Más trucos para combatir el bloqueo

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Escrito por: ALEJANDRO MARCOS

Hace ya unos cuantos años, os dábamos en este mismo blog cinco consejos para superar el bloqueo del escritor. Como hace ya un tiempo de ello, me gustaría aumentar estos consejos con algunos más que pueden combinarse o cambiarse por los anteriores para enfrentarnos a la tan temida página en blanco. También podéis consultar cómo usar el binomio fantástico para desbloquearse.

Para empezar, me gustaría decir que la página en blanco es un miedo que tenemos todos los escritores en algún momento de nuestra vida por lo que es importante que lo contextualicemos cuando nos suceda. ¿Nos va a molestar? Evidentemente. ¿Solo me pasa a mí? Ni de lejos. ¿Soy un mal escritor o directamente no soy escritor por haberme bloqueado? No. De ninguna manera. Esto es importante porque ser conscientes de ello nos hará superarlo antes y no enfangarnos en pensamientos negativos que nos lleven como un metrónomo del síndrome del impostor al bloqueo.

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Podemos decir que un escritor está bloqueado sobre todo en dos situaciones: la primera se da cuando nos encontramos en medio de un proyecto largo y no sabemos por dónde continuar o creemos que todo lo que hemos escrito hasta ahora no sirve para nada. Si queremos borrarlo todo o nos frustramos porque todo lo que se nos ocurre para continuar una historia nos parece basura, estamos bloqueados.

También podemos bloquearnos cuando no tenemos un proyecto de escritura, pero queremos escribir. A veces nos forzamos a escribir porque le hemos dicho a nuestros padres que somos escritores, así que un escritor no puede estar sin producir nada. Nos sentamos frente al ordenador y el cursor parpadea dentro de una página en blanco como si nos desafiara: ¿Venga, no decías que eras escritor?

Ambos casos se parecen mucho a esto de lo que os hablaba en otro artículo acerca de los diques secos.

Los bloqueos son muy peligrosos porque son como bolas de nieve que en lugar de ir creciendo con lo que se encuentran al rodar ladera abajo, van creciendo retroalimentadas por ellas mismas. Cuanto más tiempo pasemos bloqueados, más posibilidad hay de que el bloqueo se alargue. Y saberlo solo añade presión al momento en el que somos conscientes de que estamos entrando en un bloqueo. Pero todo está en nuestra mente, creedme.

Bueno, todo no. No quiero pecar aquí de falso gurú y aseguraros que los bloqueos se solucionan solo con quererlo. A veces, los bloqueos se producen por motivos emocionales (como os conté en este artículo sobre el rincón de llorar) o simplemente porque nuestras circunstancias vitales hacen que no tengamos energía ni tiempo para dedicarle a la escritura. Sin tiempo y sin energía, lo normal es que tampoco tengamos ideas que nos gusten para escribir.

Al igual que el bloqueo es una bola de nieve, la escritura también lo es. Es más probable que no nos bloqueemos y que tengamos ideas si estamos constantemente escribiendo o lo hacemos con asiduidad.

Sea cual sea el motivo por el que estás bloqueado, puede que alguno de nuestros consejos te sirva para salir del agujero. Tanto estos como los que ya os dimos en el artículo de hace un tiempo.

Para empezar, voy a decir una perogrullada: Leer puede sacarnos de muchos bloqueos. Lee algo que esté relacionado con tu proyecto si estás atascado en él, o lee algo que se parezca lo menos posible si precisamente estás bloqueado porque estás harto de tu proyecto. Lo que sea, pero lee. La lectura espabila el cerebro y hace que se despierten conexiones que creíamos extintas y que surjan ideas bastante creativas.

En concreto, esta semana me gustaría recomendaros especialmente la lectura de periódicos. La realidad supera a la ficción y lo hemos comprobado un millón de veces. Echa un vistazo a las webs de noticias o, preferentemente, a los periódicos en papel. El papel hace que sea menos probable que nos despistemos y nos vayamos a otra cosa cuando nos aparezca una notificación. Muchas noticias no nos servirán para nada (ojo, que yo he encontrado historias en la sección de economía), pero aquellas en las que se cuente algo relacionado con personas concretas pueden contener una historia. No solo en sí mismas. Es decir, que no solo puedo inspirarme a contar la historia que se detalla en la noticia de una forma más literaria, sino que puedo fijarme en elementos de la noticia que sean menos periodísticos, como los testigos, los conocidos de los protagonistas, etc. A veces su punto de vista es mucho más narrativo e interesante para nosotros como lectores. Por supuesto, podemos simplemente coger un elemento de la noticia y partir desde ahí para deformarlo o inventar todo lo que necesitemos para encontrar nuestra historia. Lo que escribamos no tiene por qué parecerse en lo más mínimo a la noticia que nos ha inspirado.

Para terminar con el apartado de la lectura, también te recomiendo leer los títulos de los libros que tengas en casa. Sin orden, sin sentido, sin tratar de buscar una historia. Deja vagar la mente y dedícate a leer las palabras y escuchar cómo suenan en tu cabeza. Los títulos suelen ser llamativos y bastante literarios por lo que es fácil que conecten con nuestra parte creativa. Además, leerlos seguidos hará que busquemos conexiones entre ellos y las historia siempre surgen de ese viaje entre un concepto y otro con el que no tienen nada que ver, aparentemente.

Igual que con la lectura podemos hacer con cualquier otro arte. Yo soy especialmente fan de inspirarme con ilustraciones, sobre todo si son de fantasía, y con canciones. Escucho mucha música en castellano y a veces, sobre todo cuando voy en el transporte público, me gusta imaginarme los videoclips que podrían ilustrar esas canciones. Al pensar en el videoclip, es decir, al pensar en una imagen con cierta narrativa, es muy sencillo que salga una historia. Solo hay que preguntarse por qué están allí los personajes o qué quieren. Los títulos de las canciones o los discos también son muy inspiradores y pueden ayudarnos igual que los de los libros.

Y, a partir de ahí, ya solo es tirar del hilo. Recuerda que estas historias no tienen por qué llegar a ningún sitio. Lo importante de ellas es que recuperemos el impulso para volver a escribir. Luego ya usaremos ese impulso para otras historias, pero eso cuando estemos desengrasados.

Siguiendo estos ejemplos, estoy seguro de que podéis inspiraros con mil cosas más. Yo soy de los que piensa que en cualquier sitio se puede encontrar una historia. Mucho ánimo y a por ese bloqueo.

Acerca del autor

Alejandro Marcos, fotografía de Isabel Wagemann- IMG675

Alejandro Marcos

Coordina los Departamentos de Formación, Calidad y Relaciones Internacionales. Además, junto a Chiki Fabregat, se encarga del posgrado de formación de profesores. Imparte cursos de escritura desde 2012, es profesor, junto a Javier Sagarna, de la asignatura de Proyectos del Máster de Narrativa. Escribe acerca de narrativa en el blog de la Escuela y codirige, con Daniel Montoya, nuestro podcast. Desde 2019 trabaja como Project Manager en el proyecto CELA.

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