Escrito por: ALEJANDRO MARCOS

Hace un par de semanas que hemos regresado un curso más con vosotros a nuestro querido blog. Seguro que no se os ha hecho la espera tan larga como lo ha sido para mí. Estos primeros posts del curso siempre son algo más tristes que los demás porque dejamos atrás el descanso, la ausencia de preocupaciones y la sensación de libertad que siempre nos deja el verano.

Por eso este año he querido traeros un post algo más optimista con el que poder destacar, precisamente, esa otra parte que tiene el mes de septiembre: aquella que significa un nuevo comienzo, la sensación de la página en blanco, las posibilidades y los proyectos. Para mí, septiembre es muy parecido a enero. De hecho, yo empleo enero como una segunda oportunidad de replantear las cosas que se estén torciendo desde septiembre. Por eso, casi siempre uso agendas de curso escolar en lugar de las anuales (edad adulta, ¿quién?). Y siguiendo ese espíritu positivo, os quiero contagiar de perspectivas y planes y os presento estos propósitos de escritura que suelen ser comunes y que muchas veces no sabemos cómo llevar a cabo.

Uno de los primeros objetivos relacionados con la escritura que solemos ponernos es leer más. Cada año yo me propongo superar el número de libros leídos durante el curso anterior y, en general, suelo conseguirlo (aunque tenga que cambiar algunos largos por pequeños). Para ello viene muy bien contar con aplicaciones como Goodreads, que nos ayuda a generar nuestros propios retos de lectura. En la aplicación yo tengo activado uno anual, pero que comienza en enero, no en septiembre, por lo que para este caso no nos serviría del todo. Juntarse con amigos, hacer una lista completa de las lecturas del curso, buscar clubs de lectura, acudir a actividades de bibliotecas o redes sociales pueden ayudarte a cumplir con el reto que os hayáis propuesto. Es importante, como siempre, no abarcar demasiado y frustrarse después. Mira cuántos libros has leído el año pasado e intenta superarlo aunque sea en una unidad. Al menos es lo que a mí me ha funcionado durante estos años pasados.

Cómo no, septiembre es un momento ideal para ponerse a desarrollar proyectos nuevos. En un artículo anterior, os hablaba de mi proceso creativo y de cómo empleaba el mes de septiembre siempre como planificador del resto del año. Septiembre es un mes, para mí, de detenerse, mirar el proyecto y organizarlo. Suele ser un mes bastante enérgico, como enero, por lo que es muy adecuado para este tipo de planificaciones. Os sugiero intentar ver el proyecto como un todo y marcaros una meta, algo que queráis conseguir en junio o julio, cuando el curso termine. Si quiero tener escrito el primer borrador de la novela en junio, ¿cuánto debería escribir cada semana? No os olvidéis de que existen algunos complementos que os pueden ayudar mucho a la planificación de proyectos, como estos cuadernos de los que os hablé en otro artículo. Ponerse una meta concreta os ayudará a tirar de vosotros cuando no tengáis ganas, igual que lo hacen las entregas de los cursos de escritura.

Hablando de cursos. Ese suele ser un gran propósito escritoril, aprender a escribir apuntándose a algún taller. Yo, como siempre, os recomiendo los de Escuela de Escritores, porque tienen de todo, sus profesores son geniales y, además, me tienen a mí en Literatura fantástica. ¿Qué más se puede pedir? Pero no solo de cursos vive el hombre, también podéis aprender a escribir de forma autodidacta. El tempo es algo mayor, pero el resultado, si tenéis fuerza de voluntad, es igual de adecuado. Para este método os recomiendo emplear libros de teoría literaria, como los que os recomendaba en este otro artículo del curso pasado.

Buscando ese impulso de «obligarse» a escribir cuando no hay ganas (y no las habrá, estad seguros, septiembre llega con mucha energía, pero el invierno es largo), también es recomendable tener una red de contenido de escritura que haga que te empapes de ese compañerismo y de la ayuda que solemos darnos los escritores noveles unos a otros. Sigue cuentas de Twitter, lee blogs, escucha podcast, busca contenido en Instagram, etc. Cualquier red social sirve, si te hace completar ese contenido narrativo que quizás no tienes en tu día a día, ni en tu trabajo ni en casa. De esta manera aprenderás a valorar más lo que haces, tomarte más en serio la escritura, de una forma muy sencilla. Y ese sería, de hecho, el cuarto propósito de los que os traigo hoy; tomarse en serio nuestra escritura. De hecho, si tenéis dudas sobre cuál de todos es más importante, este, y el que viene a continuación, deberían ser los primeros.

Por último, es muy importante proponerse disfrutar. Parece una chorrada, una frase de autoayuda sacada de una taza, pero no. Es muy importante tener presente siempre que esto se hace para disfrutar. No debería suponeros un gran esfuerzo o un disgusto o malas sensaciones. Si es así, revisad la forma en la que os estáis relacionando con la escritura, quizás podáis cambiar algo que os haga mirar esa relación de otra manera. O quizás haya algo externo a la escritura que sea lo que provoque esa sensación. Sea como sea, uno de los objetivos principales que debéis plantearos a la hora de escribir es disfrutar y pasarlo bien. Cuando eso pasa, creedme, es mucho más fácil escribir bien.

Espero haberos demostrado que septiembre no tiene por qué ser un mes triste en el que se comienzan a caer las hojas y empieza el frío, sino que también puede ser una época de optimismo, de comenzar planes y realizar aquellos cambios que muchas veces no nos atrevemos a realizar durante el año. Además, en septiembre solemos regresar llenos de energía, la energía que nos han recargado el verano y las vacaciones. Este año, además, estoy seguro de que todos nosotros hemos aprovechado el verano al máximo para quitarnos el mal sabor de boca del año anterior. Usemos esa energía para poner en marcha cosas en lugar de desperdiciarla quejándonos. Muchísimo ánimo para aquellos que este año vayan a poner algo en marcha, desde este blog os acompañaremos en el proceso.