Un poema no cuenta una historia, un poema transmite una sensación. El lugar donde nacen y se reproducen todas las sensaciones del mundo es uno solo: el cuerpo. Y un cuerpo alcanza su máxima expresión artística cuando danza. Bailar es sentir y expresar. Un cuerpo que danza es un cuerpo como poseído por un sueño. O, como dice Paul Valery: una vida interior, construida de sensaciones que se responden y forman un recinto de resonancias. Escribir poesía es recoger sensaciones y traducirlas al lenguaje poético para hacer que reverberen con vida propia. ¿Qué tienen que decirse la poesía y la danza?
A través de este curso se pondrán en marcha una serie de dinámicas corporales que propicien la experiencia sensorial y nos sirvan como inspiración para la escritura de poemas. Asimismo, se descubrirán artistas del mundo de la danza que, como los poetas, han sabido crear su propio lenguaje desde la imagen y el ritmo.
No es necesario saber bailar ni tener experiencia previa en poesía. Solo un cuerpo dispuesto a escuchar.