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Blanca Hernández escribe. Es celiaca en una familia de diabéticos y tuvo un perro llamado Gluten al que echa de menos. Por mucho que cumpla años sigue retratándose como una niña ojerosa y con bigotillo púber. Está buscando una casa en el campo.

Profesionalmente ha conjugado su experiencia como cooperante expatriada en Bolivia, Ecuador y Uganda, encargada de proyectos de desarrollo, con acción social dirigida a colectivos de marginados sociales (Canadá, Italia y España) reproduciendo sentimientos de cielo gris, calle cortada, sobredosis, desidia, huida…

Es autora de los cuentos Madmunssen, publicado en la revista literaria Fábula y de A los que caen, publicado en la revista La gran belleza.

Ha sido parte de la XII promoción (2020-2022) del Máster de Narrativa de la Escuela de Escritores en Madrid.

Lo que opina Blanca del Máster

¿Cómo ha cambiado tu visión de la creación literaria después de haber cursado el máster?

Más que un cambio, el Máster me ha prestado las herramientas para reflexionar y reconocer cuáles son mis afinidades teóricas y prácticas. Entendiendo que la visión sobre la creación literaria siempre está en movimiento.

¿Crees que se puede enseñar el oficio de escritor?

Probablemente es a través de los ejercicios de los compañeros donde puedes apreciar mejor el crecimiento que ayuda a impulsar el Máster. Durante dos años, lo observas día tras día, en las  charlas y ejercicios que cada uno lleva a clase. También en cómo se agudiza la mirada. Me refiero a los compañeros, porque una misma suele ser más crítica y dura a la hora de reconocer los progresos.

¿Qué es lo que más te gusta del Máster, y de la forma de trabajar de la Escuela? Me ha gustado mucho la escucha y sinceridad de los profesores. No te regalan los oídos. Por otro lado, he valorado positivamente la gran batería de asignaturas que oferta el Máster y la diversidad de perspectivas que se escuchan en las clases. Puede que al principio escuchar opiniones tan dispares resulte confuso, incluso contradictorio en muchas ocasiones, pero al final con el tiempo se asientan todas ellas y empiezas a formar un criterio propio. Sin embargo, lo más valioso del Máster es que consigue ser algo más que un espacio de transición, yo lo definiría como una deriva liminar, un rito de paso. Ya no eres quien eras, pero aún no eres ese alguien nuevo que quieres ser.

¿Qué ha significado para ti el grupo de compañeros que has conocido en el máster, sigues teniendo relación con ellos?

Por primera vez he tenido la oportunidad de encontrar a personas con quién compartir inquietudes, deseos e inseguridades relacionadas con el oficio de escribir y la literatura. Crecer y equivocarme junto a mis compañeras y compañeros será probablemente el aprendizaje más sostenible de todos, el que perdurará en el tiempo. Una vez finalizado el Máster, es tarea nuestra cuidar y mimar ese vínculo tan especial que asegura la supervivencia del grupo y la posibilidad de seguir en contacto. El grupo es más inteligente que el individuo, y en mi caso he tenido la suerte de estar en uno donde me he sentido muy acompañada por la generosidad que hemos trasladado todos.

Resume en tres palabras tu paso por el Máster.

Incertidumbre, experimentación, confianza.

¿Recomendarías el Máster?

A todos los valientes.

Blanca Hernández, alumna del Máster de Narrativa -IMG570 - fotografía de Isabel Wagemann
Isabel Wagemann

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