Montserrat Sánchez gana el concurso ‘200 pulsaciones’ de Roche Farma y EdE

Nuestro jurado, formado por Rosa Montero, Marta Sanz y Manuel Vilas ha elegido el microcuento titulado Embarazo natural y presentado a concurso por Montserrat Sánchez Alonso, de Madrid, como el mejor de los ¡1853 textos! presentados al concurso. Para ella son los 1.000 euros del primer premio.

Los 500 euros del segundo premio se los lleva José María Mayorga, de Madrid, por Corticoides; No estás sola, escrito por Antonio José Cano, de Sevilla, ha sido el microrrelato clasificado en tercer lugar y premiado con 300 euros. La ganadora y los finalistas recibirán además un curso de Escritura Creativa en Escuela de Escritores.

Desde Roche Farma y Escuela de Escritores queremos agradecer a todos los participantes la gran acogida que habéis dado a esta iniciativa y animaros a seguir expresando vuestras emociones a través de la creación literaria.

A continuación podéis leer los tres microrrelatos finalistas.

Concurso de microrrelato '200 pulsaciones', con Roche y Escuela de Escritores - IMG1080 IG

Microrrelatos ganador y finalistas

GANADOR
Embarazo natural

de Montserrat Sánchez Alonso

Salió de la consulta con una sonrisa desbordante detrás de una mascarilla casera y la humedad del gel aún en la vagina, mojándole las bragas.

—No llores todavía, mujer —le había dicho el ginecólogo en cuanto se vio el saco embrionario en la ecografía—. Vamos a comprobar si hay latido y entonces, lloramos todos.

Atrás quedaron los test de ovulación, la sombra de la infertilidad y los pinchazos de hormonas en torno al ombligo. El sexo pautado, el odio al resto de los vientres, las salas de espera antes y después de cada control, de cada inseminación, de cada betaespera. La espera de horas con el móvil pegado a la mano, la llamada que al fin llegó, pero para anunciarle un embarazo ectópico. El cuerpo de madre no madre tras la laparoscopia que le extirpó el trozo de ovario al que se había aferrado su primer hijo. Las ganas de morirse.

Su bebé llegaba en medio del confinamiento, abriéndose paso, como la primavera en los balcones, entre el sonido de las ambulancias, los aplausos y las listas diarias de ucis y muertos. Dentro de ella latían dos pulsos, el más pequeño al galope. Y todos lloraron.

PRIMER FINALISTA
Corticoides

de José María Mayorga

Salió de la consulta con una sonrisa.

—Padece usted una parálisis facial —le dijo la doctora—. No es grave, pero tardará dos o tres semanas en recuperar la simetría en su boca.

Le recetó corticoides y le pidió que cogiera cita para hacerle una revisión dentro de un mes.

Debía volver al trabajo. Tenía una reunión importante de nuevo negocio. El taxista que le llevó fue muy simpático y le deseó suerte. Al terminar la presentación, sus compañeros le felicitaron por haber transmitido tanta buena energía y su jefe le dijo que los clientes habían salido encantados.

Era tarde y estaba cansado, pero decidió volver a casa caminando.  Respirar un poco de aire fresco. Pensar.  Sin embargo, pasaba algo raro. Sentía que la gente con la que se cruzaba mostraba un contagioso optimismo.

Miró el reloj. Afortunadamente la farmacia de su barrio todavía estaba abierta. Entró y entregó la receta a uno de los auxiliares que le dio los corticoides, no le cobró la bolsa y le dijo buenas noches, aunque de una manera distinta.

Durante la cena, sus hijos hablaron mucho y cuando se acostó, su mujer se durmió enroscada a él.

Antes de cerrar los ojos pensó si sería posible devolver los corticoides.

SEGUNDO FINALISTA
No estás sola

de Antonio José Cano

Salió de la consulta con una sonrisa que hacía juego con el pañuelo estampado de la cabeza. En la primera visita se le reconocieron sus derechos: el derecho al miedo, el derecho a la desesperanza y el derecho a la frustración. La doctora le prometió no utilizar expresiones que evocaran una batalla. No habría lugar esta vez para la resiliencia ni para los combates encarnizados. No se le exigiría demostrar valor ni convertirse en un ejemplo para los demás. Ella no sería una heroína, sino la protagonista de una historia cotidiana y apasionante. Se les ofrecía una oportunidad para sufrir o disfrutar juntas con los vaivenes de un camino incierto en el que podrían encontrar momentos para la dicha y la belleza. En cada visita a la consulta surgieron virajes narrativos, sorpresas y personajes secundarios. En su primera revisión, un fármaco experimental se convirtió en coprotagonista. En la siguiente, el giro en el guion fue la desaparición de las metástasis. Hacía unos meses, su médico le dijo que no sería necesario un deus ex machina que la salvara en el último momento. Hoy le había anunciado que los resultados de las pruebas garantizaban una nueva temporada juntas.

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