Consejos para crear razas fantásticas

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Escrito por: ALEJANDRO MARCOS

La construcción de mundo es, como ya hemos visto en otras ocasiones, uno de los rasgos más atractivos para los escritores de ciencia ficción y de literatura maravillosa. En este artículo, por ejemplo, os hemos hablado de los lenguajes ficticios.

En esta ocasión me gustaría centrarme en las razas fantásticas. Entendemos raza fantástica o inventada a cualquier raza diferente de la humana que se crea con una finalidad artística dentro de una obra de ficción; en este caso concreto, de narrativa. Es decir, que no solo se trata de criaturas mágicas o de fantasía, sino que hablaremos de criaturas maravillosas y también de ciencia ficción.

La mayoría de estas razas surgen del folklore y la mitología popular. A veces son volcados directos de estas mitologías y a veces el escritor introduce algún rasgo distintivo que haga la raza algo único y personal de una obra concreta. Las razas que se escapan a la mitología o al folklore suelen crearse expresamente para un mundo o una historia y se basan en humanos, seres vivos, minerales o características humanas.

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Lo ideal es que la criatura fantástica no esté incluida en la historia sin más, sino que cumpla alguna función determinada dentro de la misma. Cuanto más cercana esté esa función a la trama de la historia, mayor será la importancia de esa raza y mayor será el espacio narrativo que podremos dedicar a su explicación y a su historia. No es lo mismo una historia en la que el protagonista sea un elfo que una novela en la que aparezca algún elfo en historias o leyendas, por ejemplo.

Muchos de los elementos de la construcción de mundo nos servirán para aumentar la verosimilitud de la historia, del mundo o de los personajes. No nos creeríamos la historia de El señor de los anillos sin la Tierra Media y sus múltiples razas.  El peligro que se corre con aferrarse a esta función de las razas es que no queda claro dónde acaba la construcción de verosimilitud y comienzan las ideas mascota del escritor.

También es recomendable que la raza tenga sentido con el mundo en el que la estamos incluyendo. Es decir, que además de servir para reforzar la verosimilitud o la trama, las razas deben apuntalar la coherencia de la construcción de mundo. Quizás no es lo más adecuado en un mundo desértico crear un montón de razas acuáticas. Podemos hacerlo, evidentemente, pero tendremos que dar tantas explicaciones que quizás eso haga que las razas se conviertan en una distracción en lugar de en un apoyo.

Por último, otra función que pueden tener las razas inventadas es la de la alegoría. Es decir, que la raza puede estar ahí como símbolo de otra cosa, representando un concepto o una característica humana de la que se quiere hablar en la historia. Es habitual, por ejemplo, que se empleen los orcos como personificación de todo lo malo del ser humano o los vampiros como personificación de los excesos carnales del ser humano.

Como hemos visto, lo más complicado es no dejarse llevar por la construcción de mundo y dejar ir ideas o razas que nos son queridas, pero que estorban a lo principal: la historia, la trama y el personaje protagonista.

Hechas las advertencias, vamos con algunos consejos que podéis tener en cuenta a la hora de crear vuestras razas.

  • Adapta: Si algo funciona, es mejor no tocarlo. Quizás haya que cambiarlo un poco para que encaje en el mundo, pero es mejor usar una raza ya creada siempre que podamos porque nos va a ahorrar la construcción de sus costumbres y su imaginario colectivo. Eso sí, si decidimos innovar o personalizar alguno de sus rasgos claves, corremos el riesgo de que haya lectores incapaces de sellar el pacto narrativo y que no entren en la historia. Algo así les paso a muchos lectores con los vampiros de Crepúsculo, que no solo no morían por la luz del sol, sino que brillaban si se exponían a ella.
  • Mezcla: También podemos crear razas mezclando cosas. Podemos mezclar dos rasgos del ser humano, un animal y un humano, dos animales, dos seres inventados, etc. Esas mezclas potenciarán los rasgos característicos de cada uno de los elementos de la mezcla y probablemente creen algo único y personal que sea exclusivo de nuestra historia y que ayude al lector a aprehender el espíritu de la misma. En estos casos, evidentemente, no podremos ahorrarnos la construcción física y cultural de la raza.
  • Exagera: También puedes elegir un rasgo humano y exagerarlo al máximo de modo que haya una raza en la que se convierta en la base de su existencia. O con algún rasgo animal o un sentido de nuestra percepción. Este tipo de personajes serán los que más claro dejen al lector la alegoría que queremos contarles. Es posible que algunas de las criaturas mitológicas más populares surgieran empleando este método de creación.
  • Deshumaniza: No todo tiene que ser humanoide ni todo tiene por qué tener inteligencia. Podemos crear razas nuevas de plantas, o de seres incapaces de comunicarse con los humanos, o seres a los que no podemos entender. Quizás ese tipo de criaturas sean más comunes en la ciencia ficción que en la fantasía y la literatura maravillosa, pero generan un efecto muy concreto en los lectores ya que aumentan su desasosiego. Aunque también podemos simplemente crear animales que no tengan forma humana y que tampoco posean una inteligencia comunicativa y que eso genere sentido de la maravilla.

Es cierto que existen generadores de razas en internet, pero mi consejo siempre será recurrir a ellos (al igual que pasa con los mapas) solo cuando nos encontremos verdaderamente atascados. Pueden ser disparadores creativos, pero nunca deben convertirse en muletas sobre las que apoyar nuestra creatividad.

Dicho esto, que no venga ningún cascarrabias a estropearos la diversión de crear nuevas razas. Puede ser un ejercicio estupendo que alimente historias futuras. No todo tiene que tener una finalidad narrativa. Así que afilad esos lápices y jugad a ver qué sale.

Acerca del autor

Alejandro Marcos, fotografía de Isabel Wagemann- IMG675

Alejandro Marcos

Coordina los Departamentos de Formación, Calidad y Relaciones Internacionales. Además, junto a Chiki Fabregat, se encarga del posgrado de formación de profesores. Imparte cursos de escritura desde 2012, es profesor, junto a Javier Sagarna, de la asignatura de Proyectos del Máster de Narrativa. Escribe acerca de narrativa en el blog de la Escuela y codirige, con Daniel Montoya, nuestro podcast. Desde 2019 trabaja como Project Manager en el proyecto CELA.

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