Las leyes de Sanderson

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Escrito por: ALEJANDRO MARCOS

Todo escritor de fantasía que se precie ha jugueteado alguna vez con la construcción de mundo (o worldbuilding); con crear razas, lenguajes (de los que os hablamos aquí), ciudades y reinos ficticios en los que ambientar sus historias. Y, si alguna vez habéis creado un mundo, es probable que también hayáis creado un sistema de magia.

Los sistemas de magia son los que determinan lo que se puede hacer y lo que no con la magia en determinado mundo o en determinada historia. Parece algo contradictorio porque suena a ponerle normas a la magia, pero yo lo traduciría más bien como a darle coherencia. Cuanta más fantasía escribas, más cuenta te darás de lo necesario que es establecer al menos unas directrices generales en tus sistemas de magia.

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Si hay alguien a quien hoy en día se le considere un experto en la creación de mundos y, sobre todo, de sistemas de magia, ese es Brandon Sanderson. Sanderson es un autor de fantasía en lengua inglesa que bate récords en ventas y en seguidores. Dentro de sus publicaciones, tiene una de la que ya os hablamos en este artículo y que no es otra que su Curso de escritura creativa. Dentro de dicho libro, podemos encontrar las tres leyes que Sanderson ha creado para los sistemas de magia en los mundos inventados.

La primera de estas leyes dice: «La capacidad de un autor para resolver un conflicto mediante la magia de manera satisfactoria es directamente proporcional a lo bien que el lector haya comprendido dicha magia» Es decir: Ojito con el deux ex machina. Con la magia sucede lo mismo que con las novelas negras cuando se resuelve un misterio. Si no le hemos dado al lector los datos suficientes como para que llegara él mismo a la conclusión a la que ha llegado el detective, estaremos ocultándole información para generar un golpe de efecto y quedar por encima del lector. Si para resolver un conflicto empleamos la magia de una manera en la que nunca antes habíamos visto que se pudiera emplear, estaremos engañando al lector de la misma forma porque le habremos ocultado información. Si no hemos sido capaces de transmitir al lector cómo funciona la magia en nuestro mundo, cualquier cosa que se realice a través de la magia le parecerá un conejo sacado de una chistera (por no salirnos de la temática).

Y con esto nadie está diciendo que haya que hacer un tratado enciclopédico que detenga la acción sobre cómo funciona la magia, sino que habrá que dosificar la información acerca del sistema de magia y mezclarla de manera equilibrada con la trama de los personajes.

La segunda ley sería: «Los defectos, las limitaciones y los costes son más interesantes que los poderes» Esta ley está en relación con la primera, ya que una magia que pueda realizarse de forma barata, sencilla y que no tenga límites ahogará cualquier tipo de conflicto. Todo podrá resolverse con un simple hechizo. Sin embargo, si nuestra historia trata de amor y la magia no puede influir en el amor, ya le estamos poniendo una barrera que hará que sean los propios personajes los que resuelvan el conflicto sin usar la magia. O si la magia puede actuar sobre el amor, pero el precio a pagar es muy alto, estaremos poniendo un coste interesante que aumentará el conflicto del personaje en busca del amor y le hará plantearse cuánto lo desea en realidad. O si la magia tiene limitaciones y el hechizo romántico solo dura unos días, etc. Hay muchas formas en las que las barreras, los defectos, las limitaciones y los costes pueden influir en una historia y servir no solo para que los personajes actúen, sino para generar conflicto y hacer avanzar la trama. Al igual que sucede con los personajes, aquellos que tengan defectos y problemas serán siempre los más interesantes en narrativa.

Y, por último, la tercera ley reza: «Antes de añadir algo nuevo, procura ampliar lo que ya tienes» Esto mismo se lo digo mucho a mis alumnos, aunque no formulado de esta manera. Lo que Sanderson quiere decir con esta última ley es que en lugar de crear distintos sistemas de magia o crearlo de forma independiente al mundo, es mucho más rentable para la historia que sea un solo sistema con aristas o que el sistema y otros elementos de construcción de mundo estén mezclados. De esa forma, cuando estemos transmitiendo cómo funciona el sistema de magia a los lectores, les estaremos transmitiendo también cómo funciona el mundo. Por ejemplo, es bastante habitual que la religión esté en contra de la magia o que sea la que la controla en los mundos inventados. De ese modo, cuando expliquemos la magia, probablemente estemos transmitiendo también el funcionamiento de la religión. Además, daremos la sensación de que nuestro mundo es más verosímil porque en la realidad que conocemos, los elementos que componen nuestro mundo no están separados unos de otro, sino que todos se mezclan. Por supuesto, este consejo vale tanto para el sistema de magia como para cualquier otro elemento de la construcción de mundo.

Es evidente que no todas las historias de fantasía necesitan construcción de mundo y que no todas las construcciones de mundo serán igual de profundas o llevarán incorporadas un sistema de magia. Lo que sí es cierto es que seguir estos consejos cuando necesites crear una te va a evitar muchos problemas de verosimilitud y de coherencia interna de la historia.

Cuanto más duro sea el sistema de magia, probablemente esté más ligado a la trama de los personajes y, por tanto, será necesaria una mayor atención por parte del narrador a la hora de transmitir dicho sistema (y, sobre todo, sus normas) a los lectores.

Como consejo final, no debemos olvidar que la construcción de mundo debe estar siempre al servicio de la historia (y no al revés) y que debe ser algo con lo que disfrutemos como escritores. No convirtamos, por favor, la hora del recreo en la hora de los deberes.

Acerca del autor

Alejandro Marcos, fotografía de Isabel Wagemann- IMG675

Alejandro Marcos

Coordina los Departamentos de Formación, Calidad y Relaciones Internacionales. Además, junto a Chiki Fabregat, se encarga del posgrado de formación de profesores. Imparte cursos de escritura desde 2012, es profesor, junto a Javier Sagarna, de la asignatura de Proyectos del Máster de Narrativa. Escribe acerca de narrativa en el blog de la Escuela y codirige, con Daniel Montoya, nuestro podcast. Desde 2019 trabaja como Project Manager en el proyecto CELA.

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