Presentación de las antologías de relatos de los alumnos de Escuela de Escritores de Getafe.
- ¿Dónde? En María Maruka, Parque Lorenzo Azofra (Getafe)
- ¿Quiénes? Adolfo Gilaberte y los autores y autoras de las tres antologías
- ¿Cuántos? Hasta completar aforo.
Una triple presentación en la que se unirán, para celebrar el fin de curso, los alumnos y alumnas de Escuela de Escritores de Getafe, y en la que todos leerán un extracto de sus cuentos, cuyos temas, repartidos en los tres libros, orbitan alrededor del cuerpo en sus diferentes estados físicos y metafísicos. La publicación ha corrido a cargo de Coleman Ediciones.
Acerca de los libros
En su ensayo Lo raro y lo espeluznante, Mark Fisher nos dice que la sensación de lo espeluznante también surge si hay una presencia cuando no debería haber nada. Una definición rotunda en su sencillez. Casi una obviedad. Sin embargo, ya no nos resultaría tan naif si nos tocase vivirla; es decir, si esa presencia que no debería estar ahí está, sin lugar a duda, junto a las cortinas del salón, o muy cerca de la cama donde duermen los niños, incluso nos susurra en la ducha. Porque entonces el miedo es tan real como esa ‹‹falta de ausencia››. Y sobre eso los habitantes de este edificio tienen mucho que contarnos.
Las cinco autoras que han creado este libro de cuentos se acercan a la muerte a partir de diferentes ángulos, texturas y emociones: el humor, la locura, el absurdo, la tradición o el desconocimiento. Diez relatos que son un diálogo cara a cara con la muerte desde la palabra escrita, desde la sangre que golpea las sienes y el interior de los muslos. Virginia Woolf dijo que la muerte es el enemigo, pero también es el momento en el que nuestra historia cobra sentido. Y en eso, en dotar de significado a sus historias, en arrojar pequeños haces de luz a la oscuridad más profunda de la que estamos rodeados para seguir comprendiendo qué es la muerte o, dicho de otro modo, quiénes somos ante la muerte, las autoras que vas a leer a continuación han salido sin duda airosas, porque escriben, ante todo, desde su propia verdad. ¿Cómo si no ha de escribirse?
¿Desde dónde escribimos? ¿Desde la memoria, la imaginación, la búsqueda o el deseo? La escritora ecuatoriana Mónica Ojeda nos dice que la escritura hace el cuerpo, pero que también el cuerpo transforma y hace la escritura en una especie de baile perpetuo. Y en ese mismo baile se han instalado las autoras y autores que conforman esta antología; para escribir desde el cuerpo, para que sea el cuerpo, como un todo y a la vez el despiece de sus partes, el que narre, el que sude y llore, el que duela y extasíe, el que deslumbre y ensombrezca. El que nos haga olvidar su mortalidad.
