En X, el valor del silencio

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Escrito por: CATHERINE MORDOS

Twitter era un caso de éxito casi de libro. Una de las primeras, brillante en su concepto de interacción en tiempo real, y reflejo –un poco exagerado– de la realidad social. Incluso fue una herramienta de trabajo, utilizada por periodistas y medios de comunicación, para obtener y dar información actualizada al minuto y sin barreras.

Esta red social consiguió ser, durante un tiempo, ese espejo del que hablaba Stendhal cuando quería definir la novela como género literario. Twitter era la novela de muchos millones de vidas. Hasta que pasó lo que pasó.

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Con unos contenidos cada vez menos moderados y discusiones más radicalizadas, la reputación de la red bajó. Los movimientos corporativos extraños no ayudaron y los anunciantes fueron comunicando su retirada de la red social. Y si antes las principales marcas del mundo incluían Twitter en sus estrategias de campaña, hoy en día la actual X parece que podría haber dejado de ser un tier1 al no recuperar su posición anterior pese a los esfuerzos de sus nuevos gestores. De esta forma, incluso más allá de las cifras de inversión publicitaria y la devaluación de su valor, es un hecho que X ya no es una prioridad en las estrategias de redes sociales de los dirigentes de grandes compañías.

Sin embargo, paralelamente a esta pérdida de influencia corporativa, los usuarios de X –con un cambio de nombre imposible por el camino– también han bajado, pero menos y con matices. Así, según datos del informe «Redes Sociales en España 2023» de The Social Media Family, esta Red tenía en 2022 en España unos 4,4 millones de usuarios, 100.000 más que en 2021. Sin embargo, otro informe, el «Wrapped Digital 2023» de GfK, señalaba que la media mensual de usuarios únicos de X en España era de casi 21 millones, un 7% menos que un año antes.

Pese a estos datos, parece por tanto que, en esta red social, el comportamiento de las empresas y anunciantes no ha sido seguido del todo por los usuarios. Y a pesar de cambios tan drásticos como la introducción de perfiles de pago –Twitter blue–, la imposibilidad de bloquear, las limitaciones a las cuentas gratuitas, la eliminación de los círculos y la aparición de perfiles falsos, la plataforma ha logrado mantener un nivel respetable de usuarios fieles.

Con algunos fenómenos curiosos añadidos. Por un lado, contrariamente a lo que ocurre en otras plataformas –excepto TikTok a nivel mundial– entre sus usuarios predominan los hombres. Así, en 2023, más de un 60% a nivel mundial eran de género masculino.

Y otro dato llamativo, esta vez único. Según el citado informe, el 87,1% de los usuarios no han publicado contenido alguno durante los últimos dos meses, un 7% más que el año anterior. Es decir, X se presenta como una red de observadores.

Hay varias razones para este hecho. Por un lado, X, que en su etapa anterior se había impuesto como la red más activista –en términos de igualdad, feminismo, inclusión, sostenibilidad– no ha encontrado competencia real. El propio formato, gracias a sus hilos, permite mantener discusiones de igual a igual, lejos de la fórmula de los comentarios vinculados a publicaciones o posts que utilizan otras redes.

Pero la gran baza de X, también relacionada con el formato, sigue siendo la priorización del texto sobre el vídeo. En una época en la que los formatos audiovisuales reinan en todas las plataformas, X es uno de los pocos que se puede seguir consultando en silencio y sin auriculares.  Y aunque la plataforma de Elon Musk lanzó hace poco una experiencia de vídeo que permite subir reels, la esencia de Twitter sigue siendo el texto. El usuario busca entretenimiento, compartir opiniones, pero también información, hasta el punto de que para muchos –en especial la Generación Z– es el medio de información privilegiado. Y a la contra, es quizás la única red social que es utilizada por determinados líderes de opinión e instituciones para dar a conocer noticias relevantes.

Todo ello marca el camino para los gestores de contenidos de la antigua red azul. Tanto en el uso del lenguaje, como en los propios formatos, contenidos y programación de las publicaciones, X sigue fiel a su origen en redes sociales como una alternativa a los medios de comunicación tradicionales, en la que el valor del silencio y de la información –pese a la irrupción de las fake news– es su principal baza.

Acerca de la autora

Catherine Mordos es periodista por la Universidad Complutense de Madrid. Especializada en asuntos públicos y reputación corporativa, en la actualidad asesora a varias compañías multinacionales en sectores como la alimentación, energía, agua y tecnología. Creadora de contenidos y de estrategias en Redes Sociales para empresas, cuenta con más de 20 años de experiencia en las áreas de comunicación, relaciones Institucionales, ESG y sostenibilidad. Ha sido asesora en los Ministerios de Agricultura y Administraciones Públicas, así como redactora y responsable de sección en diversos medios de comunicación nacionales e internacionales.

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