Todas las entradas de: Blog de empresas
Escrito por: JAIME BARTOLOMÉ
Dice Sir Ken Robinson en su charla TED que los profesores de universidad son una forma de vida que vive enteramente en su cabeza, desconectada de sus cuerpos. De hecho —afirma Robinson— un profesor de universidad considera su cuerpo como un mero medio de transporte para llevar su cabeza a la próxima reunión.
Lo cierto es que eso nos pasa a todos, no sólo a los profesores de universidad. Con la salvedad de actores, profesores de educación física y bailarines, la inmensa mayoría de la población no sabemos qué hacer con nuestro cuerpo y, además, el 90% del tiempo tampoco parece importarnos demasiado.
Sin embargo, llega un día en el que tenemos que hablar ante treinta, cincuenta, doscientas personas y entonces de repente nos entra el pánico. «¿Qué hago con mis manos? ¿Debo moverme o quedarme quieto? ¿Qué cara debo poner?»
Se tú mismo.
La primera cosa que debemos tener clara es que es imposible ser una persona durante cuarenta y dos años, seis meses, tres días y quince horas y, de repente, al subirte a un escenario convertirte en Hugh Grant, Kevin Spacey o Carrie Fisher. No va a pasar. Si mueves mucho las manos, sigue haciéndolo. Si tiendes a gesticular poco, sigue haciéndolo. No intentes hacer una voltereta lateral por primera vez en tu presentación trimestral de resultados ante quince mil personas. No saldría bien.
La segunda cosa que debemos tener clara es que, salvo que tengas un millón de tics nerviosos, la gestualidad que te sirve para tu vida diaria debería servirte para hablar en público (con algunas salvedades que veremos ahora). Está bien que señales algunas cosas con la mano y otras no. Está bien que te muevas ocasionalmente por el escenario y está bien que mires a toda tu audiencia y crees una conexión de la misma manera que lo haces con tu interlocutor en una conversación de tú a tú, una reunión de seis personas o una cita Tinder.
Lo que no debes hacer.
Lo que no está bien es que te pongas a moverte por el escenario como si fueses Mick Jagger en el estribillo de Satisfaction, que mires al techo por encima de tu audiencia sin cruzar tu mirada nunca con ninguno de los miembros del público o que los nervios te hagan moverte adelante y atrás con pasitos cortos como si fueses un gorila encerrado en una jaula demasiado pequeña.
¿Por qué? Porque todas esas acciones contienen tanta información que terminan por distraer a tu público de lo realmente importante: el contenido de la charla o conferencia.
Tampoco está bien que impartas toda la conferencia de espaldas, de lado, sentado detrás de una mesa enorme que te tape o, en general, que intentes crear barreras entre el público y tú. (Sí, los atriles son estupendos para sujetar papeles y dar seguridad al orador, pero desde el punto de vista de la expresión corporal equivalen a llevar un pasamontañas a tu primera cita).
Todo esto requiere, naturalmente, aprender a controlar nuestro cuerpo durante una conferencia o una charla. Y no, no vale con evitar rascarse o jugar continuamente con ese mechón de pelo. Estamos hablando de controlar realmente lo que hacemos y en qué momento lo hacemos.
Dale un propósito a tus acciones.
Porque, si lo que quieres es trabajar tu expresión corporal y tratar de mejorarla, mi consejo es que empieces a pensar en qué momentos convendría moverte –¿quizás dar tres pasos hacia tu audiencia? ¿retirarte dando un pequeño paso atrás?– y en cuáles no.
Porque, al final, lo que hacen actores, bailarines y algunos profesores de educación física (los mejores) es moverse con un propósito. Saben en qué momento ese paso extra, ese cambio de mirada, ese gesto un poco más grande con las manos, pueden servir para acentuar el discurso y aumentar la conexión con la audiencia. Porque, al final, nuestro cuerpo es el encargado de transmitir de manera inconsciente un montón de información a la audiencia. Y sí, Sir Ken Robinson tenía razón: nuestro cuerpo sirve para muchas más cosas que para llevarnos de una reunión en Zoom a la siguiente.
Licenciado en CC. Imagen y Diplomado en Guion y Dirección Cinematográfica por The Los Angeles Film School (LAFS). Profesor de Guion y Storytelling para Escuela de Escritores desde 2003. Consultor Freelance de Storytelling especializado en formación y comunicación interna para clientes como Melià, Grupo Santander, NH Hoteles, ING Direct, Naturgy, Tecnatom, Iberdrola o Volvo, entre otros.
Más informaciónError: Formulario de contacto no encontrado.