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Escrito por: JAIME BARTOLOMÉ
Pocas cosas producen un cambio mayor en la experiencia de hablar en público que aprender a utilizar tu voz de forma consciente. Aprender eso que los actores y actrices denominan «técnica vocal» supone aprender a proyectar, a hacer pausas, a jugar con distintos tonos y entonaciones y, sobre todo, aprender a respirar.
Por mucho empeño que pongamos en trabajar nuestra presencia escénica, en hacer gestos claros, movernos por el espacio o preparar un contenido verdaderamente rompedor, nada de eso servirá si nos quedamos sin aire al hablar, si todo nuestro discurso tiene un tono monocorde o si hacemos pausas en lugares rarísimos que dificultan la comprensión de nuestro discurso.
Entiendo perfectamente que mucha gente al oír “técnica vocal” se imaginan a un profesor de canto haciendo extraños ejercicios con un lapicero entre los dientes mientras obliga a sus alumnos a repetir escalas musicales imposibles. Y sí, una clase de técnica vocal puede ser así, pero seguramente no es lo que necesita alguien para mejorar sus presentaciones en público.
Lo que hace falta para hablar en público es bastante más sencillo y empieza por poner en práctica la respiración diafragmática. (Podéis buscar tutoriales para aprender a respirar con el diafragma en YouTube y encontraréis varios que no están nada mal). La idea es dejar de forzar nuestras gargantas al intentar proyectar la voz y empezar a usar el músculo que tenemos bajo los pulmones para empujar el aire fuera de nuestro cuerpo y hacer que entre con suficiente intensidad como para que no nos quedemos sin aire.
Porque esto de la voz es pura física. El aire sale de nuestros pulmones, hace vibrar nuestras cuerdas vocales y, al adoptar nuestra boca una forma determinada, termina por producir un sonido preciso. Por lo tanto, si no metemos suficiente aire en los pulmones, nos quedaremos sin aire y el sonido irá perdiendo intensidad. Si para meter ese aire forzamos músculos u órganos, nos haremos daño y no podremos terminar la presentación o lo haremos en condiciones muy precarias. (Pienso especialmente en esas empresas cuyos trabajadores viven en una sucesión diaria de diez-quince presentaciones de PowerPoint)
También es pura física la necesidad de hacer pausas. En muchas ocasiones, empujados por las ganas de acabar pronto nos ponemos a leer a toda velocidad y terminamos sin aire. O sonando totalmente planos como en aquel anuncio glorioso de los años 90.
Porque la velocidad es, sobre todo cuando estamos empezando, enemiga de una correcta técnica vocal. Hay enormes variaciones fisiológicas de una persona a otra, pero, en general, correr demasiado nos dificulta introducir inflexiones, matices en el tono e incluso respirar correctamente.
Por lo tanto, los tres primeros consejos para quien quiera mejorar sus presentaciones serían: aprende a respirar, controla tu velocidad y asegúrate de no sonar completamente monótono.
Intenta sonar como suenas tú en una conversación en la que te sientes cómodo: natural, relajado, interesado en conectar con tu interlocutor. Porque, aunque parezca mentira, yo ya he participado en varias Transformaciones Narrativas en varias empresas en las que, para mi sorpresa, se había instituido un “tono neutro estándar” en todas las presentaciones de la empresa, de tal manera que era imposible distinguir una revelación innovadora sobre atención al cliente de los resultados trimestrales de un KPI oscuro e ininteligible. Todo el mundo hablaba igual todo el rato. Y el resultado era que la atención de la audiencia era bastante baja también todo el rato.
En resumen, si quieres mejorar tus presentaciones y no sabes por dónde empezar: empieza por mejorar tu trabajo vocal. Será lo que más se note, más seguridad te aporte y más impacto tenga en tus resultados. Y mucho más si, como es habitual, te pasas el día haciendo reuniones y presentaciones vía Teams o Zoom.
Licenciado en CC. Imagen y Diplomado en Guion y Dirección Cinematográfica por The Los Angeles Film School (LAFS). Profesor de Guion y Storytelling para Escuela de Escritores desde 2003. Consultor Freelance de Storytelling especializado en formación y comunicación interna para clientes como Melià, Grupo Santander, NH Hoteles, ING Direct, Naturgy, Tecnatom, Iberdrola o Volvo, entre otros.
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