Florencia del Campo es Editora por la Universidad de Buenos Aires y cursó, además, estudios en Letras y Cine.
Su primera novela publicada en España se titula La huésped (Base Editorial, 2016). Con ella, la autora resultó finalista del Premio Equis de Novela Corta 2014. Un año más tarde publicó Madre mía (Caballo de Troya, 2017). En 2019 resultó ganadora del L Premio Internacional de Novela Ciudad de Barbastro con La versión extranjera (Pretextos, 2019). En 2020 se publicó su primer poemario, Mis hijas ajenas, tras resultar ganadora del Premio La Bolsa de Pipas de Editorial Sloper; ese mismo año sacó su primera novela juvenil: Soy (Editorial Barrett, 2020). Su último libro de poesía es El hombre del padre y ha sido publicado por la editorial Isla Elefante. Tiene, además, algunas novelas publicadas en Argentina bajo sellos independientes y libros infantiles publicados en España.
Dicta talleres de escritura creativa y coordina diversos clubes de lectura en ayuntamientos y bibliotecas municipales de la Comunidad de Madrid.
Mis hijas ajenas
Poesía
2020
Publicado por:
Sloper
Entrevista al profesor / Entrevista a la profesora
Por supuesto que se puede aprender y enseñar a escribir. Una persona interesada en eso ya tiene lo necesario para poder aprenderlo: el interés. Luego, con buenos profesores, buenas dinámicas de enseñanza, esa persona tendrá guías para sacar lo mejor de sí en ese campo.
Para mí dar clases es un absoluto placer. Es un intercambio, el aprendizaje es mutuo. Enseñar a escribir es ayudar a alcanzar un oficio sagrado, que siempre está en relación con la creatividad, con la sensibilidad y con el sentido poético del mundo.
Me gusta que los y las alumnas se sientan libres y en confianza. Me gusta generar espacios de intercambio, reflexión, discusión. Me gusta que haya risas y que se diviertan aun cuando escribamos cosas tristes. Me encanta que se genere un grupo, que salgan amistades de los cursos.
¡Absolutamente! Me enseñan a dar clases cada día mejor, me enseñan lo que desean, lo que esperan, me enseñan mundos. Me aporta ser mejor persona y profesora, y conocer otras realidades.
La escucha, la tolerancia, la simpatía, el tacto y el respeto.
Yo siempre hago hincapié en que cada uno tiene que encontrar su voz propia. Me gusta ayudar mucho al alumno en el proceso de búsqueda de esa voz, guiarlo por los mejores caminos posibles.
Se articulan sin ninguna dificultad. Están, incluso, en diálogo. Dar clases es también estar trabajando con lo literario: es un lujo.
No tengo un escritor favorito, pero mis grandes maestras son Alejandra Pizarnik, Marguerite Duras y Clarice Lispector. Me interesa la poética (en sentido amplio) de estas autoras. Ahora mismo estoy leyendo a Anita Brookner.