Técnicas de oralidad específicas del spoken word

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Escrito por: BRUNO GALINDO

Spoken word significa, claro, palabra hablada. Y esta, texto y oralidad. En la práctica, esas dos palabras juntas se refieren a una manera de trabajar la palabra con cierta intención poética, rítmica y escénica que la aleja de lo convencional.

El término se utiliza a partir de la segunda mitad del siglo XX en círculos poéticos, escénicos, musicales y literarios anglosajones. En los primeros años del XXI empieza a incorporarse a la cultura popular. Cuando ves a Patti Smith recitando su poesía heredera de la generación beat, o cuando escuchas a intérpretes de rap o a ciertos escritores que leen en público su obra, estás ante muestras de spoken word.

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Desde mi punto de vista, del mismo modo en que el storytelling —de origen narrativo y literario— ha encontrado su aplicación en el ámbito publicitario y empresarial, el spoken word tiene mucho que aportar en esos mismos entornos. Vivimos un tiempo en el que la oralidad está más viva que nunca en charlas, presentaciones de producto cada vez más cuidadas y espectaculares, ponencias y conferencias al estilo TED Talks.

Formatos escénicos aparte, el mundo de las grabaciones y el streaming también nos sitúa en pleno boom de la oralidad: véase el auge del podcast (en el que España es líder continental en producción y consumo) y el audiolibro. Novelistas, periodistas, poetas, dramaturgos, narradores y creadores de todo tipo están aprendiendo cada día de este formato; ¿cómo no va a interesar también al ámbito de la empresa?

El spoken word está ahí donde hay personas hablando a un público: comediantes de stand up, periodistas, políticos… Hay incluso un premio Grammy que reconoce anualmente a la mejor grabación de un orador (tradicionalmente la gana el presidente estadounidense de turno).

Claves de un estilo difícil de definir

¿Qué une, entonces, a Barack Obama, Nick Cave, Bill Gates o Alessandro Baricco? Podría decir que una intención rítmica, cierta consciencia performática, incluso una vis poética. No es fácil definir el spoken word como estilo más allá de su vocación de quitar vehemencia, añadir un toque de teatralidad, incorporar consciencia interpretativa… y llegar al corazón.

El orador, en modo spoken word, proyecta de un modo parecido al actor en el escenario: es más emocional y comunica su mensaje —político, publicitario, poético— de un modo en que con una simple enunciación no puede. Es, pues, una sensibilidad. No exenta de técnica, por supuesto.

Dada la primitiva condición de la voz humana desnuda, el spoken word funciona muy bien mezclado con música, con audiovisual, con performance. Con estas alianzas el mensaje a comunicar llega con una narrativa nueva, híbrida y rítmica.

El ritmo es clave porque está en todo lo que hacemos: caminar, nadar, comer. Tenemos nuestro propio ritmo: sístole-diástole, inspiración-expiración. Somos rítmicos y premiamos con nuestro interés la cadencia y nos desinteresamos de lo falto de esa cadencia. El ritmo es un mecanismo de empatía.

(Por qué) la oralidad funciona

Aparte de obtener una reacción más empática y emocional leyendo/interpretando nuestro texto/mensaje con esta sensibilidad, leer en voz alta nos resulta eficaz porque nos permite darnos cuenta de las imperfecciones de nuestros enunciados. Hacerlo delante del público es doblemente interesante porque nos permite notar una eventual desconexión, una pérdida de interés o del hilo si esta se produce. O al revés: sientes cuando les tienes en un puño, cuando creen en ti.

La lectura en vivo nos vuelve plenamente conscientes de la fuerza de nuestras frases; del andamiaje de nuestros discursos. Un texto escrito o leído sin más tolera un circunloquio, incluso permite una laguna. El texto en vivo, aun bien ejecutado, lo expone descarnadamente.

En el spoken word, en el texto visto como performance, entramos en contacto con aquello de lo que está hecha la palabra. También aprendemos a manejar la tensión del silencio, ese territorio de maestría.

Acerca de la autora

Bruno Galindo es escritor, periodista y creador de contenidos de audio. Es productor de podcasts para la Fundación Juan March, donde es autor de Contemporánea, La Biblioteca de Julio Cortázar y Simsalabim. Profesor de Transformación Narrativa para Escuela de Escritores desde 2019, es especialista en texto y oralidad, campo en el que ha trabajado desde principios de los dos mil en festivales, discos y performances. Dirige el festival Palavra.

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