Juan Antonio Támez-Elizondo

Escritor y arquitecto por el Tecnológico de Monterrey, con maestría en Arquitectura Avanzada por el Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña, y Máster en Creación Literaria por IDEC/Pompeu Fabra, además de estudios en la Escuela de Escritura del Ateneo de Barcelona y posgrado en Enseñanza de la Escritura Creativa por la Escuela de Escritores de Madrid/Universidad de Alcalá. Nació en Monterrey, México y desde 2010 radica en Barcelona, España.

Es autor del libro de relatos Historias naturales, ganador en la categoría “cuento” del X Certamen Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz, 2018, organizado por el Gobierno del Estado de México, a través del Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal.

Ha participado en la antología de relatos Cuentos @, a cargo de editorial MAGMA. También ha escrito en las revistas culturales Revista de Letras, Jot Down, Culturamas, Metropolitan y Wall Street International/Meer. Es, además reseñista invitado en el blog de la Escuela de Biblioteconomía de la Universidad de Barcelona.

A pesar de su formación en arquitectura, el interés por la cultura, la ciencia, la filosofía y sus puntos de encuentro en las historias le han llevado a enfocarse de lleno en la escritura. Divide su tiempo libre entre la escritura de una primera novela y la biografía de uno de los luminarios científicos del siglo XVI. Lleva el proyecto de Instagram «Cosmobiografías» en el que se mezcla la ilustración, el micro texto, la divulgación científica y la ficción.

Historias naturales

Historias naturales

Novela
2022

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Conaculta

Entrevista al profesor

Desde luego que se puede enseñar a escribir. Se nace teniendo la vocación de la escritura, pero esta no es una a la que se llega sin esfuerzo. Quien sienta la atracción por la escritura tendrá que poner manos a la obra y comenzar su entrenamiento si desea obtener resultados. Lo mismo que se esperaría de cualquier otra vocación artística, técnica o científica.

Comencé impartiendo clases privadas sobre narrativa y escritura de cuento. En un principio entre amigos, y fue gracias a esas experiencias —en un ambiente de confianza— como descubrí que me interesa mucho el florecimiento de la creatividad en mis alumnos. Un texto nunca estará completo, peso sí es posible aproximarlo lo más posible a su mejor estado final.

Me gusta ser interdisciplinario a la hora de abordar casos. Por ejemplo, relacionando paralelos entre la literatura y la arquitectura, el arte, etc. Mi interés está en que el alumno desarrolle su propio proceso creativo, y muchas ocasiones esto se logra incorporando ejemplos y sensibilidades de disciplinas ajenas a la literatura.

Apertura de mente y cuestionamiento a las ortodoxias y supuestas “verdades” que definen a la literatura y la escritura creativa.  Que disfruten del proceso creativo y de la escritura. Escribir debe de ser algo que les haga pasar un buen rato, incluso si están sentados durante cuatro o cinco horas y solo logran producir unas cuantas líneas. En el momento en que sufren la escritura esta deja de ser vocación y se transforma en trabajo. Conozco las realidades de una autoexigencia salida de control, por lo que a mis alumnos les pido que mantengan la disciplina en la escritura, asignado un número de horas diarias a esta, pero que aprendan a vivir con las realidades más incómodas de nuestro oficio: días que no serán productivos, bloqueos, hojas inútiles, etc.

De total confianza e igualdad. Que exista un diálogo entre todos los integrantes del grupo, y que todos, el profesor incluido, puedan aprender de las experiencias de los demás.

Depende de los casos, pero trato siempre de aprender sobre las maneras en las que ellos superan obstáculos

Claridad a la hora de exponer ideas o conceptos. Al no tratarse de una ciencia matemática, y ser esta abierta a interpretaciones, el profesor de escritura creativa debe dejar cero dudas sobre lo que dice.

Apertura de mente. Siempre existen los alumnos que pueden traer algo nuevo, o que tienen una manera muy personal de tratar la escritura.

En el enriquecimiento del proceso creativo y la poda del jardín privado que cada creativo lleva dentro. Un requisito importante para ser escritor, me parece, es tener un mundo interior rico. Es importante saber crearlo y llevarlo.

Con disciplina y administración de horarios/recursos. También con algunos sacrificios. Sobre todo, aprendiendo a utilizar bien los momentos disponibles para la creación. Algunas veces, dos horas de escritura bien utilizadas pueden ser más provechosas que cinco horas mal administradas.

En cuanto a ficción, Nabokov y Borges. El primero, por la manera en cómo hila a los personajes y eventos de sus cuentos y novelas. El segundo, por su habilidad de sintetizar una riqueza de imaginación en solo pocas palabras.

En cuando a no ficción, Aldous Huxley. Aunque Huxley es conocido en especial por su novela “Un Mundo Feliz”, siempre he preferido su producción ensayística sobre su ficción. Sobre todo, sus artículos y ensayos críticos con los abusos de la ciencia y la tecnología.

Libros que estoy leyendo en estos días: La elocuencia de la sardina, de Bill Francois (ensayo) y Fuga sin fin, de Joseph Roth (novela)

Juan Antonio Támez -IMG570 (fotografía de Aurora Támez)
Fotografía: Aurora Tamez
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