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Escrito por: ALEJANDRO MARCOS
Una parte importante de la escritura es el talento, pero poca gente habla de lo que viene después, de que para malear y llevar a buen puerto ese talento es necesario contar con una buena predisposición a luchar por la escritura. De eso habla Haruki Murakami en su ensayo y de eso os hablamos esta semana.
Permitidme que empiece el artículo con una cita de Haruki Murakami. En concreto de su libro «De qué hablo cuando hablo de escribir». Este artículo comienza una serie de ellos en los que utilizo el ensayo del autor japonés como excusa para profundizar en alguno de los temas que toca. La serie terminará con una reseña completa del libro.
Pero no adelantemos acontecimientos. Vamos con la reseña de la que os hablaba antes:
«Escribir una o dos novelas buenas no es tan difícil, pero escribir novelas durante mucho tiempo, vivir de ello, sobrevivir como escritor, es extremadamente difícil. Me atrevo a decir que casi resulta imposible para una persona normal. No sé cómo explicarlo de forma precisa, pero para lograrlo hace falta algo especial. Obviamente se requiere talento, brío y la fortuna de tu lado, como en muchas otras facetas de la vida, pero por encima de todo se necesita determinada predisposición. Esa predisposición se tiene o no se tiene. Hay quienes nacen con ella y otros la adquieren a base de esfuerzo».
De esa predisposición es de lo que quiero hablaros esta semana. Antes de eso, me gustaría matizar un par de cosas: Murakami no habla aquí de que sea fácil escribir novelas, sino de que, una vez se conocen las técnicas básicas, se puede llevar a buen puerto con relativa sencillez un par de proyectos. Y, además, es probable que esos libros sean solventes, que técnicamente sean buenos y que tengan algo que contar. Para Murakami, la dificultad aumenta de manera exponencial a partir de ese punto. Yo estoy de acuerdo con él, aunque no soy tan optimista con la facilidad para llevar a cabo esos dos primeros proyectos.
También me gustaría matizar que un escritor que sigue escribiendo después de esos dos proyectos y saca adelante otros libros (mediocres, malos o buenos) es igual de escritor que el que solo es capaz de escribir dos libros (o uno) y no va más allá. La escritura no es una carrera, no es una competición y, de serlo, sería solo una en la que competimos contra nosotros mismos.
Pero vamos a centrarnos en lo que hoy nos interesa: la predisposición. Cuando me preguntan si todo el mundo puede aprender a escribir, siempre respondo que sí, sin duda, si esa persona quiere aprender a escribir. Entonces (siempre) sale el talento a colación. Y ahí los críticos con la enseñanza de la escritura se relamen pensando que estamos contra las cuerdas.
El talento existe, no se puede enseñar (aunque sí entrenar) y es importante, lo reconozco. ¿Entonces se puede enseñar a una persona sin talento? La pregunta es tramposa. Todos tenemos talento. El talento no es cuantificable o medible. Creo que, si sientes atracción e interés por un arte, eso ya es un punto de partida para el talento. Te costará más (quizás) y no llegarás tan lejos (quizás) como otros artistas, pero eso no te impedirá saber desarrollar ese arte porque tienes un interés en él; lo cual, para mí, implica ya de por sí cierto talento.
La predisposición de la que habla Murakami creo que se parece mucho a ese talento del que os he hablado yo. Murakami habla de que después de esos dos libros, se necesita mucha perseverancia por mantenerse en la escritura. Ya os he comentado a veces que se trata de un oficio bastante desagradecido. Supongo que a partir de este segundo libro es cuando empiezan a desanimarse aquellos que se han acercado a la escritura en busca de flores y de piropos. El noventa y nueve por ciento de los escritores (me atrevería a decir el 99,99%) no triunfan con sus primeros libros. Y un libro es mucha inversión. Son muchas horas, es mucho esfuerzo solitario. Si solo vienes por las alabanzas, lo más seguro es que desfallezcas (aunque tengas ese talento que es tan importante para los que pretenden denostar la enseñanza de la escritura creativa). He visto mucha más gente «talentosa» abandonar la escritura de la que creía que iba a ver cuando empecé. Aquellos a los que he visto esforzarse desde cero y exprimir al máximo el talento que tienen, poseen muchas más papeletas para quedarse después del primer impulso.
Porque la carrera literaria es una carrera de fondo, un maratón en el que no vale el esprint. Y la gente a la que le sale algo bien a la primera con poco esfuerzo, no está acostumbrada a tener que repetir, a fallar y levantarse. Por eso creo que el talento no es tan importante, o al menos tan determinante, como nos quieren hacer creer los relatos románticos. El esfuerzo, la predisposición a la lucha, te hará cien veces más escritor porque estarás ahí trabajando si algún día se presenta una oportunidad.
Con esto no quiero decir que el objetivo de la escritura deba ser el éxito. Los que me habéis leído o me conocéis sabéis que el único objetivo con el que considero que podemos estar comprometidos como escritores es con escribir lo mejor posible en cada momento y tratar de satisfacer nuestras propias expectativas literarias de calidad. Ni más ni menos.
Si, mientras, nos llega el éxito y podemos retirarnos a escribir a una cabaña perdida en el bosque, estupendo, bienvenido sea, pero, si ese es nuestro único objetivo, estaremos entrando en la literatura con el pie cambiado. Como el que va a ver una obra de teatro esperando ver un combate de boxeo.
Esa predisposición de la que habla Murakami, para mí significa compromiso con lo que hacemos. Tomarse en serio la escritura (que no significa querer ser el nuevo revolucionario de la literatura), creer en uno mismo y seguir trabajando. Y habrá días, años, libros, que no salgan bien, donde parezca que nada tiene sentido. Los habrá. Y tendremos que lidiar con ellos no con la promesa de que pasarán y vendrán días mejores, sino con la resignación de que forman parte de la escritura y tendremos que encontrar satisfacción en otras cosas. Probablemente, como os decía arriba, lo más sano sea encontrar esa satisfacción en la escritura misma, disfrutando el proceso y, una vez concluido, disfrutando del resultado, aunque solo nosotros seamos capaces de apreciarlo.
Coordina el Itinerario Centauros más allá de Orión de literatura fantástica, ciencia ficción y terror, en el que imparte clases desde hace casi diez años. Ha publicado las novelas fantásticas El final del duelo, Vendrán del este (ambas con Orciny Press) y Cástor y Pólux (con Ediciones el Transbordador). En enero de 2024 la novela de terror La hora de las moscas con Plaza & Janés. Además ha participado en varios manuales de escritura de Páginas de Espuma y en varias antologías de relato fantástico.
Más informaciónCoordina el departamento de Literatura Infantil y Juvenil de la Escuela de Escritores. Ha publicado más de una docena de libros para infancia y adolescencia, entre los que destacan El cofre de Nadie, premio Gran Angular 2021, Recuérdame por qué he muerto, premio Torre del Agua 2023 o Un hada con el ala rota. También ha publicado, con la editorial Páginas de Espuma y Escuela de Escritores el manual Escribir Infantil y Juvenil.
Más informaciónRedactor de nuestro canal de Twitter. Es Licenciado en Filología Hispánica y diplomado en Guion por la ECAM. En los últimos años ha desarrollado su actividad como escritor en redes sociales, donde acumula decenas de miles de seguidores. Cada viernes, los relatos que publica en su perfil personal se convierten en historias virales en Twitter. Entre 2012 y 2022 ha sido profesor de español y Escritura Creativa en la ciudad de Berlín.
Más informaciónLara es la coordinadora del Departamento de Atención al Alumno. Forma parte del equipo de Escuela de Escritores desde 2017, donde se ha formado en cursos de Escritura Creativa, Relato Breve y Proyectos Narrativos. Desde 2021 imparte clases de Escritura Creativa para jóvenes y adultos. Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid.
Más informaciónNació en Brasil en 1981, y reside en Madrid. Es diplomada en Guion por la ECAM y forma parte de Escuela de Escritores, donde imparte clases desde 2004. Su libro de relatos, El cuerpo secreto, fue publicado en Páginas de Espuma en 2015. Como escritora forma parte del proyecto CELA (2017-2019) y de la lista Bogotá 39 seleccionada por el Hay Festival (Bogotá39-2017).
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