Alejandro Marcos es licenciado en Periodismo y ha formado parte de la I Promoción del Máster de Narrativa de Escuela de Escritores. Imparte, en el mismo máster, la asignatura de Proyectos Narrativos junto a Javier Sagarna desde 2023. Es el Project Manager de la participación española en la segunda y tercera edición del proyecto europeo CELA sobre conexión de artistas emergentes. Coordina los departamentos de Calidad, Formación y Relaciones Internacionales en Escuela de Escritores.

Escribe de forma regular en el blog de escritura de la Escuela. Es, junto con Inés Arias de Reyna, creador y coordinador del itinerario de literatura fantástica, ciencia ficción y terror Centauros más allá de Orión. También codirige, junto a Daniel Montoya, el podcast de la Escuela Todo empieza con una palabra, que, cada mes, estrena un nuevo capítulo.

Su novela El final del duelo fue publicada en 2015 por la editorial Orciny Press y reeditada en 2018. En 2018 publicó Vendrán del este (Orciny Press). Ha participado en tres antologías de relatos de la misma editorial. Con Ediciones El Transbordador, ha publicado Cástor y Pólux en 2022. Su última novela La hora de las moscas se ha publicado en 2024 con Plaza&Janés.

En julio de 2017 participó en el II Teachers Training Course en Normandía organizado por la EACWP. En septiembre de 2012 y con motivo de las Olimpiadas Culturales celebradas en Inglaterra, participó en el evento internacional WEYA (World Event of Young Artists) en la ciudad de Nottingham.

 

La hora de las moscas

Novela
2024

Publicado por:
Plaza&Janés

Más información

Cástor y Pólux

Novela
2022

Publicado por:
Ediciones El Transbordador

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Vendrán del este

Novela
2018

Publicado:
Orciny Press

Más información

El final del duelo

Novela
2015

Publicado por:
Orciny Press

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Alejandro Marcos es un profesor excepcional y un gran escritor. Después de tres años en el itinerario de literatura fantástica juntos, he aprendido la teoría y he conseguido completar el primer borrador de mi primera novela gracias a su ayuda. No sólo son sus conocimientos del tema impresionantes, sino que además sabe cómo transmitirlos a sus alumnos y motivarlos para seguir adelante. Muchas gracias, Alejandro.

Sonia Pérez Soriano, desde Aberdeen (Escocia)

Entrevista al profesor

Como alumno del Máster de la Escuela, creo rotundamente en la enseñanza de la escritura creativa. Por supuesto no se trata de una enseñanza al uso, pero creo que, como cualquier arte, se puede aprender a emplear las herramientas imprescindibles para potenciar al máximo la capacidad narradora de cada alumno. No todos van a llegar a la misma genialidad o al mismo nivel, pero sí todos van a conseguir crear textos eficaces.

Mi labor como profesor no es solo para mí un trabajo, es la manera en la que yo sigo en contacto día a día con la escritura y continúo y mantengo mi interés por aprender. Es un poco tópico y quizás un poco egoísta, pero es cierto que se aprende mucho impartiendo clases.

Comencé a dar clase gracias al director de la Escuela, que había sido profesor mío anteriormente y que me animó y empujó a hacerlo. Aunque lo cierto es que tampoco tuvo que animarme mucho, la docencia siempre había sido una vocación presente en mi vida.

Nunca he recibido directrices estrictas que me impidieran desarrollarme como profesor. Es más, la Escuela siempre está abierta a sugerencias y son muy tenidas en cuenta. Yo mismo he realizado algunas que se han llevado a cabo sin problema. Sin embargo, no creo que yo tenga una peculiaridad a la hora de formar a mis alumnos. Pienso que es bueno que si un profesor descubre un método que funciona, pueda compartirlo para que todos nos enriquezcamos. Creo que esa es la filosofía de la Escuela y, dentro de que cada profesor tiene sus preferencias estilísticas, se consigue crear una uniformidad que permite al alumno continuar su formación con uno u otro profesor sin que eso suponga ningún problema.

Siempre les pido disciplina y libertad. Disciplina para que ellos mismos se tomen en serio lo que hacen y puedan conseguir avances y libertad para escribir y dejarse llevar sin censurarse de ningún modo pensando en si lo están haciendo bien o mal.

Cuando acaba el curso les pido que echen la vista atrás y que hagan ellos mismos una autoevaluación de lo que han aprendido. Muchas veces el alumno no tiene consciencia de estar aprendiendo o incluso puede llegar el punto en el que se encuentren perdidos, por eso es importante a veces pararse y mirar hacia atrás.

Mi nivel de exigencia siempre se adapta a los alumnos. Los grupos son todos muy diversos y en ocasiones es necesario ir más despacio o repetir conceptos que con otros grupos ya se dan por sabidos. Pienso que como profesor hay que mantener un equilibrio siempre entre la flexibilidad y la disciplina.

De buen rollo. Me gusta que los alumnos se sientan en confianza para hablar, muchas veces no solo de literatura. No creo que sea bueno inculcar a los alumnos unos cánones estéticos o unos dogmas que encorseten más que ayuden. Por ejemplo procuro nunca hablar en negativo y sobre todo nunca obviar o ignorar iniciativas de los alumnos.

Antes lo he respondido más o menos. Por supuesto que es un intercambio, aunque los alumnos no son tan conscientes, pero cada grupo te ayuda a mejorar para el siguiente. Aprendes lo que funciona y lo que no, en lo que suele haber problemas y además te permite a ti mismo mantenerte en contacto con la teoría y trabajar tu propio lado crítico que, en el caso de la gente que además de profesor somos escritores, pueda ayudarte a la hora de desarrollar tus propios textos.

Todos los profesores deben ser pacientes, flexibles, humildes y deben saber anticiparse a sus alumnos. Un profesor de escritura debe tener, a su vez un buen ojo crítico, un camino importante como lector y cierto grado de dialéctica para saber decir las cosas que se deben mejorar sin herir y sin provocar malentendidos.

Pues en general tiendo a centrarme en temas formales de los textos, sobre todo en la verosimilitud y en las voces de los narradores. Para mí son sin duda las herramientas más útiles que pueden poseer los alumnos en el futuro para contar lo que quieran contar.

Aun siendo profesor sigo acudiendo como alumno a algunos cursos de escritura y es allí donde mejor desarrollo mi capacidad creativa. Me gusta compartir mis textos con otros y observar el punto de vista de los demás sobre mi obra ya que eso la enriquece y me hace a mí aumentar mi capacidad crítica con mis propios textos.

Para poder alcanzar un buen equilibrio entre ambas vidas es muy importante, según mi punto de vista, planificarse bien y seguir una disciplina. Empleo para mí el mismo consejo que doy a mis alumnos porque creo que funciona.

Mi escritor favorito probablemente sea Javier Marías o Faulkner, soy bastante típico. Creo que son dos escritores que juegan mucho con las voces y los narradores y eso es un tema que a mí me fascina mucho. También admiro mucho la capacidad narrativa de Carmen Martín Gaite.

Ahora estoy leyendo 1984 de George Orwell.

Alejandro Marcos, fotografía de Isabel Wagemann- IMG2-675
©Isabel Wagemann
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