De vuelta al cara a cara

Todas las entradas de: Blog de empresas

Escrito por: JAIME BARTOLOMÉ

Trucos para ganar presencia escénica

Después de pasar dos años reuniéndonos con gente sin piernas –ni pantalones– 2022 está siendo el año en el que muchos de nosotros tenemos que volver a reunirnos cara a cara con compañeros y clientes. Eso supone, para quien tenía problemas para hablar en público, volver a enfrentarse a esas dudas que surgen cuando nos encontramos con la tarea de hablar en público.

Publicaciones Blog EdE Empresas 'De vuelta al cara a cara', por Jaime Bartolomé - IMG915 Zoom

¿Qué hago con mi cuerpo? ¿Y mis manos? ¿Y mis pies?

Todos hemos leído algún manual para hablar en público donde nos dan un amplio repertorio de gestos para que, a la manera de un ministro o un aguerrido opositor, nos plantemos ante la audiencia y demostremos nuestra máxima seguridad y confianza. Las palmas de las manos hacia afuera, los brazos hacia arriba, el pecho hacia arriba… Llega un momento en el que uno no sabe si se ha confundido de libro y se ha colado en una clase de pilates.

La forma de usar nuestro cuerpo cuando hablamos ante un público configura lo que se denomina técnicamente «presencia escénica», que no es otra cosa que nuestra capacidad para transmitir de manera inconsciente ciertos valores a nuestra audiencia. Esto es, además del mensaje explícito que transmitimos a través del lenguaje, intentamos que nuestro cuerpo y nuestra voz trasladen una serie de mensajes implícitos como «estoy tranquilo», «sé de lo que hablo» o «no represento una amenaza».

Sin embargo, pretender que existe un repertorio de gestos universales que todos debemos usar constantemente para hablar en público supone olvidarse de la infinita diversidad que presentamos los seres humanos y de que la naturalidad es también un valor en alza. Al final, hay un mensaje implícito que es muy importante transmitir en cualquier presentación y ese mensaje es: «Soy auténtico y estoy siendo honesto.»

Usar fórmulas preestablecidas, que además han sido gastadas y machacadas hasta la saciedad por la clase política y algunos comunicadores, sólo conduce a que ese mensaje implícito se convierta en: «Soy un producto prefabricado y te estoy enseñando las palmas de las manos porque leí algo al respecto en un manual de comunicación del año 69.»

¿Y entonces, qué hago?

El primer consejo que te voy a dar es: no hagas nada que no harías en tu vida diaria, en una cena con amigos o cuando hablas con tu familia. ¿No eres de hacer gestos con las manos? No hagas muchos gestos con las manos ¿No eres de moverte mucho? No te muevas mucho.

Ahora, tampoco dejes de hacer nada que te ayude a sentirte cómodo y a ser tú mismo: ¿eres de moverte? No te vuelvas loco, pero intenta encontrar formas de moverte que te ayuden a sentirte cómodo. ¿Eres de mover las manos? Mueve las manos, pero intenta que sea con un propósito, para acentuar aquellas partes de tu discurso que lo requieran.

La naturalidad: tu gran aliada

Y en este consejo ya aparece la gran diferencia entre la naturalidad cotidiana y la naturalidad ante un público. Todo lo que hacemos ante el público –sean cinco compañeros en una presentación interna o 350 en un acto institucional– debe tener un propósito. Esto es, debemos movernos para algo o por algo. De hecho, una de las primeras cosas que debemos evitar son los movimientos automáticos que todos hacemos para controlar nuestros nervios: ese tocarte el pelo; esos pasitos adelante y atrás; ese hacer clic-clic con el bolígrafo que tienes en la mano…

A partir de aquí, y una vez que entendemos que cada gesto que hagamos adquiere un sentido, deberíamos intentar mantener el contacto visual con nuestra audiencia –sí, mirar a la pantalla del PowerPoint es una muy mala idea– y tratar de actuar con la mayor naturalidad posible. Ojo, no se trata de hacer lo primero que te venga a la cabeza. No estamos hablando de espontaneidad sino de naturalidad.

De hecho, mi trabajo en estos casos suele ser ayudar a cada persona a encontrar su «naturalidad ante el público» y trabajarla. Esto es, no se trata de crear treinta clones idénticos que hablen todos con los gestos de un vendedor de aspiradoras del año 77 sino de encontrar cada uno su «yo público» que se siente cómodo ante una audiencia más o menos numerosa.

Y sí, esto requiere distintos niveles de trabajo a distintas personas y, desde luego, requiere mucha práctica. Porque a hablar en público, como a tantas otras cosas, sólo se aprende a base de muchas, muchas horas de práctica.

Acerca del autor

Jaime Bartolomé, profesor de Escuela de Escritores - IMG300

Jaime Bartolomé

Licenciado en CC. Imagen y Diplomado en Guion y Dirección Cinematográfica por The Los Angeles Film School (LAFS). Profesor de Guion y Storytelling para Escuela de Escritores desde 2003. Consultor Freelance de Storytelling especializado en formación y comunicación interna para clientes como Melià, Grupo Santander, NH Hoteles, ING Direct, Naturgy, Tecnatom, Iberdrola o Volvo, entre otros.

Más información

Más información

Error: Formulario de contacto no encontrado.

Más información curso

    Compartir en