Escrito por: ALEJANDRO MARCOS

Otro año más nos adentramos en la spooky season con propuestas para vuestras historias. Desde Centauros más allá de Orión siempre hemos abogado por mirar cerca antes de irnos a buscar inspiración lejos.

Hablar de nuestro entorno y de las cosas que conocemos puede facilitarnos mucho la vida a la hora de escribir. Más de lo que pensamos. Siempre hablando en general, el texto resultante será más natural, más cercano y más accesible para los lectores. Además, nos ahorrará mucho tiempo en documentación, investigación y revisiones (aunque, me temo, siempre habrá un poco de las tres cosas).

Acercarnos a nuestro folklore permitirá que siga vivo y lo actualizará. Como ya sabemos, es muy difícil, por no decir imposible, integrar cualquier elemento externo de la cultura o de la sociedad y no pasarlo por nuestro propio filtro de escritor. Eso hará no solo que mantengamos vivo el folklore, sino que lo enriqueceremos con nuestra propia aportación. Exactamente como hizo Stoker con los vampiros o Tolkien con los elfos.

En estos dos artículos anteriores os hablamos de duendes y de seres terroríficos del folklore español que también podéis emplear en vuestras historias. A ellos, nos gustaría añadir estos tres asustaniños y, de regalo, otras dos criaturas terroríficas que no son exactamente asustaniños.

Antes de comenzar, sería adecuado aclarar a qué nos referimos con el término «asustaniños». Un asustaniños es una criatura mitológica que existe en todas las culturas. Se trata de seres creados para, como su nombre indica, meter miedo a los niños e impedir que se comporten de alguna manera concreta. Los más conocidos de nuestra cultura son el coco o el hombre del saco. La mayoría de estas historias amenazan a los niños con ser llevados de sus hogares (o devorados) por estos seres. Durante siglos, se han empleado para que los niños se terminen la comida, no salgan por la noche, se duerman, no jueguen en el bosque o hablen con extraños. En la cultura española podemos encontrar una gran cantidad de ellos.

Esta es la selección que os traemos esta semana:

El sacamantecas:

Este caso es uno en el que la realidad supera la ficción, pues se han dado casos de asesinos que han actuado como el sacamantecas en nuestro país (una pequeña búsqueda en Wikipedia os lo confirmará). El sacamantecas se representa habitualmente como un hombre que se dedica a sacar la grasa (la manteca) de las mujeres y los niños para elaborar con ella productos y ungüentos. Su procedencia deriva de la creencia antigua de que las grasas de las personas (sobre todo las jóvenes) tenía propiedades curativas. Se da en toda la tradición hispánica y con sus historias se pretendía que ni niños ni mujeres salieran solos de casa.

El tragaldabas:

También conocido como zamparrón. El tragaldabas es un ser perteneciente al folklore hispano que era conocido por su hambre insaciable. Se dedicaba a tragar todo aquello que se le pusiera a su paso. En algunas historias, devora desde un ejército a una montaña. Su creación responde a las historias de desapariciones en las que no quedaba nada de la persona. Como es evidente, se empleaba para evitar que los niños dejaran el poblado o la aldea sin permiso o acompañante. Ha dado lugar a muchos cuentos y dependiendo de la zona del país, se le conoce con un nombre u otro.

La Dama Nutria:

También conocida como Bilbiana. El último de los asustaniños de esta semana es una criatura acuática que habita en el fondo de un barranco. Es típica del folklore aragonés y Navarro. Se trata de un ser, a veces con aspecto de mujer, a veces con aspecto de nutria, que surge del agua para castigar a los niños que han desobedecido. Muy extendido es su castigo hacia los niños que se han levantado la noche del cinco de enero para ver a los Reyes Magos. Para vencerla, es necesario emplear un bastón especial.

Hay muchos otros, aunque la mayoría son diferentes versiones del coco o del hombre del saco. Estos tres nos han parecido interesantes y, en algunos casos, lo bastante originales para inspiraros a crear alguna historia de terror ambientada en vuestro lugar de origen.

Para completar el elenco de criaturas, y porque cinco es un número mágico, os traemos otras dos criaturas terroríficas que también podéis aprovechar para vuestras historias:

La manona:

Ente invisible o con forma de mano negra peluda que se cuela en las casas y provoca angustia y pesadillas a los durmientes. Es parecida a la pesanta, solo que no tiene forma de perro negro, aunque actúa igual. En algunos lugares, para evitar esas angustias nocturnas, se colocaban tarros con lentejas para que la manona se entretuviera contándolas y no llegara hasta la cama de sus víctimas. La expresión «la mano negra» deriva de este espíritu maligno.

El endriago:

Mitad dragón, mitad hidra y con aspecto vagamente humanoide. El Amadís de Gaula se enfrentó a él en sus aventuras. Su origen es demoniaco y siempre se le asocia a Satanás. En la tradición, se dice que vive en una isla desierta en la que todo ha sido arrasado. Acabar en esa isla solía ser una metáfora de terminar en el infierno. Se trataba de un ser violento, con grandes capacidades de ataque y cierta inteligencia y poderes mágicos.

Hasta aquí la selección de este año. No cabe duda de que tenemos un folklore rico que nos puede venir de perlas a los amantes del género de terror. Incluso yo, que ya conocía estos seres, he sentido muchas ganas de ponerme a escribir sobre ellos en algún relato.

Toda esa información está extraída de búsquedas en Internet y de Wikipedia. Con una búsqueda con detenimiento, podéis encontrar más información sobre estos seres si os han despertado la curiosidad.

Esperamos que os haya gustado el listado y, sobre todo, que os haya inspirado mucho a la hora de escribir. Seguiremos recopilando información sobre seres mitológicos para traeros más artículos como este en el futuro.