Fernando Clemot (Barcelona, 1970) es profesor de Escritura Creativa, Cuento y Novela desde hace quince años. Ha desarrollado su trabajo en Barcelona en centros como la Escola d’Escriptura del Ateneu Barcelonès, el Laboratorio de Escritura de Barcelona y la Academia de la librería La Central de Barcelona. También ha impartido clases durante siete años en la UAB como profesor de Narrativa Creativa y de corrección ortotipográfica y de estilo en Periodismo y Filología. Durante siete años fue el profesor titular de la Escola d’Escriptura de la UAB.
Como escritor ha publicado tres novelas y tres libros de cuentos recibiendo, entre otros, el premio Setenil al mejor libro de cuentos publicado en España en 2009. Su novela Polaris (Salto de Página, 2015) ha sido traducida al francés por Actes Sud Éditions en 2017. En 2010 fue finalista del Premio Nacional de Narrativa por el libro de cuentos Estancos del Chiado.
Las clases de Fernando se caracterizan por su intensidad y por saber conjugar los elementos teóricos con los prácticos. Presta especial interés a la arquitectura de los textos y al estilo de los mismos.
Desde 2013 es director de la revista literaria Quimera, una de las decanas de la crítica literaria en lengua española.
Estancos del Chiado
Relato
Paralelo Sur
2009
Fernando Clemot es un gran profesional. Además de un gran escritor, tiene la capacidad de, como profesor, motivar a los alumnos. Es un gran erudito y sabe trasmitir sus conocimientos. Es grande y sin embargo, muy asequible y cercano.
Ana Montserrat Aliana Cruz, desde Zaragoza (España)
Entrevista al profesor
Es importar que el escritor se haga. Que reciba críticas, que se pueda canalizar su creatividad de una forma profesional para poder aprovechar sus mejores cualidades y minimizar o eliminar sus errores.
Empecé a dar clases en el año 2007 y muy pronto descubrí que podía llegar a ser una pasión de tanta importancia como la escritura. Creo que son dos actividades que se complementan bien ya que también te hace reflexionar sobre lo que escribes, cómo corregirte y también mejorar. Mis experiencias como profesor han sido inmejorables.
Trato de seguir las pautas de todos los talleres. Es importante que los cursos marquen un recorrido pero, como en la escritura también, una parte fundamental de las clases es el encuentro con lo casual. Este encuentro siempre es interesante. No soy rígido en eso, me gusta que mis clases cambien, que no sean monótonas. Trato con toda mi energía de conseguirlo.
Mi nivel de exigencia es muy alto porque también trato de serlo conmigo mismo a la hora de dar las clases. Para mí es un momento importante y trato de que lo sea también para los alumnos.
Que haya un buen clima de trabajo en las clases es fundamental para que estas prosperen. Debe crearse una buena dinámica en las clases, a través también de consultas tanto presenciales como a través del correo o al acabar la clase. Sin una buena relación todo esto se malogra.
Absolutamente. Desde que doy clases he aprendido muchísimo de ellos. Me corrijo mejor, me analizo mejor y he podido desarrollar algunos métodos y rutinas que me han ayudado muchísimo. El profesor aprende de los alumnos. Siempre.
Varias y todas imprescindibles. Debería tener los conocimientos necesarios para poder transmitirlos. Debería tener experiencia en el mundo editorial para poder explicárselo a los alumnos. Debería ser empático y cercano. Debería tener una buena capacidad de transmisión de los conocimientos, explicar bien. Debería respetar a los alumnos y saber manejar el tiempo y las clases.
Me gusta hablar de elementos importantes para la escritura como el ritmo y el estilo. De cómo manejar un texto y que el texto no te maneje a ti. Cómo poder disfrutar de la escritura sin que esta se convierta en un tormento o en una autoexigencia incómoda. Me gusta hablar de los libros y autores que me gustan.
Con las dificultades propias, como siempre. Trato de tratar la escritura como una obligación y la priorizo en el tiempo que le he adjudicado. De la misma forma trato la labor como profesor. Con profesionalidad.
Muchos. Me sería difícil destacar uno. Por trayectoria y cercanía siempre me he acercado más a literaturas cercanas culturalmente como la italiana, francesa, portuguesa o hispanoamericana sin perder el hilo de lo que se hace en otros lugares de Europa o en Estados Unidos. Autores: Lobo Antunes, Pessoa, Moravia, Saramago, Cortázar, Faulkner, Cela, Juan Goytisolo, Modiano, Carrère, etc. Me interesa, y mucho, lo que escriben mis contemporáneos.
En este momento estoy leyendo Trilogía de la guerra de Agustín Fernández Mallo.