Huyendo del tecnicismo asesino

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Escrito por: JAIME BARTOLOMÉ

—¿Y a qué os dedicáis?

—Bueno, nosotros implementamos BRS para distintas operativas de las áreas y luego testeamos su dimensionamiento.

Al leer este diálogo sólo caben dos posibilidades: o lo has entendido todo o no has entendido nada. Si lo has entendido todo, probablemente te dedicas al mundo de la ciberseguridad y en una empresa mediana o grande. Si no has entendido nada, simplemente perteneces al otro 99,99% de la humanidad.

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La clave con el diálogo anterior radica en que las palabras clave de las dos oraciones son tecnicismos, esto es, palabras que sólo se usan en un sector determinado y con un significado muy específico.

¿Y cuál es el problema de los tecnicismos? Pues, si se emplean en una conversación entre especialistas, no tienen absolutamente ningún problema. Las dos personas implicadas en el diálogo entienden lo que esos términos quieren decir y, por lo tanto, no hay ningún problema.

Pero llega un día en el que nuestro especialista en ciberseguridad tiene que ir a una reunión para solicitar que le aprueben un presupuesto para un proyecto. Y quien aprueba ese presupuesto no es un especialista. Y entonces sí que tenemos un problema porque nadie aprueba presupuestos para cosas que no entiende.

Si lo pensáis, esta es una experiencia con la que todos estamos familiarizados. Todos hemos ido a un médico y el médico, en lugar de explicarnos una dolencia de forma detallada, nos ha soltado un tecnicismo, nos ha dado una receta y nos hemos ido sin entender absolutamente nada.

¿Y cómo lo podemos arreglar? Sencillo, siendo capaces de explicar esos tecnicismos de manera que cualquiera pueda entender qué son y para qué sirven. El problema es que, para hacer eso, primero tenemos que hacernos una pregunta clave en cualquier presentación o discurso.

¿A quién me estoy dirigiendo?

¿Tiene algún conocimiento técnico aunque no sea un especialista? ¿No tiene ni idea de la materia que vamos a tratar? ¿Habla correctamente nuestro idioma? ¿A priori, tiene interés en aprender aquello que le vamos a contar o preferiría que le atravesasen el corazón con una daga al rojo vivo?

En función de las respuestas que nos demos a cada una de estas preguntas, deberemos preparar el discurso de una manera o de otra, pero mi consejo en estos casos es que no nos conformemos nunca con preparar una única explicación. ¿Por qué? Porque puede pasar que nuestra primera explicación de lo que es un DRS no sea suficientemente buena. O simplemente que la otra persona no la entienda porque no le resulte “próxima”. Por lo tanto, prepárate dos explicaciones distintas de lo que es ese artefacto, sea lo que sea.

Y es que la clave con cualquier tecnicismo es prepararse una explicación que permita que la otra persona comprenda lo que queremos decir.

—Mira, toda la operativa de la empresa depende de una serie de servidores; yo lo que hago es programar servidores de refuerzo para que, si uno falla, la operativa pueda seguir sin que nadie lo note.

Pero tenemos que estar preparados para cualquier cosa. Por ejemplo, que la otra persona no sepa realmente lo que es un servidor. Por eso, a lo mejor, tenemos que sustituir el término servidor por otro.

—Mira, toda la operativa de la empresa depende de una serie de servidores; unos ordenadores que procesan los datos de manera centralizada. Yo lo que hago…

Por lo tanto, de cara a evitar tecnicismos, los cinco pasos que yo daría siempre son:

  1. Preguntarse qué sabe la otra persona.
  2. Eliminar cualquier sigla y sustituirla por términos claros de entender y explicados de forma breve.
  3. Revisar si esos términos, a su vez, pueden requerir una explicación y añadirla.
  4. Preparar una explicación B por si la preparada en A no funciona.
  5. Testear todo lo anterior con una persona con un nivel de conocimientos similar al destinatario.

Y es que, efectivamente, todo esto es efectivo si podemos comprobar con alguien de nuestro entorno que la explicación funciona. Y no, otro informático no es “alguien de nuestro entorno”, me refiero más bien a un amigo abogado, tu primo el redactor de un periódico digital o tu hermana la especialista en finanzas. ¿Sí?

Acerca del autor

Jaime Bartolomé, profesor de Escuela de Escritores - IMG300

Jaime Bartolomé

Licenciado en CC. Imagen y Diplomado en Guion y Dirección Cinematográfica por The Los Angeles Film School (LAFS). Profesor de Guion y Storytelling para Escuela de Escritores desde 2003. Consultor Freelance de Storytelling especializado en formación y comunicación interna para clientes como Melià, Grupo Santander, NH Hoteles, ING Direct, Naturgy, Tecnatom, Iberdrola o Volvo, entre otros.

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