Cuatro horas, cinco rondas eliminatorias y 62 relatos después, solo podía quedar uno; y ese fue Álex Merino, el ganador de la I edición de la Batalla de Cuentistas que celebramos el pasado sábado 21 de abril en la sede de Escuela de Escritores en Madrid.
La Batalla comenzó pasadas las cuatro y media de la tarde, cuando los treinta y dos finalistas (que fueron seleccionados entre los 186 autores que presentaron su microrrelato para participar en las rondas finales) entraban en la sala Moby Dick de la sede de Escuela de Escritores en la calle Covarrubias de Madrid. Allí esperaban también el Jurado, formado por el director de la Escuela, Javier Sagarna, la cuentista Beatriz Alonso Aranzábal y las microlocas Isabel Wagemann y Teresa Serván.
Tras sortear los emparejamientos, dio comienzo la primera ronda: cada pareja extraía de una caja al azar un papel que contenía la frase de inicio común por la que debían comenzar sus relatos. Respetar esa frase y los quince minutos que disponían para escribir, eran sus únicas obligaciones. Los contendientes velaban armas en las aulas de la Escuela, donde escribían los cuentos, y transcurrido el plazo de tiempo se sentaban ya frente a frente en el campo de batalla de la sala Moby Dick para leer sus textos. Tras la lectura, llegaba el veredicto del Jurado que condenaba a unos y aseguraba el pasa a la gloria de la siguiente ronda a otros.
Tras una tarde en la que el público, los participantes y los miembros del Jurado se asombraron en no pocas ocasiones por la habilidad con la que los contendientes hilaban relatos en quince minutos y a partir de frases que conocían en ese mismo momento (todas ellas inicios de cuentos y microcuentos de autores como Ángel Zapata, Hipólito G. Navarro, las microlocas, Javier Sagarna, Beatriz Alonso Aranzábal o Alfonso F. Burgos), llegamos a la gran final, que enfrentó a Álex Merino (que acudió a Madrid desde San Sebastián para participar en la Batalla) y a Olga Sánchez.
El resultado de esta última ronda y el veredicto del Jurado podéis verlo en este video que recoge la lectura de ambos cuentos a partir de la frase común «Mi padre tenía la costumbre de sacarle los ojos a Franco…».
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