Entre la actividad literaria de Fernando Maremar destaca la publicación de los libros: Cuentos de X, Y y Z (Lengua de Trapo, 1997 y KDP Amazon, 2017), Ciclos (Lengua de Trapo, 2000), El sentido (Lengua de Trapo, 2002), Corazón (Mondadori, 2007) y Mente (KDP Amazon, 2012), así como numerosos relatos y artículos periodísticos.
Su obra también se han publicado en antologías como: Contar las olas (2006, Lengua de Trapo), Páginas Amarillas (1997, Lengua de Trapo), Pequeñas resistencias: antología del nuevo cuento español (2002, Páginas de Espuma), Daños colaterales (2002, Lengua de trapo), After Hours (1999, Mondadori).
En su faceta cinematográfica, Fernando Maremar ha publicado el libro Cómo escribir el guión de un cortometraje (Alba Editorial, 2011) y ha desarrollado distintos guiones entre los que se encuentran los cortometrajes Trasmallo (2003), segundo premio del Festival de Cine de Alcalá de Henares; Hazme soñar (2004), primer premio del Festival Internacional de Cine de Elche, primer premio del Certamen de Cine y Video Enkarzine y primer premio del Concurso de Cine Ciudad de Valls; Acaso yo (2007), premio Ales del Festival de la Imatge a Calella, premio mejor cortometraje documental Festival Espartinas de Cine; y el guión del largometraje documental Objetivo Irak (2005), mención Especial del Jurado en el Festival de Cine de Málaga, premio Documental Festival de Cine Internacional el Ojo Cojo, primer premio del Festival de cine del Pamplona (2006).
También destacan Acaso yo (2007) Premio Ales del Festival de la ‘Imatge a Calella’, Premio mejor cortometraje documental Festival ‘Espartinas’ de Cine; y el largometraje documental Objetivo Irak (2005), Mención Especial del Jurado en el Festival de Cine de Málaga, Premio Documental Festival de Cine Internacional el ‘Ojo Cojo’, Primer Premio del Festival de cine del Pamplona (2006).
Corazón
Novela
Mondadori
2007
Cómo escribir el guión de un cortometraje
Teoría
Alba Editorial
2011
Acaso yo
Audiovisual
Premio cortometraje documental Ales del Festival de la Imatge a Calella
2007
Hazme soñar
Audiovisual
Primer premio del Festival Internacional de Cine de Elche
2004
El sentido
Novela
Lengua de trapo
2002
Ciclos
Relato
Lengua de trapo
2000
Cuentos de X, Y y Z
Relato
Lengua de trapo
1997
En el mundo existen millones de personas, todas ellas distintas. Eso hace que se den infinidad de situaciones diferentes con respecto al aprendizaje de cualquier materia. Es indudable que muchos autores demuestran un talento innato para literatura desde niños, y también que hay escritores, algunos de ellos extraordinarios, que nunca habrían logrado escribir como lo hacen sin pasar por un taller de narrativa.
Sí, se puede enseñar a escribir. Una escuela de escritura aporta un sinfín de recursos que ayudan a mejorar la escritura incluso de las personas más capacitadas para la creación literaria. Pero además los talleres proporcionan, sobre todo, nuevos puntos de vista. Las opiniones tanto del profesor como de los propios compañeros de curso pueden resultar muy valiosas para quien sepa apreciarlas.
La vocación docente es un rasgo de mi carácter. Disfruto al ayudar a un caminante que me pregunta por un sendero que yo ya he recorrido.
Independientemente del nivel que tengan, intento que todos los alumnos se entusiasmen con lo que están haciendo y que se sientan escritores desde el primer momento.
Para ello, trato de captar y de reforzar los dones de cada alumno como escritores, sus aciertos innatos al escribir (algo que, según creo, a veces cuesta ver en uno mismo cuando no se tiene mucha experiencia).
A continuación, me centro, poco a poco, respetando el ritmo de cada uno, en pulir lo que para mí son aspectos básicos de la escritura creativa (ortotipografía y puntuación, composición, estilo, diálogos, reflexión, etc.) Y lo hago poniendo un gran cuidado en respetar la forma de escribir de cada alumno, sin imponer mis propios gustos. Al final, mi idea es que dominemos la base de la escritura, de forma que quitemos lo que sobra y que surja de manera natural el escritor que cada uno lleva dentro, con su propio estilo, con el tipo de historias que le atraen y con las ideas que quiere reflejar a través de su escritura.
La Escuela me proporciona toda la libertad que necesito para llevar a cabo esta forma de enseñar. Llevo impartiendo clases toda mi vida y en pocos sitios he encontrado un ambiente tan receptivo y tan respetuoso con la labor docente de los profesores.
Les pido constancia, que intervengan con asiduidad en las actividades y ejercicios que proponemos. Cuando el curso termina, les animo a que comparen sus primeros y sus últimos escritos para que sean conscientes del camino recorrido.
Intento que mi nivel de exigencia esté en consonancia con el de cada alumno, con lo que cada quien desee pedirse a sí mismo. Pero siempre tengo la impresión de que en todos los alumnos hay un buen escritor. Unos destacan por su técnica, otros por su imaginación, otros por su sentido del humor, etc. Mi labor es tratar de potenciar el escritor que llevan dentro, ayudándoles a reconocer y a trabajar las partes más flojas de su escritura y exigiéndoles mucho en aquellos aspectos donde tienen más facilidad.
En principio trato de fomentar una participación alta por parte de todos, basada en la educación y el respeto al trabajo de los demás. Cuando eso está conseguido, procuro que el grupo tenga una visión cada vez más profesional. Y una vez que entramos en la fase en que existen un gran número de intervenciones con un buen nivel crítico y técnico, entonces trato de fomentar la amistad, el trabajo en equipo y el humor, de manera que se trabaje con intensidad pero en una atmósfera relajada.
Todos los alumnos que he tenido me han ayudado a continuar aprendiendo sobre la escritura, sobre la vida, sobre los seres humanos y, por supuesto, sobre la forma de transmitir el conocimiento.
Creo que la principal son las ganas de hacer que tus alumnos mejoren en su propia escritura. También es necesario un buen dominio de las técnicas narrativas y tener una visión muy abierta de lo que es la creación literaria. A eso añadiría humildad, claridad al transmitir los conceptos y, por fin, un gran respeto hacia el trabajo de los alumnos.
Doy clase en cursos que tienen diferentes niveles de dificultad: Escritura Creativa (nivel básico), Novela I (nivel medio) y Novela II (nivel avanzado).
En Escritura Creativa me centro, inicialmente, en la base de la escritura. Quiero que cada escritor se sienta seguro al utilizar el lenguaje escrito (ortotipografía, puntuación, estilo, composición). A continuación, trato de hacer que prueben distintas variantes narrativas, que jueguen con su imaginación, y guiarles por los distintos géneros que desee explorar (realismo, fantasía, aventuras, autobiográfico, etc.) Por fin, en esos cursos básicos me gusta profundizar en la manera de crear personajes e historias, de desarrollarlas y de investigar con ellas sobre determinadas ideas de fondo.
En Novela I trato de apuntalar, por completo, la base de la escritura. Para ello, analizo el estilo de cada alumno, así como el proyecto de novela que desea realizar, y trato de que, en el terreno que eligen, su escritura sea muy sólida. Al mismo tiempo, trabajamos en la forma de crear una historia larga, con buenos personajes, y de planificarla. Así, en este curso me gusta profundizar en: cómo adaptar el estilo propio a la novela que se desea escribir; cómo crear personajes interesantes; cómo generar una historia que funcione; cómo organizar dicha historia y cómo plasmar esa organización en un documento que nos sirva de guía al escribir.
En Novela II solemos contar ya con una escritura suficientemente madura y una historia que se sostiene. Así, en principio nos mantenemos en guardia en cuanto a la base de la escritura y a la planificación (señalando aspectos que se puedan mejorar, repasando algunas ideas, proponiendo modificaciones). Pero en este curso me gusta ahondar en aspectos más sutiles de la escritura: desarrollo y profundización de los personajes, tensión dramática, ideas de fondo, reflexión y análisis.
Mi labor como profesor de escritura me ayuda a analizar con cierta distancia los mismos problemas a los que yo mismo me enfrento una y otra vez. Mis alumnos son también mis maestros.
No tengo un escritor favorito. Simplemente hay libros y autores que han encajado de forma asombrosa en algún momento de mi vida, bien sea por lo que estuviera experimentando en ese periodo o bien porque compartía con ellos una forma afín de sentir la literatura y la existencia. Entre esos encuentros del corazón destacaría los que tuve con Julio Cortázar, Italo Calvino, José Saramago, Cormac McCarthy y J. M. Coetzee; de entre los que se produjeron con ellas subrayaría los de Dorothy Parker, Virginia Wolf, Ursula K. Le Guin y Carson McCullers.
Estoy leyendo Caín, de José Saramago.