.
Como comprenderéis, la principal diferencia entre ambos géneros radica en que en uno el elemento imposible aparece efectivamente en el relato, mientras que en el otro se da un aparente elemento imposible que posee una explicación o una posibilidad real de darse en nuestra realidad.
¿Por qué es adecuado ver estos dos géneros juntos? Por la sencilla razón de que hasta el momento en el que se produce la explicación (si es que llega), sus herramientas de escritura y de construcción son muy similares.
Ambos géneros parten de una ambientación realista a la que le introducen un elemento imposible (real o aparente). Para que la lectura sea efectiva, ambos géneros necesitarán trabajar las técnicas de la verosimilitud y lograr que el lector crea aquello que le están presentando. Al final, que el lector se crea la existencia de ese pueblo de Teruel o que se crea que una mujer levite (como ocurre en Cien años de soledad), aunque una cosa pudiera existir y la otra no, necesita del mismo esfuerzo por nuestra parte y de la misma suspensión de la incredulidad por parte del lector. El ejercicio que realiza el cerebro del lector es similar, sino idéntico, en ambas lecturas.
En la literatura de lo extraordinario, además, tendremos que lograr que la explicación posterior de ese supuesto elemento imposible, sea también verosímil y no produzca una ruptura en el pacto del lector. Sobre todo, cuando se ha barajado la posibilidad de que existiera un elemento imposible (como en los episodios de Scooby Doo). ¿Cómo se logra esto? En ocasiones de un modo tan sencillo como introduciendo algún personaje que dude desde el comienzo de la existencia de dicho elemento imposible. Ese personaje sembrará sus dudas en la mente del lector que siempre guardará un resquicio para pensar que el elemento imposible tenga una explicación natural.
Algunos ejemplos de lo extraordinario podrían ser la película Amanece que no es poco, la novela El desierto de los Tártaros, de Dino Buzzati o relatos como «El rastro de su sangre en la nieve», de Gabriel García Márquez.
También tiene ejemplos en la novela negra, donde aparece un supuesto elemento imposible que resulta no serlo. Por ejemplo, el típico personaje asesinado en una habitación con la puerta cerrada y sin ventanas, en la que un personaje se empeña en demostrar la explicación del suceso sin la aparición de ningún elemento sobrenatural. Aunque a veces las explicaciones sean casi más fantásticas que la propia aparición del elemento imposible. Esto sucede, por ejemplo, en El misterio del cuarto amarillo, de Gaston Leroux. En estos casos, hay que tener en cuenta que casi nunca se llega a presentar el supuesto elemento imposible a ojos del lector, por lo que no se llega a construir como un hecho sobrenatural. Es decir, que siempre van a permanecer en el realismo.
Otro ejemplo cercano a lo extraordinario podemos encontrarlo en Otra vuelta de tuerca, de Henry James, que puede ser interpretada como una historia de fantasmas o como la historia de la locura de una institutriz que cree ver fantasmas. En ambos casos, la construcción del elemento imposible es la misma, solo que en una lectura los fantasmas son reales, y en la otra imaginados. Las dos lecturas soportan estupendamente todas las acciones del texto. Ojo, la novela solo pertenecería a lo extraordinario si la tomamos en su vertiente realista. Si la tomamos en su vertiente fantástica hablaríamos de terror gótico y si tomamos las dos vertientes a la vez, que es en realidad como fue concebida, hablaríamos de lo enigmático (otro género limítrofe con el realismo y lo imposible).
Como veis, muchos de los ejemplos seleccionados podrían relacionarse o confundirse con otros géneros distintos. Estamos hilando muy fino con este tipo de textos, pero recordad que lo importante no es eso, sino lo eficaces que sean dichos textos y la calidad que tengan; lo que sean capaces de hacernos disfrutar.
Coordina el Itinerario Centauros más allá de Orión de literatura fantástica, ciencia ficción y terror, en el que imparte clases desde hace casi diez años. Ha publicado las novelas fantásticas El final del duelo, Vendrán del este (ambas con Orciny Press) y Cástor y Pólux (con Ediciones el Transbordador). En enero de 2024 la novela de terror La hora de las moscas con Plaza & Janés. Además ha participado en varios manuales de escritura de Páginas de Espuma y en varias antologías de relato fantástico.
Más informaciónCoordina el departamento de Literatura Infantil y Juvenil de la Escuela de Escritores. Ha publicado más de una docena de libros para infancia y adolescencia, entre los que destacan El cofre de Nadie, premio Gran Angular 2021, Recuérdame por qué he muerto, premio Torre del Agua 2023 o Un hada con el ala rota. También ha publicado, con la editorial Páginas de Espuma y Escuela de Escritores el manual Escribir Infantil y Juvenil.
Más informaciónRedactor de nuestro canal de Twitter. Es Licenciado en Filología Hispánica y diplomado en Guion por la ECAM. En los últimos años ha desarrollado su actividad como escritor en redes sociales, donde acumula decenas de miles de seguidores. Cada viernes, los relatos que publica en su perfil personal se convierten en historias virales en Twitter. Entre 2012 y 2022 ha sido profesor de español y Escritura Creativa en la ciudad de Berlín.
Más informaciónLara es la coordinadora del Departamento de Atención al Alumno. Forma parte del equipo de Escuela de Escritores desde 2017, donde se ha formado en cursos de Escritura Creativa, Relato Breve y Proyectos Narrativos. Desde 2021 imparte clases de Escritura Creativa para jóvenes y adultos. Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid.
Más informaciónNació en Brasil en 1981, y reside en Madrid. Es diplomada en Guion por la ECAM y forma parte de Escuela de Escritores, donde imparte clases desde 2004. Su libro de relatos, El cuerpo secreto, fue publicado en Páginas de Espuma en 2015. Como escritora forma parte del proyecto CELA (2017-2019) y de la lista Bogotá 39 seleccionada por el Hay Festival (Bogotá39-2017).
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