Jesús Pérez Saiz

Director y profesor de la Escuela de Escritores Burgos, miembro de la Asociación Europea de Programas de Escritura Creativa (EACWP), licenciado en Derecho y máster en Relaciones Internacionales por la Johns Hopkins University.

Ha publicado el libro de memorias Ricardo. Todo viaje comienza en una voz (Adeshoras, 2022), la novela El mundo que sostienes (Adeshoras, 2020) y los libros de relatos El pez raya era mujer (Gens Editores, Madrid, 2019), Un itinerario como el de cualquiera (Publidisa, 2012), ha participado en antologías como Balas perdidas (Adamar Ediciones, Madrid, 2005), ha colaborado en la escritura e investigación de El futuro de España (Taurus) y Europa: globalización y unión monetaria (Siddharth Mehta), ha redactado conferencias y escrito artículos de opinión para el periódico El País y lleva desde 2002 impartiendo cursos de escritura; además es el autor de un temario sobre “Escribir con los clásicos” en torno a los grandes escritores de relato.

Regularmente ofrece conferencias sobre literatura en foros diversos (“Homenaje a Delibes”, “Richard Ford, literatura, desolación y epifanía para un mundo en crisis”, “Creatividad Literaria”, “Escritura de Foster Wallace”, “¿Por qué al morir nos contamos un cuento?”, “Literatura y memoria”), organiza encuentros con escritores y codirige un Club de Lectura para Círculo Creativo (Fundación Cajacírculo, Burgos). Jesús ha presentado ponencias y se ha formado en conferencias internacionales sobre Escritura creativa (II Conferencia Pedagógica Europea de Escritura Creativa, Jyväskylä, Finlandia, 2014, y Alden Biesen, Bélgica, 2019) y ha acudido como profesor invitado a la Scuola Holden de Turín a impartir talleres sobre David Foster Wallace (2016). Ha dado cursos de “Redacción eficaz” a instituciones como el Congreso de los Diputados, Universidad Complutense, Hacienda, Vodafone o L’Oreal.

Pérez ha sido alumno de Mario Vargas Llosa («En torno a Los Miserables«) y está titulado como «Experto en enseñanza del español como lengua extranjera» por la UIMP-Instituto Cervantes.

Ricardo. Todo viaje comienza en una voz

Novela
Editorial Adeshoras
2022

Más información

El mundo que sostienes

Novela
Editorial Adeshoras
2020

Más información
Escuela de Escritores

Un itinerario como el de cualquiera

Relato
Publidisa
2012

Escuela de Escritores

El pez raya era mujer

Relato
Gens Ediciones
2019

Entrevista al profesor / Entrevista a la profesora

El dicho me hace pensar en una conferencia que escuché hace años a un científico sobre el coeficiente de inteligencia: el margen de error en la medición es tan grande que se puede calificar a un genio casi de incapaz, y al revés. Es decir, a la pregunta de si un «escritor nace» no hay respuesta; a la de «se hace», sí, sí que hay respuesta, y es positiva: se puede aprender a escribir y se puede enseñar, lo mismo que a dibujar, tocar la flauta o cocinar.

Yo entiendo mi labor como un trabajo de acercar al alumno a un mundo complejo, pero a la vez tan rico que va a cambiar y enriquecer su mirada sobre la literatura para siempre, y quizá también su vida.Empecé a dar clases de escritura gracias a Isabel Cañelles. Yo me había quedado sin trabajo y decidí apostar por la literatura. Hice un taller con ella y me gustó tanto que quise hacer lo mismo. Luego llegó la formación, los primeros cursos y todo lo demás.

Yo procuro estar muy cerquita del alumno, pero muy, muy cerquita, contestar a sus correos siempre lo antes posible y hacerle ver que estoy para ayudar y que estoy disponible prácticamente a todas horas, aunque eso me haga estar muchos sábados y domingos pegado al ordenadorEn cuanto al criterio pedagógico, sí, me siento libre, totalmente libre. Y creo que uno de los aspectos sobresalientes de esta Escuela es que confía en el profesor. Hace años, cuando hice mi postgrado, tuve la duda entre dos cursos: uno de Oriente Medio y otro sobre las Guerras Púnicas; en el primero había un profesor que me atraía, pero el curso se salía de mi currículo. Consulté a mi tutor y él me dijo que eligiera al profesor. Fue el curso más fascinante que tuve nunca.

Yo creo que al empezar les pido paciencia; y cuando termina, paciencia también. Mi nivel de exigencia, me temo, es alto, incluso para quien empieza en talleres, y la paciencia es esencial. Para mí de lo que se trata en estos cursos es de ir caminando y disfrutando del paisaje. Durante el curso vamos a ir echando vistazos al K-2, vamos a contemplar su pico desde perspectivas hasta ese momento insospechadas, y tenemos que disfrutarlo. No es importante alcanzar esa cima durante el curso; eso ya vendrá, si tiene que venir. Lo que importa durante el curso es ser paciente e ir aprendiendo y disfrutando de la riqueza inmensa del camino.

Me gusta el clima participativo y el clima que es generoso con el esfuerzo de los compañeros. Escribir es una tarea difícil y tener un grupo de gente interesada apoyando y respetando esa dificultad me parece esencial.

La enseñanza es comunicación, y la comunicación requiere siempre dos interlocutores. Por las características de lo enseñado, normalmente el profesor va a ser quien más aporte a sus alumnos, sobre todo en el plano teórico, pero los alumnos le enseñan a uno a ser humilde, a darse cuenta de que escribir sigue siendo un arte, y de que el misterio a veces se salta todas las reglas.

Yo diría que la empatía, saber estar al lado de los alumnos y comprender y respetar su trabajo. A mí me parece necesario que el profesor sepa animarles en esa tarea difícil que es la escritura, y me parece necesario también que les sepa guiar en el camino y mostrar las bellezas que esconde a medida que avanzan.

Me gusta profundizar en el estudio de los autores que me conmueven. Analizo su técnica, pero busco sobre todo el misterio, lo que hace que esos autores sean tan grandes.

No del todo bien, me temo, aunque no tengo prisa.

Creo que no tengo un escritor favorito, sino varios: Cervantes, Shakespeare, Tolstoi, Chéjov, Kafka… ¿Por qué? Supongo que por la magia, por el misterio del que hablábamos antes: me maravilla cómo Cervantes logra en la segunda parte de su ingenioso hidalgo que don Quijote se convierta en Sancho y Sancho en don Quijote; me maravilla Hamlet, y el rey Lear, son tan grandes que todos nosotros cabemos dentro de ellos, todo lo que podemos sufrir o sentir, lo conocen ellos, y lo saben nombrar; y leyendo a Tolstói vivo al lado de Natasha, de la Karenina o de Pierre como si me acompañaran aquí en casa. Chéjov me recuerda nuestros pecados veniales y me acompaña con mis propias banalidades; mientras que Kafka me inquieta y perturba, y me da miedo. Aunque me atrae, a pesar del miedo, y por eso llevo una temporada releyendo sus relatos, su biografía y un libro recopilación de los mejores ensayos que se han escrito sobre su obra.

No lo sé. Me gustaría sacarlo en breve, quizá un año o dos, porque creo que merece la pena, pero tendremos que ver qué es lo que piensan las editoriales. Mientras tanto, seguiré profundizando en ellos y empezaré a dar forma de libro a los contenidos que ahora son más bien lecciones.

Vivir en un lugar tan apartado como Villadiego no te impide ser un gran viajero, ¿crees que viajar es importante para un escritor o el único viaje importante del escritor es aquel que realiza cada vez que se sienta a escribir?
Creo que el único viaje importante es el que uno realiza cuando se sienta a escribir; el resto, es una diversión, aire libre, quizá, para airear los fantasmas del escritor, pero nada más, por lo menos en mi caso. Mi universo creativo se formó antes de que yo cumpliera los siete años, desde entonces ya está en mi vida la muerte, la soledad, el abandono, la traición, el dolor…

Jesús Pérez - IMG300

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