Carmen Quintana Cocolina es doctora en Periodismo y en Literatura Española por la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Islandia. Estudió Periodismo en la Universidad Complutense y tiene un máster en Periodismo y Globalización de la Universidad de Aarhus, la Pontificia Universidad Católica de Santiago de Chile y la Universidad de Ámsterdam.
Su primera novela, Felicidad, fue publicada por la editorial El Desvelo en noviembre de 2017. Ha recibido el accésit del Premio José Hierro 2016 de Relato otorgado por el Ayuntamiento de Santander por su colección de relatos Lugares. Ha sido finalista en varios concursos de poesía con sus poemas: A una Vid Riojana publicado en 150 poemas homenaje a Antonio Machado (ArtGerust, 2014), Poema 21 en 150 poesías homenaje a Pablo Neruda (ArtGerust, 2014), Amor en Homenaje a Gustavo Adolfo Bécquer (ArtGerust, 2015) y Quiéreme Bien si a Quererme Vienes en En Tiempos Pasados (ArtGerust, 2016).
Es profesora de escritura creativa en la Escuela de Escritores desde 2016 y se encarga de las redes sociales de la Asociación Europea de Programas de Escritura Creativa (EACWP) desde 2015.
Entrevistas y artículos
Entrevista al profesor / Entrevista a la profesora
La aptitud juega un papel muy importante a la hora de escribir, pero creo que todos los escritores necesitan formarse, aprender, hasta los de mayor talento. La escritura es un trabajo y como todo trabajo, conlleva dedicación, estudio –en el caso de la escritura, lecturas– y práctica. Puedes tener mayores o menores habilidades naturales, pero todo siempre se puede mejorar.
Lo primero que les digo a mis alumnos cuando empezamos el curso es que para escribir bien tienen que cultivar dos costumbres básicas: leer mucho y escribir de manera frecuente. En los cursos de escritura creativa trabajamos tanto la técnica como la creatividad de cada uno en busca de un equilibrio que les ayude a desarrollar sus habilidades de escritura.
Ser profesora de escritura creativa significa para mí ayudar a otros a encontrar su camino como escritores. Es una gran responsabilidad ya que la escritura es un campo de trabajo muy subjetivo y, por tanto, tienes que ser muy consecuente con lo que enseñas a tus alumnos. Empecé a dar clases en la Escuela de Escritores en el año 2016 cuando me vine a vivir a Islandia. Recibí primero una formación de tres meses con la Escuela de Escritores y después comencé a dar clases de escritura creativa en los cursos a distancia de la Escuela. Siempre me había atraído la idea de combinar la escritura con la docencia ya que son dos actividades que se retroalimentan continuamente.
Seguimos unas pautas de trabajo que aprendemos durante los tres meses de formación para profesores de la Escuela. Estas pautas se refieren sobre todo a la parte técnica de la plataforma donde damos los cursos online y también al temario y a la ética con la que tratar a los alumnos. Tenemos una gran libertad a la hora de elegir la forma de dar la clase, aplicar la metodología y seleccionar el material de trabajo, y personalmente creo que así es como se mejora la calidad y la profesionalidad de los profesores ya que somos nosotros quienes tenemos que estar continuamente innovando y reciclándonos para dar lo mejor de nosotros mismos.
En cuanto a mi trabajo como profesora, me gusta crear una relación de confianza entre el alumno y el profesor. De esta manera, los alumnos se sienten más seguros cuando elaboran y comparten sus textos tanto conmigo como con los demás compañeros. Cuando leo un texto, trato de dar consejos tanto desde el punto de vista técnico, es decir, qué funciona y qué se puede mejorar, como desde la perspectiva creativa, guiando a mis alumnos en la búsqueda de otros ángulos en la historia, y ayudándoles a introducir nuevas ideas.
A mis alumnos les pido que traigan su entusiasmo y las ganas de trabajar, con eso ya lo tienen casi todo ganado. Al final del curso suelo hacer una valoración personal de sus puntos fuertes en la escritura, de lo que han aprendido durante el curso y de lo que pueden seguir desarrollando. Exijo sobre todo dedicación y respeto por los compañeros.
Me gusta cuando se crea un ambiente de complicidad en el grupo, cuando veo que los alumnos llegan al punto en el que traspasan las barreras de ser desconocidos a conocerse a través de la escritura, y cuando veo que confían en mis consejos y los de sus compañeros, los valoran y los aplican en sus siguientes textos.
Felicidad (El Desvelo, 2017), mi primera novela, es la historia de Cándido y Feli, un matrimonio cuya vida, humilde y difícil, transcurre en una ciudad costera del norte de España a lo largo del siglo XX. La novela habla de las diversas formas de afrontar la existencia con dos personajes que son en apariencia antagónicos. Escribí esta novela como homenaje a mis abuelos, en quienes están basados los personajes principales.
En 2016, recibí el accésit del Premio José Hierro de Relato por un conjunto de relatos con el título Lugares (El Desvelo, 2016). Se trata de cuatro pequeñas historias que muestran situaciones cotidianas y personajes en diferentes etapas de su vida.