Carta a una protagonista de novela romántica

Escrito por: CHIKI FABREGAT

Querida protagonista de novela romántica, ahora que llevamos un tiempo juntas, ha llegado la hora de que nos sinceremos: me gustas y quiero darte las gracias por los buenos ratos que hemos pasado, pero hay algo que se interpone en nuestra relación

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En los últimos meses he leído muchas historias de amor. Puede que me acercase al género con afán quirúrgico, con el deseo y la necesidad de desmontarlo pieza a pieza para aprender su arquitectura, pero a estas alturas reconozco que disfruto viendo cómo te enamoras. Disfruto de los clichés, de los arcos argumentales repetidos, de las situaciones casi inverosímiles, de los atardeceres sobre un puente en Central Park, que ya ves tú qué se me habrá perdido a mí en Central Park, teniendo al ladito el Madrid Río, y hasta disfruto de las casualidades. Me cansa un poco, lo reconozco, tanta pasión desbordada, porque una ya tiene una edad. Tal vez estoy chapada a la antigua y prefiero un buen diálogo antes de las caricias, pero también quiero caricias, no me malinterpretes. Me gusta que te sonrojes, que se te acelere el corazón y todo eso. Decido creerte y no ver los agujeros en el tapiz de la verdad porque, antes incluso de abrir el libro, he decidido que sé lo que quiero y sé dónde encontrarlo. Me dejo llevar, ya ves. Creo que esto lo he aprendido de ti, porque en todas las novelas románticas llega un momento en el que te dejas llevar, aunque hayas luchado muy fuerte para evitarlo. En fin, me has hecho pasar muy buenos ratos y es justo que te dé las gracias. Me encantaría que siguiésemos juntas. Con libertad, ya sabes, una relación abierta. 

Pero… tengo condiciones: tienes que dejar de engañarme

Ya no me creo ese empeño tuyo en negar lo evidente. Las primeras veces pensé que era… yo qué sé, inocencia, candor. Pero ya no. Llámame malpensada, pero creo que solo lo haces para tenerme más tiempo enganchada, para generar una tensión demasiado artificial. Comprendo que no te lances en brazos de esa persona que ha aparecido en traje de baño o vistiendo solo una toalla, aunque haya una gotita de agua indiscreta que se cuela hacia el lugar prohibido, centro del placer y la locura, y te mueras de ganas de ver hasta dónde llega. Comprendo que la primera vez que te lleva a esa isla maravillosa donde las tormentas rebotan en la montaña y, aun así, tu corazón suena por encima de los truenos cuando te coloca un mechón de pelo detrás de la oreja, no le digas que amas cada hueso de su cuerpo. Pero quinientas páginas para decírselo… se me hacen muchas. No me creo que necesites todo ese tiempo para entender que no malinterpretas las señales, porque sé que no eres tonta. Dime que tiene otra pareja, que el puñetero árbol genealógico perdido dice que compartís madre, dime que estás muriéndote y no quieres que te vea sufrir. Bueno, no, no me digas que te mueres o me pondré muy triste. No me acerco a las historias de amor para ponerme triste. Dame cualquier excusa para alargar el tiempo hasta que eliminéis el espacio entre tu cuerpo y el suyo y os fundáis en un beso tan largo y tan profundo que se os duermen los labios y me la creeré. Pero que no te des cuenta… Ay. Eso me cuesta muchísimo. 

Cuando leo, elijo. Elijo lo que creo y lo que perdono. Elijo el género, la firma, el tipo de historia. Elijo lo que pienso que va a satisfacer mi deseo lector de ese momento. Y cuando leo tu historia elijo creer que tenéis esa energía y esa pasión veinticuatro siete, que una sola frase de otra persona puede hacer que se te erice la piel de todo el cuerpo, incluso cortarte el habla y la respiración, por qué no. A veces te envidio. Elijo libro, historia, firma, protagonista como quien marca casillas en un boleto de apuestas: dos contra uno a que termino creyendo en el amor; cinco a dos a que seré más feliz con un romance paranormal; tres a uno a que aplaudo cuando por fin le arranques la toalla; todo o nada a que puedo sentir lo que tú dices que sientes. ¿Sabes?, cuando tu historia me satisface, he ganado la apuesta y me siento muy bien. Feliz, incluso. Pero a veces, no me lo tomes a mal, seguramente no eres tú, soy yo, a veces solo cobro un reintegro, una satisfacción pequeña que justifica el tiempo que te he acompañado. Y otras ni siquiera eso. Es lo que tienen las apuestas. Tampoco esto de acertar o no al elegir es algo exclusivo de la novela romántica, así que no le daremos más vueltas. 

Pero hay veces, al verte dar vueltas alrededor de esa persona a la que amas hace doscientas cincuenta páginas, que tengo la sensación de que he perdido el tiempo buscando placer en el lugar equivocado. Y no hablo del placer que me produce esa gota traviesa empeñada en pasar más allá de la frontera de la toalla, sino del placer lector. Esas veces siento que me has tomado por tonta y hay pocas cosas que me molesten tanto. 

Creo en la literatura romántica, creo en el placer que se obtiene leyendo historias de amor, creo que las personas que escriben bien estas historias. Creo en el poder que tiene un libro para hacerme sentir bien y agradezco las historias dulces, tiernas, respetuosas. Agradezco muchísimo que quienes escriben hoy tengan conciencia feminista y se preocupen por ti, protagonista, por lo que quieres y lo que no quieres. Agradezco que la violencia ya no sea entendida como una forma de amor apasionado. Pero no quiero sentir que me engañas, que me manipulas. 

En esta relación nuestra prometo seguir queriéndote si tú prometes abrir los ojos. Y no es por mí. O no solo. Es que dice muy poco de ti que no seas capaz de ver lo que tienes delante. Y, si no, no pasa nada, cada una por su lado, sin malos rollos. Tú encontrarás quien quiera leer tu historia y yo quien respete mi apuesta lectora

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Acerca de los autores

Chiki Fabregat, fotografía de Isabel Wagemann- IMG2-675

Chiki Fabregat

Coordina el departamento de Literatura Infantil y Juvenil de la Escuela de Escritores. Ha publicado más de una docena de libros para infancia y adolescencia, entre los que destacan El cofre de Nadie, premio Gran Angular 2021, Recuérdame por qué he muerto, premio Torre del Agua 2023 o Un hada con el ala rota. También ha publicado, con la editorial Páginas de Espuma y Escuela de Escritores el manual Escribir Infantil y Juvenil.

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Alejandro Marcos

Coordina el Itinerario Centauros más allá de Orión de literatura fantástica, ciencia ficción y terror, en el que imparte clases desde hace casi diez años. Ha publicado las novelas fantásticas El final del duelo, Vendrán del este (ambas con Orciny Press) y Cástor y Pólux (con Ediciones el Transbordador). En enero de 2024 la novela de terror La hora de las moscas con Plaza & Janés. Además ha participado en varios manuales de escritura de Páginas de Espuma y en varias antologías de relato fantástico.

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Jorge Corrales

Licenciado en Filología Hispánica y diplomado en Guion por la ECAM. En los últimos años ha desarrollado su actividad como escritor en redes sociales, donde acumula decenas de miles de seguidores. Cada viernes, los relatos que publica en su perfil personal se convierten en historias virales en Twitter. Autor de las novelas Las chicas del muro (Ediciones B) y El escritor y la espía (Planeta).

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Lara Coto

Lara es la coordinadora del Departamento de Atención al Alumno. Forma parte del equipo de Escuela de Escritores desde 2017, donde se ha formado en cursos de Escritura Creativa, Relato Breve y Proyectos Narrativos. Desde 2021 imparte clases de Escritura Creativa para jóvenes y adultos. Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid.

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Lucía Emmanuel, profesora de Escuela de Escritores - IMG300 - fotografía de Ático 26

Lucía Emmanuel

Licenciada en Física y Máster en Cultura Científica e Innovación. Forma parte del equipo de Escuela de Escritores en el área de Informática. Imparte un Laboratorio de metáforas y fue alumna de la IX Promoción del Máster de Narrativa de Escuela de Escritores. En 2019 participó en el curso europeo de formación de profesorado de la EACWP. En 2021 publicó su primer poemario, Muro con buganvilla, con la editorial Amargord, reeditado en 2024 por Buenos Aires Poetry.

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