Remendar o reescribir

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Escrito por: ALEJANDRO MARCOS

Estoy a punto de terminar el primer borrador de mi última novela. Por fin veo en el horizonte la línea de meta y sé a ciencia cierta hacia dónde se dirigen los personajes (y la historia). Como ya sabéis, terminar el primer borrador está lejos de ser el final del trabajo. Ahora comienza todo el proceso de revisión que para mí es el más costoso (y también el que hace el libro propiamente dicho).

Os cuento todo esto porque una vez termine el primer borrador se me planteará ante mí la dicotomía entre remendar o reescribir.

¿Y cuáles son las diferencias entre remendar y reescribir? Cuando remendamos un texto, lo que hacemos es revisar lo que hemos escrito y cambiar lo necesario para que quede a nuestro gusto, pero sin escribir nada. Quizás haya que reformular alguna frase o cambiar palabras (sobre todo por las cacofonías), pero en general el trabajo será de revisión, no de escritura.

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Sin embargo, la reescritura supone eliminar todo lo escrito para escribir de nuevo el texto desde cero. Nada de arreglar, sino volver a levantar.

¿Cuál de las dos opciones es mejor? La verdad es que las dos son herramientas que vais a necesitar queráis o no en algún momento de la escritura. Lo bueno de la reescritura es que el texto resultante suele ser más directo y más fluido. Ahora ya sabemos hacia dónde vamos con la escritura y eliminaremos muchos circunloquios y vueltas sobre lo mismo. Una reescritura nos ahorrará un buen número de palabras y al lector le dará la sensación de que el texto es más unitario.

El remiendo, por otro lado, es mucho más sencillo porque solo tendremos que eliminar y reordenar. El problema que presenta es que vamos a necesitar más revisiones para lograr que el remiendo no se note cuando estés leyendo el libro, que no haya un escollo en la lectura y que el lector pueda percibir que ahí se ha cambiado algo. Este trabajo de pulimiento en ocasiones es tan tedioso y costoso, que nos saldrá más a cuenta la reescritura completa.

Lo mejor es, como ya os he adelantado, dominar las dos técnicas para hacer uso de cada una de ellas cuando la necesitemos (y las necesitaremos, creedme).

Pero volvamos a mi casi terminado primer borrador:

La primera vez que se me planteará esa decisión entre remendar y reescribir será al acabar el borrador y será referida a la novela entera. No suele ser mi modo de trabajo, pero hay escritores que una vez concluyen el primer borrador, tiran todo a la basura (o lo dejan de lado) y vuelven a comenzar la historia, esta vez sabiendo hacia dónde se dirigen. No es mi caso, como digo, o, al menos, nunca he escrito una novela en la que no pudiera salvar nada de lo escrito durante el primer borrador.

En este caso, yo necesitaré remendar la novela, no reescribirla. Si es tu caso también, entonces tendrás que enfrentarte a esa toma de decisión durante cada capítulo. Lo más habitual, y es lo que siempre hago y recomiendo a mis alumnos, es que haya que reescribir el primer capítulo entero. Por mi experiencia, si tratamos de remendar el capítulo primero, nos va a quedar un monstruo lleno de cicatrices que va a ser casi imposible que ocultemos al lector.

Además, lo más normal es que al comenzar a escribir una novela no tengamos dominada la voz del narrador ni la personalidad de los personajes. Lo esencial de la historia estará, pero se notará que aún no estábamos del todo metidos. Cuanto menor planificación, mayor probabilidad de que tengamos que reescribir el primer capítulo. Muchos de mis alumnos se han resistido a la idea de reescribir de cero el primer capítulo, pero no hacerlo supone arriesgarte a que la entrada a tu novela sea algo desarreglado y que no merezca la pena. Las historias que van mejorando hacia el final, suelen ser disfrutadas por poca gente. El primer capítulo y el último son los más importantes. Si hay que reescribir, se reescribe.

Además, esa reescritura provocará que cuando estemos revisando la novela en su conjunto, los cambios que haya que hacer en ese nuevo primer capítulo sean mínimos. Apenas tendremos que remendar un poco para que nos quede el primer capítulo definitivo y este esté hilvanado al resto de la novela de forma natural.

Lo bueno es que, normalmente, a medida que avancemos en la narración, menos reescritura necesitaremos. Habrá momentos en los que habrá que reescribir un párrafo entero o incluso más, pero raramente tendremos que reescribir de nuevo algún capítulo como suele suceder con el primero.

Con el tiempo y la experiencia, podréis ver cómo poco a poco el narrador iba siendo cada vez más fiable y más consistente y los objetivos de la historia, los conflictos y los personajes se vuelven poco a poco más coherentes. En esos casos, nos bastará con ir remendando los capítulos para que sigan el mismo tono y el argumento funcione.

Como veis, no son herramientas excluyentes, sino que son dos técnicas que se apoyan la una en la otra y que tenemos que conocer para usarlas indistintamente. A veces, incluso dentro del mismo capítulo.

Si empleamos bien estas dos técnicas, solo nosotros notaremos dónde hemos realizado cambios, cortes y reescrituras. Ese debe ser el objetivo principal de nuestra revisión. Si el lector percibe la novela como un ente coherente y como una sola unidad, habremos logrado nuestro propósito.

Es más, llegará el momento, allá por la cuarta o quinta revisión, en que no seáis capaces de distinguir con claridad dónde estaban esos cambios. Habréis pulido y barnizado tan bien la superficie de vuestro texto que no se verán las junturas, las grapas, los hilos, los remiendos ni nada de nada.

¿Qué opináis vosotros? ¿También os sucede lo mismo con el primer capítulo? Quizás sois tan reticentes como mis alumnos. Si a alguien le ha salido bien el primer capítulo a la primera, por favor, que me lo deje en los comentarios para que pueda felicitarle personalmente.

Acerca del autor

Alejandro Marcos, fotografía de Isabel Wagemann- IMG675

Alejandro Marcos

Coordina los departamentos de Formación, Calidad y Relaciones Internacionales. Además, junto a Chiki Fabregat, se encarga de la Capacitación Docente en Escritura Creartiva. Imparte cursos de escritura desde 2012, es profesor, junto a Javier Sagarna, de la asignatura de Proyectos del Máster de Narrativa. Escribe acerca de narrativa en el blog de la Escuela y codirige, con Lara Coto, nuestro podcast. Desde 2019 trabaja como Project Manager en el proyecto CELA.

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