La alumna del Máster de Narrativa publica ‘Amargosa’, su novela de proyecto de fin de estudios
Amargosa es un relato extraordinario. La primera novela de Isolda Patrón-Costas, alumna de la X Promoción del Máster de Narrativa, fue finalista de la última edición del Premio Felipe Trigo de Novela y llega ahora a las librerías de la mano de la editorial Tres Hermanas. Un libro en el que encontramos los mejores impulsos de las actuales narrativas ficcionales del yo, a través de una potente voz femenina que asume su destino y se abre a lo inesperado e imprevisible.
De extraordinaria calidad expresiva, esta novela de viaje, de amor y desamor, situada en California, avanza a través de los acontecimientos, de sorprendentes descubrimientos, pero -sobre todo- a través del diálogo y de la capacidad de la protagonista para fluir en su relación con los otros. Hablamos con su autora sobre el origen de este trabajo que se gestó como proyecto de fin de curso en el Máster de Narrativa.
¡Enhorabuena, Isolda! ¿Qué se siente ver publicado un proyecto al que –nos consta- has dedicado tanto esfuerzo?
Ver un sueño cumplido es una emoción extraña y emocionante al mismo tiempo. La primera vez que entré en una librería y pregunté por mi libro, no me atrevía a decir el nombre de la autora. Era como si no creyese que fuera posible, o como si dar mi nombre fuera a deshacer el conjuro. Le dije al librero que estaba buscando Amargosa y di el nombre de la editorial. Cuando me dijeron que lo tenían y mencionaron a la autora, sentí un cosquilleo por todo el cuerpo y una mezcla de pudor y alegría parecidos a cuando alguien que te gusta te invita a salir.
Recordamos cuando presentaste Amargosa en un pitch editorial organizado para los alumnos del Máster de Narrativa en Escuela de Escritores. Cuéntanos un poco sobre tu novela. ¿Se trata de tu proyecto de fin de máster?
Efectivamente, Amargosa fue mi proyecto de fin de máster y el pitch fue una experiencia muy positiva para mí. Por una parte, el proceso de preparación de ese pitch me hizo buscar las puntos fuertes y distintivos de mi novela. Tener apenas unos minutos para intentar seducir con tu historia es algo que te hace ser efectivo en la comunicación y saber cómo llegar. Mirar tu novela de una forma más distanciada siempre es bueno.
Para los lectores que están por llevarse tu libro de las estanterías, ¿cuál dirías tú que es el tema central de Amargosa?
Amargosa es una novela de viaje, de amor y desamor, pero principalmente es una búsqueda. Marta, la protagonista, se ve abocada a una huida hacia adelante y eso la lleva a darse cuenta de que había un montón de cosas en su vida que no eran lo que ella quería. En ese viaje se encuentra con personajes que le hacen continuamente de espejo y que nos hablan del verdadero significado del éxito, de la valentía personal o del valor de creer en uno mismo y seguir un sueño. Pero cuando hablo de sueño, no me refiero al aspecto fantasioso del término, sino a atreverse a construir un mundo propio desde quién es cada uno. Por eso cada personaje en esta historia es único y peculiar, fuera de la norma, porque no existen más normas que las que uno crea.
«Solamente cuando empecé a jugar con mis personajes, a vivir cada anécdota que les ocurría, me olvidé de mis ansiedades y fluí con la historia»
¿Qué ha sido lo mejor y lo más duro al escribir este libro?
Lo mejor, decididamente, las risas que me provocaban ciertas escenas, no porque en Amargosa vayamos a encontrar momentos muy cómicos, pero por la ternura que me provocaban ciertos personajes. Como la risa tierna que despiertan los payasos en el circo, porque sus gracias parten de su fragilidad, de aquello que los hace profundamente humanos. Lo más duro, la incertidumbre que sentía a cada paso, la duda constante de si lo que escribía tenía algún sentido, lo cual en muchas ocasiones me llevaba al bloqueo. Solamente cuando empecé a jugar con mis personajes, a vivir literalmente cada anécdota que les ocurría, me olvidé de mis ansiedades y fluí con la historia.
¿Qué fue lo que más te sirvió en el proceso de corrección?
Lo primero la distancia, dejar reposar la historia. El proceso de escritura fue muy rápido e intenso y luego necesité no leer ni una línea de la novela hasta pasados un par de meses. Cuando volví a leer el manuscrito, había fragmentos que ni recordaba haber escrito. Ahí pude por primera vez escuchar, pulir el texto, sentir el ritmo y afinar. Me di cuenta de por dónde fluía la historia, en qué punto necesitaba cambiar cosas.
Ahora que eres una graduada del Máster de Narrativa en Escuela de Escritores, ¿cómo describirías tu experiencia en este programa de escritura creativa?
Yo nunca me había planteado hacer un Máster de Escritura, fue algo que me encontré por casualidad después de hacer un curso en la Escuela de Escritores. Uno de los profesores me dijo que, por un motivo o por otro, toda persona que acababa el máster decía que le cambiaba la vida. Si era algo que cambiaba la vida, yo lo quería. Hoy puedo decir que, en mi caso, así fue. Más allá de todo lo que se aprende y los recursos que uno adquiere como escritor, a mí me enseñó a confiar en mí misma. En esas aulas hemos reído y llorado con los compañeros, hemos afrontado miedos, mirado de frente a nuestras inseguridades. Y de ahí se sale fortalecido. Porque escribir es convivir muy de cerca con todo lo que es uno, lo que te gusta y lo que no te gusta de ti. Los profesores y los compañeros te acompañan, te apoyan y te arropan mientras tú haces el camino.
¿Nos puedes contar un poco sobre cómo fue el camino hasta la editorial Tres Hermanas?
Cuando terminé el pitch, varias editoriales pidieron mi manuscrito y, además de eso, yo envié mi novela a varias editoriales más. Siempre tuve respuesta positiva pero o me decían que no les encajaba en el catálogo o que tenían mucho retraso por la pandemia y no tenían hueco para publicar. Envié Amargosa a varios concursos literarios sin esperanza alguna. Cuando ya me había olvidado de todo, a finales de noviembre del 2021, quedé finalista del Premio Felipe Trigo. Poco después, exactamente el día de mi cumpleños, recibí un correo de Cristina, de Tres Hermanas, diciéndome que quería publicarme.
«Cuentas historias porque es una forma de estar en el mundo, de entender, de empatizar y conectar con la gente»
Hay quien busca remover, educar, entretener, ¿qué efecto te gustaría provocar en los lectores con esta novela?
Yo no creo que uno busque ningún efecto en particular cuando escribe. Cuentas historias porque es una forma de estar en el mundo, de entender, de empatizar y conectar con la gente. En mi caso, hay una gran necesidad de sentir la vida a través de la experiencia compartida, de ahí que quizás lo que más me gustaría es conmover.
¿Hay autores o libros que te hayan nutrido, en particular, antes de escribir Amargosa?
Hay muchos libros que me han nutrido y que forman ya parte de mí, pero indiscutiblemente hay una gran conexión entre Amargosa y los relatos de Sam Shepard en Crónicas de motel. Además de eso, hay muchas influencias cinematográficas de las que bebo y que, quizás de forma inconsciente, se filtran en mi narración. Algunos lectores me han dicho que ven Fellini, Bagdad café, la música de Nino Rota y, cómo no, Chaplin.
Sabemos que tu carrera en el cine te mantiene de gira por España y el extranjero pero, ¿cuándo te veremos en la presentación de Amargosa?
En Madrid presento el 4 de mayo en la librería Amapolas en octubre y el 19 de mayo en La Mistral. Son dos espacios muy distintos. En el primero cuento con Laura Riñón, dueña de la librería y escritora que tiene un gran carisma y que ha hecho de ese lugar un sitio muy cálido y acogedor. Estaré charlando con ella sobre la novela. En La Mistral hay una sala de presentaciones con un escenario de teatro que es muy apropiado para Amargosa. Además, también en el mes de mayo, estaré en la Feria del Libro en Madrid y estoy organizando eventos en Sevilla y Granada.
Tu obra nos fascinó desde que nos contaste de qué se trataba y la pregunta es inevitable: ¿Tienes otro proyecto del que nos puedas adelantar un poco?
Acabo literalmente de aterrizar en Madrid después de ocho largos meses rodando una serie y sin tiempo para nada, pero ya tengo mi segunda novela en la cabeza y estoy deseando sentarme a escribir. Lo único que puedo adelantar es que es la relación tóxica de una madre y una hija.
Si no fueras escritora, ¿qué más te hubiera gustado ser?
Bailarina, directora de cine… siempre contar historias, ya sea con el cuerpo, con la palabra, con la imagen. En Amargosa hay mucho de eso, y mi sueño sería llevarla al cine.
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