Escrito por: ALEJANDRO MARCOS

Para nuestra desgracia, escritores que trabajamos género, tanto la literatura fantástica como la ciencia ficción están plagadas de tópicos, lugares comunes y personajes estereotipados de los que debemos huir como si se trataran de la peste.

Esto se debe, en gran parte, a la imitación a los clásicos, pero también se debe a cierta laxitud por parte de los lectores y los escritores a la hora de permitir cualquier cosa. Esta es una de las razones también de que estos géneros sean considerados en ocasiones como géneros menores ya que parece que los lectores de ciencia ficción o de fantasía se tragan cualquier cosa con tal de que aparezcan naves espaciales o dragones. Es tarea nuestra, como escritores actuales de género, erradicar esa creencia y hacer un esfuerzo por mostrar una visión personal de la fantasía y la ciencia ficción, que refleje nuestro punto de vista único y personalísimo.

No estoy diciendo que no existan este tipo de problemas en el realismo, para nada, pero es cierto que en los géneros debemos prestar especial atención a que no se nos cuelen estos personajes de los que os voy a hablar ahora. Por supuesto, como siempre digo, esto no es una norma. Habrá ocasiones en las que necesitemos que un personaje esté estereotipado para cumplir determinada función en el texto (por ejemplo servir de parodia o contrastar con otro personaje diferente). Vamos con estos estereotipos:

• Damisela en apuros:

Hasta hace poco, en la literatura fantástica solo podías encontrar dos tipos de mujeres. O bien esta, o la siguiente. Este tipo lo representan las mujeres que solo saben coser, que aspiran a casarse y a tener hijos y cuya mayor rebeldía ha sido negarse a tocar el arpa en una recepción en el castillo. Son guapas, sonríen y se las engaña con facilidad puesto que son todo inocencia y dulzura. Estos personajes eliminan totalmente la capacidad de actuación, de pensamiento y de decisión de la damisela. Lo más probable es que se vean secuestradas o amenazadas por un brujo/dragón/madrastra y tengan que esperar a que un hombre venga a sacarles las castañas del fuego. Por fortuna cada vez encontramos menos de estas mujeres entre los personajes de los libros.

• Guerrera semidesnuda:

En un libro de fantasía las mujeres solo tenían una opción si no querían ser damiselas en apuros y es convertirse en hombre. Estas guerreras solo se relacionan con hombres, hablan como hombres, pelean como hombres, pero, OJO, no se visten como hombres. En el momento de elegir vestuario ellas se acordaban de que tenían un cuerpo de escándalo (porque eran guerreras, pero todas tenían un prominente pecho y una cinturita de avispa) y querían lucirlo. Sus armaduras preferidas eran los bikinis de metal (las menos atrevidas) o de cuero (las frioleras). Por supuesto, casi todas, por no decir todas, han sido creadas por hombres.

• Mago sabio y viejo:

Gandalf y Dumbledore son dos ejemplos de este tipo de personajes. Lo saben todo, contestan con máximas, poseen un báculo o una varita y son estrafalarios y excéntricos hasta en su propio mundo. Suelen hablar con acertijos y desaparecer en el momento en el que podrían resolverlo todo con un simple giro de muñeca. Suelen ser los mentores del protagonista y parecen disfrutar torturándolo, por su propio bien. ¿A nadie se le ha ocurrido poner, por ejemplo, a una enana barbuda en este papel? Si no hay un mago anciano mentor podemos encontrar esta figura en un caballero de más edad que al principio se niegue a entrenar al protagonista, pero que al final acabe dando la vida por él. Vaya, qué original también.

• Malo, malísimo, malvadérrimo:

Este ejemplo vale tanto para la fantasía como para la ciencia ficción. Cuidado con los emperadores malvados y vestidos de negro. Malos, malos, malos. Más malos que una factura de la luz a finales de mes. Hay que dejar un pequeño resquicio para que los villanos sean humanos también, de otro modo no les daremos tridimensionalidad. Puede que tu villano sea muy malvado, malvadísimo, pero que le guste criar claveles en la ventana, o que no soporte que la gente mate hormigas. Pueden tener una hermana pequeña que sea su ojo derecho, un amor del pasado, algo. Es importante que el malo no sea todo maldad o no habrá lugar para la evolución. Si hacemos que los protagonistas sean un poco grises y el villano también, la tensión dramática aumentará por sí sola. Por no hablar de la credibilidad de los personajes, claro.

• Robot que se rebela contra la humanidad:

Los ejemplos aquí son millones, desde programas centrales de naves espaciales, hasta controladores de seguridad en recintos, hasta máquinas fabricantes de robots hasta robots de compañía. La historia es vieja y ya tiene poco que exprimirse. Si vais a hacer que algún robot se vuelva contra los humanos, al menos buscadle una razón totalmente creíble para que pasemos por alto el topicazo.

• Cowboy espacial:

Lo siento mucho, chicos, pero Han Solo ya está creado. En su momento la gracia de trasladar las novelas del oeste al espacio funcionó muy bien, pero hoy en día todo aquello está ya superado. El antihéroe canalla con problemas de actitud puede llegar a cansar y preferimos personajes reales, no golfos en los que no se pueda confiar, pero de buen corazón. Siguiente.

Además de estos personajes podemos encontrar otros, como son, por ejemplo: el enano impertinente y alcohólico, el caballero noble y sin mácula, el elfo protector de la naturaleza, el extraterrestre escudero, el líder de la corporación sin escrúpulos, la femme fatale conspiradora y manipuladora, etc. Nos hemos ceñido a estos porque eran los que nos parecían más relevantes y más utilizados. Están por todas partes y se esconden en los rincones más oscuros de nuestra mente para esperar a salir cuando nos despisamos. Todos estamos expuestos a ellos, por lo que lo mejor que podemos hacer es conocerlos y no bajar la guardia cuando aparezcan.

¿Qué os ha parecido la revisión?, ¿echáis en falta alguno?, ¿deberíamos haber puesto en el cuerpo principal alguno de los que se nos han quedado en el tintero? Os esperamos en los comentarios, como siempre.