Improvisación para reuniones

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Escrito por: JAIME BARTOLOMÉ

Improvisación rima con reunión

Todos hemos tenido alguna reunión difícil a lo largo de nuestras vidas. Una reunión de la que parecía que no íbamos a sacar nada en claro, en la que dos o más posiciones parecían estar enquistadas y no estar dispuestas a ceder ni un milímetro. Puede que se trate del inicio de un proyecto, de una modificación sobre uno o varios documentos o simple y llanamente de una de esas reuniones de “valoración del desempeño”.

Naturalmente, las reuniones difíciles casi nunca lo son por un único motivo, por lo que cualquier abordaje requiere analizar cuidadosamente cada uno de los pasos que nos llevaron a ese enquistamiento. Hay extensos tratados sobre colaboración, trabajo en equipo y negociación, y no es este el artículo para abordarlos en profundidad. Porque hay otra disciplina que sabe mucho de desenquistar conflictos y de hacer que cualquier situación avance, pase lo que pase: la improvisación teatral.

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Dos principios de la impro.

Hay dos reglas básicas que cualquier improvisador aprende en sus primeros días de práctica: escuchar de forma activa al compañero y la que sin duda es mi favorita, el «sí y además».

La escucha activa al compañero supone que yo tengo que estar pendiente de todo lo que mi compañero dice y propone y, por extensión, no debo negar nunca nada de lo que él ha propuesto. Si él me dice: «Graciela, estás embarazada» yo no puedo responder diciendo: «Qué va. Son gases.»

Sí y además es una regla muy sencilla que obliga a cualquier improvisador que esté en escena a aceptar cualquier propuesta del compañero y, partiendo de ella, añadir otra propuesta que la mejore. Así, si un compañero entra en escena y me dice: «Graciela, no deberías fumar, vas a perder al niño», mi reacción debe ser aceptar que:

  1. Me llamo Graciela.
  2. Estoy embarazada.
  3. Estoy fumando.

Pero además yo debo hacer un esfuerzo por añadir algo que mejore la propuesta, que incremente la intensidad de la escena. Yo podría responder, por ejemplo, diciendo: «Qué más da. Nunca podremos tener este hijo. No, si queremos que tu padre nos siga dirigiendo la palabra.»

Así hacemos avanzar la escena en improvisación y, aunque parezca mentira, así podemos hacer avanzar alguna reunión difícil.

Los dos principios de las reuniones

Puede parecer remoto pero la realidad es que muchas reuniones se enquistan por incumplir estas reglas. En primer lugar, todos tenemos una tendencia enorme a no prestar toda la atención que debemos a nuestro interlocutor. A veces tenemos el correo abierto, otras veces tenemos directamente el cerebro abierto en otra aplicación distinta. Eso nunca es bueno, pero en una reunión mucho menos. Si nos estamos reuniendo es porque consideramos la comunicación bidireccional importante. La bidireccionalidad exige escucha.

Esta escucha no sólo debe mantenerse dentro de una reunión sino dentro de un equipo o de un proyecto. Y esto implica prestar atención y tomar notas a lo que se dice para evitar que nadie tenga que repetir las cosas cuatro veces. Muchas veces las relaciones se deterioran porque tenemos que volver a decir algo que ya hemos dicho en tres reuniones anteriores y eso tiende a irritarnos.

Nuestra segunda ley básica es sí y además. Todos vamos a muchas reuniones con el «no» por delante. Yo he escuchado propuestas verdaderamente atroces, propuestas terroríficas, que me han llevado a querer decir «no» de manera tajante e inmediata. ¿Pero, y si en lugar de plantarme acepto la propuesta para mejorarla de alguna manera que la haga menos atroz? Por ejemplo, a mí me han pedido que incorpore literalmente la legislación en un vídeo de formación pero sé –por experiencia y sentido común– que un personaje recitando el BOE no es una buena idea. Puedo negarme o puedo plantear que sí, que efectivamente la legislación es muy importante y que, por eso, me parece mejor aún que el personaje invite a descargarse la legislación al final del vídeo. ¿Estoy negando lo que plantea mi cliente? No, pero tampoco estoy aceptando con los ojos cerrados su propuesta. ¿Quiere decir esto que siguiendo estas dos reglas básicas no vamos a tener ninguna reunión difícil en lo que nos resta de vida? No, seguro que no, pero sí son dos pequeñas herramientas que nos pueden ayudar a que las reuniones fluyan y, sobre todo, sean lo más productivas posible, tanto si son online como si son presenciales.

Acerca del autor

Jaime Bartolomé, profesor de Escuela de Escritores - IMG300

Jaime Bartolomé

Licenciado en CC. Imagen y Diplomado en Guion y Dirección Cinematográfica por The Los Angeles Film School (LAFS). Profesor de Guion y Storytelling para Escuela de Escritores desde 2003. Consultor Freelance de Storytelling especializado en formación y comunicación interna para clientes como Melià, Grupo Santander, NH Hoteles, ING Direct, Naturgy, Tecnatom, Iberdrola o Volvo, entre otros.

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