Es periodista y ha publicado artículos de cultura, viajes, perfiles y crónicas en medios como BBC Mundo, Univisión, Plan V, CityLab Latino, la revista de viajes Ñan, BG Magazine y Letras del Ecuador. En 2016 fue alumna de la VII Promoción del Máster de Narrativa de Escuela de Escritores.
Su cuento titulado «Noche de fiesta» fue publicado en la revista La gran belleza. Trabaja como maestra de inglés de primaria y como profesora de escritura creativa en la Universidad del Azuay, en Ecuador. Tiene un jardín, un gato y escribe. La Rompedora ha publicado su relato Cartas desde la infancia, así como su ensayo Carpintería sobre el mal de amor, sobre «El marido rural», relato de John Cheever.
Ha publicado dos novelas en la editorial española La Navaja Suiza: Nuestra piel muerta (2019) y Trajiste contigo el viento (2022). La máquina de hacer pájaros (Páginas de Espuma, 2024) es su primer libro de cuentos.
Escribir fantástico
Alejandro Marcos
Lola Robles
Arantxa Rochet
Alberto Chimal
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Maielis Gonzalez
Ismael Martínez Biurrun
Natalia García Freire
Manual de escritura
2024
Colección Escribir
Volumen 4
PdE & EdE
Reseñas, entrevistas y artículos
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Entrevista a la profesora
Creo más que nada en la lectura. Creo en la reescritura. El escritor como todos los seres humanos nace y muere, en el medio puede encontrarse con tertulias, talleres, libros, que lo enfrenten con su propio deseo de escribir y crear su relación íntima con la palabra. Creo que incluso aquel que escribe en soledad necesita buscar a sus maestros, a través de libros, de cartas; en cafés, en aulas o bares.
El primer libro que leí fue Las Aventuras de Tom Sawyer. Por años no encontré alguien que lo hubiese leído y que quisiera comentarlo conmigo. Guardé sus palabras como un secreto hasta que encontré una persona con la que pude abrir de nuevo sus páginas y revivir toda la historia. Yo creo que en el mundo existe una gran cantidad de escritores y lectores que necesitan encontrar su constelación, sus compañeros de lecturas, alguien que los lea. Cuando empecé el máster en la Escuela de Escritores lo que más me preocupaba era que al terminar no pudiese volver a mi país porque ya no tendría esa gran constelación de profesores y compañeros con los que respirábamos literatura, vivíamos hablando de personajes como si fuesen de carne y hueso, y de nuestros textos como aquello que ocupaba nuestra mente todo el día. Al terminar el máster, todavía nos reunimos por skype, por chat, de cualquier manera, no podemos renunciar a esa constelación. Eso me motivó a crear un club de ficción en mi ciudad y volver a sentir el calor de ir a un lugar donde por un momento todo lo que importa es leer y escribir. Y eso es lo que me motiva a dar clase, crear esas constelaciones.
Hago confesión de fe en William H. Gass y todas sus palabras. Gass encuentra la forma de golpearte con sus palabras, te las estampa y logra que tú las tomes y entres en ellas y sientas algo. Al leerlo puedes toparte con alguna comparación de estas: “Y él estaba solo, por dentro y por fuera, con la soledad propia de los chanclos o la tos de otra persona” Y lo único que puedo pensar es en un día tener una definición de soledad tan única como esa, que haga que alguien sienta el frío por dentro.
Actualmente estoy leyendo Palmeras Salvajes de Faulkner y Un vaso de cólera de Raduan Nassar.
Cuando viajé a España en el 2016 aposté todo para estudiar en la Escuela de Escritores, dejé mi trabajo, mi país, saqué un préstamo y nunca me detuve a pensar qué iba a encontrar del otro lado. Y encontré una casa, mis primeros cuentos, mi primera novela, profesores y compañeros que me han enseñado muchísimo sobre el mundo, autoras y autores que se han convertido en padres o madres literarias. Para mí la Escuela y el equipo de la Escuela son una especie de constructores de un sueño, un gran sueño que une a todo el mundo a través de la literatura y no puedo más que ser feliz por ser parte de ella.