Bárbara Gil S-B (Bilbao, 1980). Es licenciada en Periodismo con estudios en Filogía Hispánica y en Historia. En 2005 obtuvo una plaza por oposición como Agente contractual en la UE. Ha trabajado en periódicos (El Mundo), en gabinetes de comunicación (Vocento y NUBA viajes) y en editoriales (Oxford University Press). Tras cursar el primer Máster en Narrativa que se hizo en España, impartido por Escuela de Escritores de Madrid, abrió su propia escuela de escritura en Málaga. Más adelante siguió impartiendo talleres virtuales mientras viajaba por el mundo y vivía en países como Australia y EEUU.
Actualmente sigue como profesora de Escuela de Escritores y dirige la escuela EscribE en Mallorca, en la librería Agapea, donde no solo da clases de escritura sino que también lleva un club de lectura. Y colabora como Community Manager en el programa que conecta artistas literarios emergentes en Europa, CELA. Es autora de El club de los sustos y de los cuadernos de diseño para escritores Tu novela y Reto Bradbury de la colección Fetiche en los que transmite su pasión: enseñar todo lo que sabe a sus alumnos.
#DicenDeNosotros: Adela Castañón, desde Marbella
Recomiendo a Barbara Gil como profesora, por su paciencia, comprensión e implicación con TODOS sus alumnos. En cuanto a la Escuela, feliz de haberos encontrado.
#DicenDeNosotros: Paloma Enciso, desde Madrid
Poco podía imaginar lo maravillosa que es Bárbara es como maestra, te abre los ojos en los momentos indicados y sabe apuntar con habilidad absoluta los puntos álgidos que debes corregir. Tiene un talento nato para guiar al alumno de acuerdo a sus fortalezas y debilidades. Me voy de este curso con un agradecimiento profundo, estando segura que he aprendido, avanzado y mejorado. Me queda un largo camino por recorrer, pero ya no voy a ciegas, gracias a Bárbara puedo decir que tengo el camino iluminado.
#DicenDeNosotros: Karla Cossio, desde Miami(España)
Entrevista al profesor
¿Qué te sugiere la frase «El escritor nace, no se hace»? ¿Crees que se puede aprender —y enseñar— a escribir?
Hay carrera de abogado, de economista, de filólogo, de humanista, de farmacéutico, de bellas artes, de medicina… pero no hay carrera de escritor. Y para mí eso es consecuencia de que creemos falsamente que para ser escritor o naces con talento o no tienes nada que hacer. Si queremos ser músicos podemos ir a una escuela de música, pero en cambio, si queremos ser escritores, hasta hace poco nadie nos enseñaba las herramientas del oficio. Menos mal que hoy en día ya existen los talleres y las escuelas de escritura. Por supuesto, para mí, el escritor se hace. Por mucho que uno haya nacido con talento, debe aprender igualmente a manejar y dominar tanto la técnica como el talento.
¿Qué significa para ti tu labor como profesor? ¿Cómo y por qué comenzaste a impartir clase?
Empecé a dar clases porque a mí me cambió la vida la Escuela de escritores. La escritura da sentido, construye sentido. Me gusta trabajar la voz de mis alumnos, ayudarles a que salga natural, a que suene única como ellos son. Creo que al igual que todos tenemos una voz, todos podemos escribir. Está claro que cada alumno tiene ambiciones diferentes respecto a la escritura, algunos escriben por placer, otros para ponerle palabras a aquello que no saben explicarse de otra manera, otros quieren publicar, otros… cada uno es un mundo, cada es un libro. Y sobre todo me gusta empujarles con mi ilusión a hacer lo que más les gusta, quiero que tengan una disciplina, que escriban todos los días, todos, toditos, y eso me hace sentirme muy orgullosa. Cada uno en el grado que se haya planteado debe llevar a cabo su sueño de escritor.
¿Cuáles son las peculiaridades de tu metodología, aparte de la mecánica común a todos los talleres? ¿Te sientes libre a la hora de aplicar tu criterio pedagógico?
Soy alumna de la escuela, así que su método está presente en todas mis clases. Yo, personalmente, trabajo la voz, la técnica y la disciplina.
¿Qué les pides a tus alumnos cuando comienza el curso? ¿Y cuando termina? ¿Cuál es tu nivel de exigencia?
Que escriban sobre su relación con la escritura, sobre sus expectativas. A final de curso parece que hay un abismo entre el antes y el después. Vuelven a leer cuáles eran sus expectativas y se han cumplido, pero no solo eso, han descubierto cómo trabajar su voz, cómo dominar las técnicas que al principio les sonaban a chino. Tengo un nivel de exigencia muy alto, quiero sacar lo mejor de cada uno. Nunca les voy a exigir menos que eso.
¿Qué clima te gusta y procuras que se cree en tus grupos de trabajo?
Me gusta que todos se expresen, y que se rían, que se rían mucho y lo pasen bien. Que la balanza entre la autocomplacencia y la auto invalidación siempre esté equilibrada, porque ser escritor es muy duro, un día estás arriba y te encanta lo que has escrito y al día siguiente te parece una mierda. Crítico y creativo tienen que ir de la mano. Me gusta que mis alumnos se levanten los unos a los otros, que aprendan entre ellos y a ser posible que hagan grupo, que su amistad vaya más allá de los talleres.
¿Consideras la enseñanza como un intercambio? ¿Qué te enseñan tus alumnos?
Pero vamos, sin ni la más mínima duda. Yo aprendo muchísimo más de ellos. Soy socrática, para mí todo lo que les enseño lo saco de dentro de ellos.
¿Cuáles son las cualidades necesarias, según tu opinión, para ser un buen profesor de escritura?
Creer en cada alumno.