Jorge Dionisio López nació en Benavente (Zamora) en 1974. Es licenciado en periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona y su carrera profesional abarca prensa (Sport, Marca y Metro), radio (SER, RNE y Ràdio Gràcia), revistas (El estado mental) y comunicación institucional (Alcatel-Lucent o Asociación de Clubes de Baloncesto). También, ha realizado tareas de corrección y edición para empresas como Ferrovial, Bankinter o CaixaBank.
Actualmente, colabora con las revistas Vanity Fair y GQ, y el departamento de comunicación de Nokia.
Entrevista al profesor
¿Qué te sugiere la frase «El escritor nace, no se hace»? ¿Crees que se puede aprender —y enseñar— a escribir?
Me sugiere mucha prisa y poco amor a la literatura. La necesidad de formación es algo que no se cuestiona en otros campos artísticos, como la pintura o la música, y sirve para desarrollar todas las capacidades.
¿Qué significa para ti tu labor como profesor? ¿Cómo y por qué comenzaste a impartir clase?
Comencé por casualidad, sustituyendo a un amigo. Mi tarea como profesor me sugiere una gran responsabilidad porque estamos tratando con un material muy sensible. Alguien que escribe se se está desnudando.
¿Cuál es tu relación con el resto del equipo de la Escuela?
Muy buena, con los que conozco. Es un equipo muy amplio.
¿Cuáles son las peculiaridades de tu metodología, aparte de la mecánica común a todos los talleres? ¿Te sientes libre a la hora de aplicar tu criterio pedagógico?
Sí, me siento libre. Trato de buscar los puntos fuertes de cada alumno para que gane confianza a la hora de escribir. Insisto mucho en el trabajo previo, la generación de ideas y la estructura y, también, trato de mostrarles los beneficios de seguir trabajando sus propios textos con la revisión. En el curso de periodismo, trabajo con textos publicados. Los desguazo para que se vean sus recursos.
¿Qué les pides a tus alumnos cuando comienza el curso? ¿Y cuando termina? ¿Cuál es tu nivel de exigencia?
Mi nivel de exigencia se acomoda al suyo. Cada persona viene con una biografía y unas expectativas y creo que es necesario adaptarse a ambos aspectos. Al empezar, les pido compromiso y, al terminar, que se den cuenta de la evolución que han tenido.
¿Qué clima te gusta y procuras que se cree en tus grupos de trabajo?
Antes de nada, corrección. Después, si es posible, me gusta que interactúen y que se cree un ambiente ameno, de charla de café.
¿Consideras la enseñanza como un intercambio? ¿Qué te enseñan tus alumnos?
Todo es un intercambio, quiera uno o no. Los alumnos me enseñan a estar siempre atento y a mejorar mi propia escritura. Siempre se ven mejor las cosas en los textos ajenos.
¿Cuáles son las cualidades necesarias, según tu opinión, para ser un buen profesor de escritura?
Paciencia y delicadeza. Hay que estar muy atento para ver dónde y cómo se puede mejorar y, después, para destacar los progresos.
Dentro de tu campo didáctico, ¿en qué partes te gusta profundizar?
Soy insistente con los momentos que rodean a la redacción: ordenar bien las ideas antes de ponerse a escribir y revisar los propios textos. Creo que se aprende mucho de una buena reescritura.
¿Cómo compaginas la labor como profesor con tus propias creaciones?
Sin problema. Leer y escribir me da más ganas de leer y escribir.
¿Cuál es tu escritor favorito? ¿Por qué? ¿Qué libro estás leyendo en la actualidad?
Tolkien fue el primero que me mostró las cosas que se podían hacer con las palabras. Europa y la gente sin historia, de Eric Wolf.
Febrero, 2013