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Escrito por: ALEJANDRO MARCOS
Este es el último artículo del curso antes de tomarnos unas merecidas vacaciones. En septiembre volveremos con más fuerzas y muchas más cosas interesantes que contaros. Ya tenemos algunos artículos preparados para el mes de septiembre y estoy convencido de que os van a encantar.
Pero antes de eso, me gustaría daros un último consejo para este verano: Descansad de la escritura. Olvidaos de ella por unos días o incluso por un mes completo. Parece un poco incongruente con todo lo que os cuento en el blog, con eso que siempre os digo: que lo importante es escribir, aunque lo que escribamos sea malo. Bueno, a veces también hay que no escribir y el verano es una época maravillosa para ello.
Os cuento por qué.
La escritura es un ejercicio mental que, aunque solamos acometer con ganas y entusiasmo, produce mucha fatiga en el cerebro. La fatiga continuada puede provocar que nos resulte más complicado concentrarnos y que nuestro rendimiento sea menor. Un menor rendimiento va a provocar frustración y más fatiga. Vamos a tener que dedicarle más tiempo a las mismas cosas. Si a eso le sumamos que esa fatiga se va sumando, entramos en una espiral que no augura nada bueno. Las máquinas necesitan enfriarse de vez en cuando para funcionar bien.
El verano es el momento ideal para detener nuestra escritura porque podemos «detener» a la vez el cerebro. La mayoría de nosotros disfrutamos de un periodo de vacaciones en verano y, al no tener que trabajar, podemos dedicar nuestros esfuerzos y nuestros pensamientos a cosas más lúdicas y menos agobiantes. Si no trabajamos, pero escribimos, es probable que el cerebro no descanse lo suficiente y comencemos septiembre un poco cuesta arriba.
Tampoco es buena idea forzarnos a escribir durante el mes de descanso porque empezaremos el año siguiente con poca energía. Y el otoño y el invierno son muy largos. Aquí ya no hablo solo de cansancio y estrés (que también), sino de nuestro estado emocional. Por mucho que crea que la escritura no debe ser terapia, es totalmente cierto que es una actividad que se ve muy influida por el estado emocional en el que nos encontremos. Hay muchas posibilidades de que abandonemos la escritura si no tenemos energía ni humor para escribir. Y, de nuevo, eso puede llevarnos a una frustración que ahonda en ese sentimiento negativo y que también va a afectar a la manera en la que encaramos nuestras obligaciones diarias.
A nuestros textos, además, también les va a venir bien que los dejemos reposar un tiempo. En este otro artículo os hablé de mi rutina de escritura y de cómo aprovechaba el verano para dejar reposar los proyectos o bien antes de su revisión final o bien para comenzar dicha revisión. Es fundamental que los textos respiren lejos de vosotros antes de acometer los últimos retoques. Cuando revisamos, nos metemos tanto dentro del texto, que es muy fácil que se nos pasen por alto algunos problemas tontos que podremos detectar con facilidad cuando haya pasado un tiempo. Leer nuestros textos con los ojos de un extraño, nos ayudará mucho durante la revisión.
También podéis aprovechar estos días de descanso para poner en barbecho la imaginación y que vaya regenerando sola todos los nutrientes y energizantes que vamos a necesitar después en la escritura. En verano suelen ocurrírseme muchísimas historias. Si no historias completas, sí que me vienen a la cabeza ideas, personajes, imágenes o incluso escenas que después pueden convertirse en el germen de una historia. Si no tengo el terreno preparado para sembrar dicha semilla, lo más probable es que se malogre. Esto parece una tontería, pero no lo es en absoluto. Hay veces, incluso, que durante el verano es cuando se me ha ocurrido, sin querer, la solución a una trama o al arco de un personaje que no terminaba de encajar. Como yo soy de tiro largo en mi escritura, ese tipo de problemas me suele perseguir durante mucho tiempo. Al igual que pasa con las cosas que perdemos y que encontramos cuando dejamos de buscar, a veces la cabeza y la imaginación funcionan de esa manera. Presionar y forzar no siempre es la mejor solución y, en el caso de la escritura, casi nunca.
En ese sentido, creo que es el mejor momento para recargar las pilas y reconciliarse con la lectura. Aprovecha ese tiempo no dedicado a la escritura para leer aquello que quieras leer. Ya sean libros cortos o largos. Pero lee. Y disfruta haciéndolo. Si fueras un personaje del videojuego Sims, tendrías que recargar al tope la barra de la felicidad porque es probable que después, durante el curso escolar y la rutina, no tengas tanto tiempo para leer o no puedas dedicar ese tiempo a leer aquello que te gusta. Es el momento de los placeres culpables, de los libros vuelve páginas que no puedes dejar, aunque la historia se quede solo en la superficie. No es necesario pensar todo el tiempo ni que todo lo que hagamos tenga significado vital. Está bien leer libros que no te cambien la vida, que no se la cambien a nadie; y está mejor aún hacerlo en verano. Yo aprovecho, por ejemplo, para leer libros largos a los que les pueda dedicar más tiempo en cada sesión de lectura. Es la única manera de no sentirme mal porque el libro me dure demasiado y de poder seguir la historia con coherencia. Leer un libro largo a saltos no me produce ninguna satisfacción.
Como ves, hay muchísimas razones por las que puedes dejar de escribir durante el verano. Si necesitas permiso para hacerlo, aquí lo tienes. Y si necesitas un argumentario que presentarle a tu cerebro para que te deje en paz mientras te remojas los pies, puedes presentarle este artículo de mi parte. Dile a tu cerebro que también debe irse de vacaciones, que le quieres mucho, pero que ya volverás a hacerle caso cuando vuelva la rutina. Mientras tanto, manos lejos del teclado.
Coordina el Itinerario Centauros más allá de Orión de literatura fantástica, ciencia ficción y terror, en el que imparte clases desde hace casi diez años. Ha publicado las novelas fantásticas El final del duelo, Vendrán del este (ambas con Orciny Press) y Cástor y Pólux (con Ediciones el Transbordador). En enero de 2024 la novela de terror La hora de las moscas con Plaza & Janés. Además ha participado en varios manuales de escritura de Páginas de Espuma y en varias antologías de relato fantástico.
Más informaciónCoordina el departamento de Literatura Infantil y Juvenil de la Escuela de Escritores. Ha publicado más de una docena de libros para infancia y adolescencia, entre los que destacan El cofre de Nadie, premio Gran Angular 2021, Recuérdame por qué he muerto, premio Torre del Agua 2023 o Un hada con el ala rota. También ha publicado, con la editorial Páginas de Espuma y Escuela de Escritores el manual Escribir Infantil y Juvenil.
Más informaciónRedactor de nuestro canal de Twitter. Es Licenciado en Filología Hispánica y diplomado en Guion por la ECAM. En los últimos años ha desarrollado su actividad como escritor en redes sociales, donde acumula decenas de miles de seguidores. Cada viernes, los relatos que publica en su perfil personal se convierten en historias virales en Twitter. Entre 2012 y 2022 ha sido profesor de español y Escritura Creativa en la ciudad de Berlín.
Más informaciónLara es la coordinadora del Departamento de Atención al Alumno. Forma parte del equipo de Escuela de Escritores desde 2017, donde se ha formado en cursos de Escritura Creativa, Relato Breve y Proyectos Narrativos. Desde 2021 imparte clases de Escritura Creativa para jóvenes y adultos. Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid.
Más informaciónNació en Brasil en 1981, y reside en Madrid. Es diplomada en Guion por la ECAM y forma parte de Escuela de Escritores, donde imparte clases desde 2004. Su libro de relatos, El cuerpo secreto, fue publicado en Páginas de Espuma en 2015. Como escritora forma parte del proyecto CELA (2017-2019) y de la lista Bogotá 39 seleccionada por el Hay Festival (Bogotá39-2017).
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