El peligro de las novelas cortas

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Escrito por: ALEJANDRO MARCOS

Me gustan las novelas cortas. Suelen ser concisas, centrarse en un único aspecto temático con la precisión de un cirujano y saciar mis ganas de conocimiento del mundo o del personaje mucho mejor que un relato. Creo, además, que hoy en día se escriben muy buenas novelas cortas y quizás de los mejores libros actuales que he leído, casi todos sean novelas breves.

A pesar de esta presentación enaltecedora, hoy vengo a hablaros de los peligros que a veces corren estos tipos de narraciones y que he detectado en mis lecturas. A veces, lo bueno, si es breve, no es dos veces bueno. Eso sí, como ya imaginaréis y he anticipado, son problemas que no se dan siempre en las novelas cortas, pero existe la posibilidad, si no se trabaja con la suficiente seriedad e implicación.

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Uno de los primeros problemas que pueden surgir es el abuso de los resúmenes. Problema que conlleva, necesariamente, una escasez de escenas. Las prisas por terminar la narración a veces hacen que incluyamos dentro de los resúmenes partes importantes del argumento que serían esenciales (o ayudarían mucho) para la construcción del tema de la novela. Los resúmenes, en general, deben guardarse para aquello que no es apenas relevante. Es complicado construir un argumento y empatía por los personajes a través de resúmenes porque eliminamos acciones y descripciones, esenciales para los dos elementos narrativos.

Lo mismo sucede con la construcción de mundo en las novelas cortas de género. Tiene que haber un punto medio entre escribir el Silmarillion y lanzarnos a la oscuridad de un mundo nuevo sin una sola descripción. Los resúmenes tampoco ayudan a la construcción de mundo porque dificultan la creación del sentido de la maravilla o de la ambientación que nutre casi todas las historias de género. Además, en este tipo de historias puede notarse más que en el realismo porque el lector de género busca, y está acostumbrado a, una lectura pausada con construcción de mundo; a sumergirse en las historias completamente hasta agotar (casi siempre en exceso) el mundo inventado. Este problema se da, especialmente, con las novelas cortas de ciencia ficción especulativa porque parece que el autor cree que la idea filosófica que quiere explorar está por encima del propio argumento. Cuidado con esto, porque se corre el riesgo de escribir un ensayo encubierto.

Y el lector puede ser engañado no solo con esto; a veces la brevedad y el resumen le sirven al escritor para pasar por alto algunos puntos del argumento que puedan resultar peliagudos y hacer tambalearse la verosimilitud. Sin salir de las novelas de género, este resumen puede usarse para no explicar o no enseñar un elemento imposible. Lo cual nos deja sin la posibilidad de construirlo en nuestras mentes lectoras. Yendo a cualquier tipo de novela, podemos ocultarle al lector datos complicados de sostener solo pasando por encima. Cuando esto se hace por pereza, suele llamar bastante la atención y resultar, al ojo entrenado, completamente inverosímil.

De hecho, la impresión de pereza y dejadez por la historia es la sensación que mayoritariamente puede llevarse un lector de este tipo de novelas mal encaradas. Da la impresión de que el escritor ha querido quitarse de en medio cuanto antes su propia historia, reduciéndola a lo mínimo de manera exagerada. Cuando nos acercamos a una novela, generalmente es porque queremos disfrutar de la lectura, no para tachar otro libro de nuestra lista de pendientes (o al menos así es como yo me acerco a la mayoría de mis lecturas). Cuando me encuentro con libros así o me descubro eligiendo libros cortos para acabarlos antes, me acuerdo de un compañero de piso que yo tuve y que veía las series a 1,5 de velocidad para que le diera tiempo a ver más capítulos (y del horror que me entró cuando lo descubrí).

Estas presiones a veces no son ni siquiera impuestas por el autor, sino que son recomendaciones de editores. El precio de los distribuidores y del papel influyen más de lo que nos gustaría en el precio de un libro y, después de todo, el precio de un libro influye en el número de ventas mucho más que la propia calidad del mismo. Por supuesto, no es este el lugar adecuado para hablar del mercado literario y sus decisiones (ni siquiera sé si sería capaz de hacerlo ni si tendría el espacio suficiente), pero es interesante contemplar todas las razones que rodean este fenómeno.

Como conclusión, creo que es necesario darle a cada historia el formato que necesita y para eso tenemos que ser lo más sinceros que podamos con nosotros mismos cuando estamos escribiendo. Desgraciadamente, no podemos escaparnos del mercado y de las tendencias actuales, pero sí podemos poner alguna resistencia y, sobre todo, olvidarnos de eso cuando estamos creando. ¿Novelas cortas? Sí, por supuesto, pero no a cualquier precio ni para cualquier historia.

Acerca del autor

Alejandro Marcos, fotografía de Isabel Wagemann- IMG675

Alejandro Marcos

Coordina los Departamentos de Formación, Calidad y Relaciones Internacionales. Además, junto a Chiki Fabregat, se encarga del posgrado de formación de profesores. Imparte cursos de escritura desde 2012, es profesor, junto a Javier Sagarna, de la asignatura de Proyectos del Máster de Narrativa. Escribe acerca de narrativa en el blog de la Escuela y codirige, con Daniel Montoya, nuestro podcast. Desde 2019 trabaja como Project Manager en el proyecto CELA.

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