Todas las entradas de: Blog de empresas
Escrito por: RUBÉN ABELLA
A menudo al escribir inflamos los textos de forma innecesaria. En vez de decir las cosas del modo más directo y eficaz posible, nos perdemos en oraciones demasiado largas, abusamos de los adjetivos y empleamos un vocabulario rebuscado. Pensamos que de esta forma los textos ganan prestancia; que son más dignos de respeto y, por lo tanto, mejores. Pero lo cierto es que el resultado de esta estrategia «embellecedora», bastante común en la política, la burocracia, la abogacía o las empresas, es a menudo el contrario del previsto. El uso ineficaz del lenguaje suele generar malentendidos y, en el mundo de la empresa, hace perder tiempo y dinero.
Por lo general escribimos para comunicar, no para impresionar ni confundir. No se trata de usar frases complejas y palabras de muchas sílabas, sino aquellas frases y palabras que mejor trasladen nuestro mensaje. El objetivo de la escritura es tender un puente sólido entre nuestra mente y la del lector. El buen escritor, en este sentido, es el que se hace entender.
Un texto se considera llano si su lenguaje, estructura y diseño logran:
a) que sus lectores encuentren con facilidad lo que buscan;
b) que entiendan lo que encuentran;
c) que puedan utilizarlo.
Conviene aclarar que el lenguaje llano no es una versión simplificada del idioma. El lenguaje llano evita las expresiones confusas, el vocabulario abstruso y las construcciones sintácticas enrevesadas. Su objetivo es producir textos claros, económicos, pertinentes y naturales. Escribir con un lenguaje llano no significa reducir la complejidad de los conceptos que queremos comunicar, sino presentarlos con transparencia, de tal modo que nuestros lectores puedan comprenderlos sin dificultades añadidas.
Un texto llano es un texto formal —no coloquial—. La diferencia con otros textos formales es que resulta fácil de leer e inspira confianza en el lector. Desde el punto de vista comunicativo, el lenguaje llano es beneficioso porque reduce de forma sustancial la ambigüedad y la imprecisión —y con ello la necesidad de aclarar dudas— así como el tiempo de lectura.
En el ámbito empresarial, esto se traduce en una comunicación más fluida, tanto a nivel interno como con los clientes, y en una mayor productividad:
En definitiva, el lenguaje llano mejora el funcionamiento interno de las empresas y la relación de estas con sus clientes al proporcionarles lo que necesitan: una información accesible y fácil de entender.
Error: Formulario de contacto no encontrado.